San Justo
Nora Adámoli
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De acuerdo a lo que contó el gremialista Rubén Neira a NCO, el 7 de diciembre pasado, junto a su abogada Nelly Astorga, presentaron el recurso de Apelación. “El juez, el Dr. Saibene, tuvo actitudes durante el debate que demostraron su parcialidad”, comentó el hombre, alegando que hubo reacciones “irrespetuosas” hacia su hijo y su esposa.
Así, agregó que se manifestaron reacciones contra su esposa y su hijo, que fueron “irrespetuosas y sin justificación”. “Seguramente, las hicieron con el fin de provocar en mí alguna reacción que utilizaran como justificación para demonizarme”.
“Al no encontrar otro camino, optó por falsear la declaración de uno de los testigos para de esa manera fundamentar la negativa a que realizáramos un careo y la reconstrucción del hecho solicitado. Con lo último comentado y otras barbaridades, llego al veredicto absolutorio. Estamos pidiendo por la nulidad y la realización de un nuevo debate con otro juez. No se respetó el debido proceso, la Constitución ni los Tratados Internacionales”, mencionó el gremialista.
Rubén Neira, dirigente sindical, acusó a la magistrada por los insultos y amenazas que le habría propiciado cuando el gremialista se encontraba defendiendo a un trabajador. “Dijo que me provocaría un infarto”, remarcó. Además, denunció irregularidades durante el proceso judicial.
El caso
El hombre, que actualmente ocupa el cargo de congresal provincial por la minoría de la Departamental Matanza y hace 20 años que trabaja en el poder judicial, comentó que el conflicto se desató “en 2008, cuando al defender a un compañero, la jueza me insultó y me dijo que me provocaría un infarto”.
“Específicamente, esto sucedió el 14 de julio de ese año, exactamente cinco años después de haber tenido un síncope, por defender un compañero que iba a ser desafectado, la secretaria del Tribunal –la Doctora Susana Ferraro- primero me dice que me va a provocar un infarto y luego me dijo ‘hijo de puta’ y demás”, comentó el hombre.
De hecho, una semana después, por el problema de salud que lo afectaba, volvió a tomar una licencia, a raíz de que esta situación le provocara un retroceso en su recuperación. “Ese mismo día yo hice una denuncia penal por la amenaza. Sin embargo, según la UFI en la que quedó asentada, no correspondía a una amenaza de muerte, sino un delito contra el honor que debía presentarse a través de una querella por injurias”.
“A la semana siguiente, radiqué otra denuncia por violencia laboral en la sede administrativa de la corte y luego inicié la querella por injurias, tal como me lo habían recomendado. Esto lo hice especialmente por mi condición de dirigente gremial y de trabajador. Entiendo que lo que me pasó estaba agravado por el cargo que ella ocupa como jefa de personal y su instrucción, además de que lo que hizo no tiene ningún tipo de justificativo”, destacó. El 13 de julio de 2010 se inició la querella que llevó al juicio que concluyó el 18 de noviembre último.
Su voz
Pese a los contratiempos, el hombre remarcó que siente “orgullo” por trabajar en una dependencia en la cual existen trabajadores con memoria y convicción. “El aliento de ellos, amigos y compañeros a continuar no será desilusionado. Vaya con esto mi más profundo agradecimiento y el de mi familia para todos sin exclusión. Mi agradecimiento infinito a la Dra. Nelly Astorga que se merece el reconocimiento de todos los trabajadores por su defensa de los derechos que constitucionalmente nos corresponden”, mencionó.
Asimismo, hizo hincapié en que la injuria realizada no era una injuria común, sino que fue “provocada en un Tribunal del Trabajo y por una funcionaria pública contra un trabajador que hacía cinco mese había padecido un síncope y defendía una persona que sigue trabajando en el mismo lugar e iba ser desafectado”.
“Su veredicto absolutorio de primera instancia configura una burla más a todas las que estamos mal acostumbrados los trabajadores y ciudadanos en general. Lo no realizado por dirigentes gremiales de nuestra asociación, de distinto pensamiento ideológico y gremial demuestra con claridad a los riesgos que estamos expuestos los trabajadores judiciales ante situaciones de esta característica”, señaló.
Por otra parte, ofreció textualmente lo expresado por el Juez en lo Correccional, Dr. Alberto Oscar Saibene:
“(…) ¿Cuánto más difícil es entonces establecer los alcances de la infeliz expresión ‘no me mires con esa cara de hijo de puta’?, ¿qué particularidad tiene la faz de esas características y que consecuencias acarrea? Creo que ni el mismísimo César Lombroso podría enfrentar tamaño desafío y es precisamente porque son manifestaciones hueras, absolutamente vacuas de contenido y alcance, ya que ningún significado cognoscitivo acogen esas expresiones“.
Al respecto, Neira agregó: “¿Debemos de entender que si un trabajador se dirige de esta manera a un funcionario y/o magistrado no configuraría ningún tipo de castigo? Era innecesario que la Dra. Ferraro en su intervención final en el debate se refiriera al trabajo que desarrollan con dedicación los trabajadores de la Oficina de Mandamiento y Notificaciones. Dra. Ferraro ‘no repartimos papelitos’ notificamos resoluciones que son expresamente realizadas por los señores jueces. Se los entregamos a los ciudadanos que ejercen sus derechos y/o se defienden”.