Verónica Martínez dice que presentó su reclamo en la Subdelegación de esa localidad a raíz del no funcionamiento de una barrera. “Allí me derivaron a una oficina en la que, para iniciar la denuncia, tenía que pagar 6 pesos”, dijo enojada a NCO.
Por: Nora Adámoli
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“El reclamo es sobre el cruce de barrera ubicada sobre la avenida Rivadavia (a la altura 1320), en la esquina de comienza la calle Palacios”, mencionó. Al respecto, explicó que el inconveniente surgió cuando se dio cuenta de que el paso era conflictivo.
“El problema se ocasionó ya que al pasar por este cruce noté que las barreras no funcionaban. La campana sonaba pero la barrera, si subía, no volvía a bajar y si bajaba, ya no subía mientras que las campanas andaban constantemente”, comentó la mujer.
Es por eso que destacó que las personas que no están al tanto de los defectos en el sistema porque no transitan a diario por allí, “esperan el levantamiento de la barrera y son insultados por los que se encuentra a la espera y que sí conocen el problema”.
“Pero, obviamente, estas personas tienen el miedo de quedar en el camino y que el tren realmente pase. Por eso, aguantan los insultos hasta que ven que no viene ninguna formación y cruzan, aunque todavía con las dudas lógicas”, remarcó.
Al encontrarse con esta situación, Verónica se presentó en la Subdelegación de Ramos Mejía, “que está a 20 metros de la barrera” para realizar un reclamo y dejar asentado lo que estaba ocurriendo.
“En la oficina de Tránsito me dijeron que únicamente se puede levantar el tubo del teléfono y hacer el pedido. Sin embargo, desgraciadamente no vienen a fijarse y a arreglar los inconvenientes. De todos modos, en vista de un posible accidente, intenté retirar un número de reclamo, una constancia”, señaló.
Es por eso que, como primera medida, la derivaron a una oficina de reclamos donde, dijo, “debía pagar $6, 50 para iniciar la denuncia”. “Obviamente, me negué a pagar por una falencia de los demás y por tener ellos las facultades limitadas. No tienen acción humanitaria, es una vergüenza”, declaró.
Una vez que el tiempo pasó y a sabiendas de que no había otra posibilidad, aceptó efectuar el pago para que el reclamo quede asentado y se busque la resolución del problema que afecta a cientos de automovilistas y pasajeros.
No obstante, Verónica fue alertada de que en la oficina no tenían sistema y debía esperar un largo rato. “Entonces, pedí que me tomen el reclamo por escrito. Me respondieron que no y me mandaron nuevamente a la oficina de Tránsito. En el medio, el personal, enojado, querelló frente al personal de denuncias”.
Y una vuelta más para la mujer: “De allí, me derivaron a la mesa de entrada y esperé bastante. Estuve casi una hora en ese lugar hasta que me atendieron. Se presentó ante mí el señor Jorge Higuera, que según me dijo es el colaborador de la Directora. Al parecer, llamó frente a mí a una persona de TBA, quien me tomó los datos para tenerme al tanto de los pasos que siguen de acuerdo a la denuncia casi trunca que realicé”.
“Antes de retirarme, únicamente pude dejar un papel en forma de sugerencia en la mesa de entrada, en una urna de cristal y con la promesa por parte del Sr Higuera que mi reclamo llegue lo antes posible”, indicó dando cuenta de que la odisea había finalizado, pero solamente por ese día, ya que por lo que se supo, la barrera continuó funcionando de la misma forma. En caso de no resolverse la cuestión, la mujer volvería a presentarse en la Subdelegación.
es que los funcionarios estan siempre muy ocupados rosqueando y los jefes de los jefes de los jefes solamente se ocupan de ver como va la “recaudación” de las distintas cajas que llegan al 1er. piso.