Número de edición 8481
Espectáculos

Un retrato personal en “El Polonio”

La película documental “El Polonio”, ópera prima de Daiana Rosenfeld y Aníbal Garisto que concursó en el último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y aborda las luces y sombras del paradisíaco balneario de la costa uruguaya Cabo Polonio, se estrenó en la sala Gaumont.

Un retrato personal en “El Polonio”

Construido como un documental de observación, el filme tiene dos protagonistas exclusivos: Natalia, una joven de Montevideo que se instala en Cabo Polonio luego de un suceso desgraciado de su vida, y el pequeño balneario oriental, situado en una punta de mar del este uruguayo adonde sólo se accede con automóviles y camiones de doble tracción y que no tiene agua corriente ni luz eléctrica.

“Nos interesaba el retrato de este lugar desde su doble condición, como un rincón del mundo que tiene todo lo bello de un lugar paradisiaco, pero que fuera de la temporada de verano se vuelve bastante hostil, y no sólo por el clima sino también por el tipo de gente que vive allí”, cuenta Daiana Rosenfeld a Télam.

El proyecto, que empezó a gestarse en 2007, y arrancó como una investigación fotográfica, se convirtió con el tiempo en el primer documental codirigido por Rosenfeld y Garisto, de 26 y 30 años respectivamente, y fue rodado a lo largo de siete semanas durante 2010 en una estadía en El Cabo que se prolongó de marzo a septiembre de ese año.

“Al principio -cuenta Rosenfeld- el guión iba más por el lado del conflicto de tierras que hay en relación con Cabo Polonio, pero cuando nos instalamos en invierno nos dimos cuenta de que queríamos contar algo mucho más íntimo y mostrar qué pasaba en ese lugar no con los veraneantes sino con la gente que vive allí, porque al hablar con los pobladores daba la sensación de que el lugar funcionaba como un refugio o un lugar de escape”.

A partir de estas premisas, el filme sigue la vida de Natalia, una joven de Montevideo que se traslada al cabo luego de perder una hija y que busca en una casa sobre la playa, situada a cuatro kilómetros de la pequeña población, poder convivir con sus fantasmas interiores.

“En algún punto -detalla Rosenfeld-, Natalia es el reflejo de muchos pobladores, porque expresa el conflicto interno de ellos aún cuando en cada uno el problema es diferente”.

“Pero sí es cierto -agrega la realizadora- que en ella y en muchos de los que se fueron a vivir a Cabo Polonio está presente la idea de instalarse ahí para curarse, para sanarse, lo que luego se vuelve contradictorio porque en algún punto empiezan a dudar de si es el mejor lugar para eso”.

La película se hizo con una estructura muy pequeña: un sonidista (Gaspar Scheuer), un director de fotografía (Federico Luaces) y los dos directores.

“Trabajamos con una estructura mínima, por presupuesto y por decisión, apostando a una película chica, personal”, destaca Rosenfeld.

En este sentido resalta su papel y el de Garisto como realizadores integrales que se ocuparon de la dirección, la producción, el guión y el montaje.

“Está buenísimo porque todo es como un acto único, por un lado genera muchísimo esfuerzo pero, por otro, te otorga una libertad enorme parta tomar decisiones, para manejar los tiempos para elegir desde el mínimo detalle a cuestiones centrales”, asegura Rosenfeld.

Hablando sobre la decisión de centrarse en la figura de Natalia y descartar a residentes permanentes e históricos de Cabo Polonio como la comunidad de pescadores, El Rubio o Chela, Rosenfeld dice que “más que ellos, nos interesó la veta de la gente que deja la ciudad y se instala en el mar”.

“Queríamos mostrar otra cosa, la gente que se va a recluir allá y también la tensión hostil que hay en el Polonio durante el invierno, con días que amanecen soleados y que al rato te pueden estar haciendo volar el techo de tu casa”.

“Además -asegura- la idea siempre fue contar la historia de una persona que lucha por salir adelante, por salir del pozo en el que cayó por una situación conflictiva que tuvo en la ciudad y que se fue a curar cerca del mar conviviendo con ese conflicto pero con la idea de despegar”.

“Desde que tuvimos clara la película estuvo presente la intención de entablar un diálogo entre mundos internos y ese ámbito geográfico tan particular que es Cabo Polonio”, concluye.

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