Nora Adámoli
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Se trata de la Sociedad de Fomento de San Justo, que vio nacer a la joven promesa de Boca, Leandro Paredes. En la actualidad, con 70 chicos en diferentes equipos, necesitan arreglar la cancha de baby. “Tenemos que cambiar las chapas y es complicado”, comentó a NCO José Luis Ferreyra, uno de los entrenadores. Sin embargo, pese a todos los pronósticos, aseveró: “La vamos a seguir luchando”.
El hombre hace seis años que trabaja en el lugar. Anteriormente, había mencionado a este medio que se incorporó después de que muriera su padre, quien también estuvo allí. “Lo que hacemos es para sacar a los chicos de la calle y alejarlos de la droga. Queremos ofrecerles contención”, dijo.
Es importante destacar que el club les brinda un espacio a los chicos de los asentamientos cercanos debido a que se entrenan siete categorías que participan de la Liga Municipal de Fútbol.
Desde la última vez que NCO se comunicó con José Luis, allá por fines de 2011, las cosas no cambiaron mucho: los gastos siguen corriendo por la institución y, realmente, no les alcanza para abastecer todas las necesidades que se presentan y a todos los chicos. Sin embargo, se las rebuscan, se las ingenian con lo que tienen, tratando de hacer las cosas lo más equitativas posibles. Por ejemplo, para conseguir la indumentaria, hacen rifas.
“Para la ropa, ahora estamos haciendo una rifa para comprar para la categoría 2007 y viendo si alguien puede ofrecerse como sponsor. Con respecto al traslado, cuando vamos a jugar de visitante, cada uno va por su cuenta porque alquilar un micro debe costar alrededor de 700 pesos”, explicó. Este tipo de malabares son los que en La Justina se realizan todos los días, ya que las cuotas no aportan el dinero suficiente para afrontar todos los gastos.
“Necesitamos bastantes cosas. La pista de baby, por ejemplo, la tenemos que reparar toda porque al techo le faltan las chapas”, señaló. Una de las opciones para esto sería contar con un sponsor, lo que permitiría que las compras de materiales resulten más sencillas y el desembolso de capital sea menos drástico.
Asimismo, explicó que es preciso hacer esta reforma porque cuando llueve, se encuentran obligados a suspender las prácticas. Lo mismo sucede si la fecha, que se juega los domingos, se hace en esa cancha y el tiempo no ayuda.
Para los auspiciantes, esto se puede convertir en una gran posibilidad de crecimiento porque además de poder tener su sponsor en la camiseta de los jugadores, las publicidades se pintarán en las paredes del pequeño estadio.
En su momento, José Luis señaló que “los locales de la zona colaboran a veces. Estamos cobrando cincuenta pesos mensuales, lo cual es una ayuda, pero se necesitan más porque son negocios barriales. Además, esa plata la usamos porque además del trofeo que nos da la liga, nos gusta comprar la siempre algún regalo a los chicos”.
La historia
El club está formado por un grupo de muchachos que comenzaron a trabajar trabajando en la sociedad de fomento. Según cuenta José Luis, se encuentra en el lugar “hace cuatro años, después de que muriera mi papá quien también estuvo aquí. Lo que hacemos es para sacar a los chicos de la calle y alejarlos de la droga. Queremos ofrecer las contención”, comentó el hombre.
El padre de José Luis es quién efectuó una actividad intensa en el área. Sin embargo, cuando sobrevino su fallecimiento, el espacio de fútbol quedó abandonado hasta que jóvenes del barrio, entre ellos su hijo, recuperaron el lugar cercano a la Ruta Nacional Nº 3.
“Vino gente el ámbito privado que jugaban aquí pero no representaban a los chicos de la sociedad de fomento y le cobraban cuotas. Después, los que nos criamos aquí en el club decidimos ponernos al frente. Nos enganchamos y ahora solamente se paga una cuota de diez pesos que es para mantención de la entidad, aunque sabemos que muchos no pueden abonarla pero que igual participan. La tarea principal es la de sacar a pulmón a los chicos de los problemas de la calle”, comentó.