
En una entrevista exclusiva para Diario NCO dialogamos con el psicoanalista (MN 32.546) acerca de su undécimo libro, “Vivir Mejor. Un desafío cotidiano”, y además, sobre algunos secretos detrás de los cinco ejes que decidió abordar: el amor, el trabajo, los hijos, las redes sociales y la muerte.

Un compendio de ideas útiles y prácticas porque como explicó se trata de un discurso que todo el tiempo conversa con esa especie de mito urbano que dice que “los psicoanalistas no dan consejos”.
Por lo tanto, resaltó que problematiza, confronta, discrepa, a veces transgrede y otras acuerda con un enunciado. “El objetivo es estar cerca de los lectores que me imaginé obtener: un laburante, un estudiante, alguien no especialista en temas PSI”, detalló.
En relación a los tópicos advirtió que son los más frecuentes en su consultorio y también en los de muchxs colegas. Con respecto al título le agradeció al gerente de Planeta, Nacho Iraola, y por el subtítulo a su editora, Ana Ojeda.
NCO: ¿Cómo y cuándo surgen los primeros borradores de libro?
M.A: Es un proyecto que me tenía tomado hace bastante tiempo, aunque comencé a escribir allá por marzo de 2019. Todos mis anteriores libros estaban dirigidos a mis colegas psicoanalistas; en cambio en “Vivir Mejor” comparto mi experiencia como analista, docente e investigador con un público amplio no especializado en temáticas PSI.
NCO: ¿De qué manera definís los tres primeros ejes que abordas?
M.A: El primer capítulo está dedicado específicamente al amor de pareja: a los distintos modos que tenemos de desencontrarnos en y con nuestro partenaire, y también de encontrarnos. En el segundo sobre el trabajo, expongo un gran problema: la cantidad de compatriotas que la están pasando mal, sin laburo o subempleados, muchos de ellos caídos del sistema y por debajo del índice de pobreza. Explico lo angustiante y estresante que puede ser semejante situación, y desmitifico esa cantinela de que “estar muy estresado” es patrimonio de los hiper-ocupados. Por otro lado, el drama de los sobreocupados, con todo lo que esto conlleva: cansancio, agobio, agotamiento y todos esos fenómenos que plantea muy bien el filósofo surcoreano, Byung-Chul Han en ‘La sociedad del cansancio: una serie de síntomas que llevan a la tristeza y a la depresión’. En el capítulo dedicado a los hijos, si bien trabajo varios puntos, diría que el principal es el problema que implica la parentalidad en tanto reedición de los problemas infantiles de aquellxs adultxs a quienes nos toca estar en lugar parental.
NCO: Te consulto, en particular, por el capítulo de las redes sociales ya que es el más extenso y en un punto el disparador, para luego dirigir dos investigaciones…
M.A: La principal variable que trabajo es el problema de la auto- presentación en las redes: cómo nos mostramos, qué damos a ver, qué posteamos. Allí, en esa narrativa autobiográfica en la que nosotros mismos decimos quiénes vendríamos a ser, hay un nudo donde la intimidad se confunde con lo público y muchos usuarios de esas redes “sociales”, además de utilizarlas para trabajar o vender cosas, tramitan a través de ellas ciertos arreglos emocionales y subjetivos.
NCO: Teniendo en cuenta su auge/ protagonismo en la actualidad, ¿qué opinas?
M.A: Desde mi área me interesa el modo en que afectan la subjetividad de la época. En términos de Marshall McLuhan diría “produce” al sujeto de hoy, “masajea” (“the media is the massage”, decía el canadiense antes de referirse al aforismo más conocido, el del mensaje). Una vez que lo tiene ahí, maleable y moldeado a su imagen y semejanza, hace de él lo que se supone que un apéndice del sistema debe ser -aquí la resonancia es Matrix, la peli.
NCO: Como consumidor digital en el ámbito profesional y personal, ¿las consideras aliadas?
M.A: No creo que sean aliadas ni enemigas. Simplemente son un medio de comunicación que está ahí, y que cada quien lo utiliza como quiere y como puede. En cuanto a los aspectos negativos que se les suponen, más bien pienso que simplemente funcionan como amplificadoras, cajas de resonancia de lo que ya existía: locura, desconexión de las emociones, frivolidad, etcétera.
NCO: Con el fin de conocer el epicentro del quinto capítulo: “La vida después de la vida”, ¿qué nos podes adelantar?
M.A: Es mi preferido y allí trabajo los temas más difíciles del psicoanálisis: la noción de pensamiento inconsciente, la diferencia entre primera y segunda muerte, la articulación entre el concepto de nombre-del-padre y nominación. En resumen explico algo que aprendí durante muchos años de práctica clínica: Nos anoticiamos de los pensamientos que pensamos sin saber que los pensamos, a partir de la incidencia que tienen en nuestra conducta diaria, en nuestra vida cotidiana.
NCO: Para enfocarnos en lxs lectorxs, ¿qué consideras que aportan los 10 consejos de cada tópico?, ¿cuáles son las repercusiones con respecto a las tablas de autoevaluación?
M.A: La decena me pareció una buena medida, es una especie de ordenador y un modo de acotarme en la escritura, tanto respecto del exceso como del defecto. En relación a las tablas las hice con escalas sencillas, referidas a los contenidos de cada capítulo. Sin dudas, los comentarios más usuales, son los que me emocionan ya que gracias a esas tablas pudieron identificar algún problema y animarse a realizar una consulta con un profesional.
NCO: Pienso en dos cuestiones: la labor con ‘Planeta’ y la participación de Gabriel Rolón en el prólogo….
M.A: Entrar a esa editorial es como jugar en el Barcelona, son todos aviones y se aprende mucho. Gabriel accedió no solo porque Nacho se lo pidió, sino porque es un amigo, y yo le estoy infinitamente agradecido. Es un enorme apoyo para un autor que como bien dice: “Pone en escena la paradoja del debut de alguien con experiencia”. Claro, se refiere a que es mi undécimo libro, pero el primero de divulgación.
NCO: Éxitos y ya para despedirnos, ¿consideras que se puede vivir mejor?
M.A: Se puede, pero también se puede vivir peor. Lo que es difícil -tal vez imposible- es vivir igual, sin cambios. Entiendo que parece una idea radical de izquierda la que digo: o mejor o peor, nunca iguales, pero eso es lo que pienso. Sí, se puede vivir mejor, y aunque en mi libro escribo un montón de “consejos” sin embargo no hay recetas.
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Fotos: Gentileza Más Prensa
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