La localidad, ubicada 155 kilómetros al norte de París, muestra una fractura entre una parte sur acomodada, una norte deprimidad y una coincidencia en el poco entusiasmo que genera el candidato presidencial.
En la fábrica de Whirpool en Francia hubo abucheos para Macron y aplausos para Le Pen.
La sentencia bíblica “nadie es profeta en su tierra” se aplica perfectamente a Emmanuel Macron en su desindustrializada ciudad natal de Amiens, donde el candidato presidencial francés suscita poco entusiasmo por su pasado de banquero y su gestión como ministro de Economía del actual gobierno socialista.
Situada 155 kilómetros al norte de París y escenario de una de las batallas más sangrientas de la Primera Guerra Mundial, la apacible Amiens es hoy una ciudad fracturada en dos: una parte norte especialmente deprimida y otra sur más acomodada.
La hidrografía también aporta sus propios límites a la fractura social.
En el Sur, sobre las orillas del río Somme y sus múltiples canales, se fueron levantando nuevas edificaciones de fachadas antiguas armoniosamente alineadas y jardines flotantes, incluyendo tiendas de las marcas de moda más importantes del mundo.
Dominando la ciudad, en esta parte se eleva también la imponente catedral de Notre Dame.
Del lado norte, separado por las ruinas de la antigua muralla y por donde hoy se encuentran las vías de tren, están los barrios sociales de torres como palomares y desempleo masivo.
Macron, de 39 años, ganó la primer vuelta de las elecciones presidenciales aquí en Amiens con el 28% de apoyo, por delante del líder de la izquierdista Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon.
A pesar de su fuerte presencia en el norte industrial y minero de Francia, el viejo partido ultraderechista Frente Nacional (FN), de Marine Le Pen, la rival de Macron en el balotaje del próximo domingo, debió contentarse con el tercer lugar en esta ex tierra obrera y comunista.
Nacido en Amiens en 1977 en el barrio sureño de Henriville -no muy lejos de donde pasara los últimos años de su vida el escritor y marinero Julio Verne-, Macron fue a una escuela jesuita, donde conoció a su esposa Brigitte Trogneux, profesora de lengua y más de 20 años mayor que él.
Luego dejó Amiens para finalizar sus estudios en los más prestigiosos y elitistas centros educativos.
“Una clásica familia burguesa de provincia. Con padres que trabajaban mucho y le ofrecieron un paraíso protector y seguro”, escribió la periodista Anne Fulda en su libro “Emmanuel Macron, un joven hombre tan perfecto”.
“Es raro, no sabemos de dónde viene, es como un mutante”, afirmó el sulfuroso escritor Michele Houellebecq en el canal France 2 en enero pasado cuando le pidieron que trazara un retrato de un joven en fase de convertirse en presidente.
Macron develó algunas facetas desconocidas de su intimidad tras acceder al balotaje, pero pocos conocen realmente su vida privada.
“Aporta juventud para renovar la clase política francesa y además tiene experiencia, trabajó en el sector privado y fue ministro”, aseguró sonriente Joel, un jubilado de 72 años de Henriville, en declaraciones a Télam.
Philippe, también vecino en el barrio donde se crió Macron, aprovecha el tiempo libre por su flamante jubilación y reparte volantes del candidato de ¡En Marcha!. Pocos los aceptan con educación. La mayoría lo corta con un seco “Non, merci”.
Macron nunca vivió cerca del centro industrial donde se encuentra la empresa Whirlpool, amenazada de cierre y que hace una semana se convirtió en el campo de la batalla personal e ideológica entre los dos candidatos que aspiran a dirigir a Francia por los próximos cinco años.
El miércoles pasado, tras dos días de campaña, Le Pen emboscó a Macron al aparecer de imprevisto en la fábrica con “croissants”, café y silbatos de regalo para los obreros mientras el ex ministro de Economía se reunía con los sindicalistas y la patronal. Rodeada de los huelguistas, la ultraderechista prometió nacionalizar la fábrica si gana, y criticó a la UE, la globalizción y el elitismo de su rival en el balotaje.
Forzado por la situación, Macron fue luego a la fábrica rodeado de periodistas, para recibir sólo un bochornoso abucheo.
“Lo recibimos con silbidos y al grito de ‘Marine presidenta’. ¡Si hubieras visto su cara! Igual se quedó más de una hora y discutió con respeto con nosotros, pero es así, representa a la élite y solo vino a vernos en el final de la campaña, aunque haya nacido acá cerca”, se quejó Jean-Baptiste, un obrero de 51 años.
“De dónde viene Macron, nadie sabe; cayó de imprevisto cuando no se lo esperaba y con dos años de ministro ahora está a un paso de ser presidente”, expresó Tristan, de 46 años, otro obrero de la fabrica Whirlpool, al norte de Amiens.
Tristan comanda un piquete en uno de los accesos a la fábrica, en el parque industrial Montières. Frente a las gomas humeantes y el omnipresente viento norte, sobresale un sarcófago con un gran cartel: “Whirlpool mató a 286 empleos en Amiens”.
Los empleados de la multinacional de electrodomésticos protestan contra la deslocalización de la fábrica de secarropas a Polonia, prevista para el 1 de junio de 2018.
Para Le Pen, que pregona un “patriotismo económico” que se convirtió en eslogan de los obreros de Amiens, la situación de Whirlpoool es el ejemplo concreto de como las multinacionales llevan sus empresas a los países del este de la UE en busca de salarios más bajos y dejan a los franceses desocupados.
“Mis compañeros están devastados, a nadie le importa, están tristes”, contó Michel, un empleado de Whirlpool que a los 58 años se beneficiará de una jubilación anticipada. “Tuve bastante suerte, casi una excepción por lo que le tocó al resto”, confió a Télam bajando el tono.
Michel votará a este domingo porque considera necesario proteger la industria francesa. “Tenemos que probar algo nuevo”, añadió.
“En la fábrica a Marine la vota más del 75% de los huelguistas”, espetó con orgullo a su lado Bastien, de 47 años.
A su lado, Christophe, de 56 años y originario de Córcega, los interrumpió: “¿Cómo pueden idolatrar a un político?. Estos dos vienen a prometer cosas que no van a cumplir y ustedes les creen. No voy a ir a votar a ninguno de esos dos”.