Aldo Bonzi
Claudio Rodríguez nos cuenta lo que sintió ante la rendición, el regreso y el reencuentro con la familia.
NCO agradece el valiente testimonio de Claudio Rodríguez. Ante el anuncio de la rendición Rodríguez sostiene que “Cuando nos dicen que todo había terminado, que la rendición era un hecho, vuelvo a sentir una mezcla de sensaciones y un montón de preguntas ¿porqué tanto sufrimiento?, ¿para qué tanto sacrificio?; el sentimiento general era de decir: Vamos a seguir combatiendo… Por los compañeros caídos, sigamos combatiendo… y por el otro lado la sensación de haber zafado, de haber salido vivo y entero. Dimos todo, vimos caer a nuestros compañeros, salvamos a los heridos… Dimos todo… las miserias de la guerra se había hecho carne en nosotros, el matar o morir estaba en nosotros, matar para vivir o para defender a tus compañeros. Las sensaciones eran muy encontradas, estaba el alivio de decir: ¡menos mal, termino todo¡ y también estaba la bronca al decir: ¡tanto esfuerzo y sufrimiento para esto, para entregarnos¡”.
Sobre el regreso de noche y a escondida, Rodríguez nos cuenta que “Por cada veterano tenés una historia de Malvinas diferente, pero con respecto al regreso te van a decir todo lo mismo: que prefieren la guerra antes del regreso que tuvimos. Nos trajeron de noche, nos escondieron en Campo de Mayo. Nos quisieron hacer culpables de la derrota. Nosotros teníamos la ilusión de que nos iban a recibir bien, habíamos dado todo, fuimos, a pesar de todo, a defender a nuestra patria ofreciendo nuestra vida. Nos trajeron de noche, con los camiones tapados y nos escondieron en Campo de Mayo y nos retuvieron para engordarnos” y agrega que “Llegamos para el Día del Padre, un 17 de julio. Volvimos un jueves o un viernes y el fin de semana comienzan aparecer los familiares de los soldados. Alambrado de por medio veo a mi mamá que había venido con una vecina y nos saludamos como pudimos. Mi mamá había recibido la noticia de que yo había muerto en combate y tuvo un problema nervioso y termino internada. Cuando volvimos, se entera por una vecina, que la fue a visitar al hospital, que estaba vivo, le saca el tapado a esta mujer, se lo pone arriba del camisón y sale corriendo hacia Campo de Mayo. Se escapo del hospital y me fue a ver”.
Claudio Rodríguez nos explica que “Nosotros llegamos al regimiento de La Tablada y no nos querían dar el documento. Estábamos en el cuartel y después de haber vivido todo lo que vivimos, que venga uno y quiera tratarnos como colimbas de nuevo, estaban locos. Algunos no se habían dado cuenta que habíamos dejado de ser chicos y ahora éramos hombres, todo esto en 70 días. Nos querían dar ordenes y algunos no tenían la estatura moral para dar una orden, como mi jefe de regimiento, que dirigió el combate desde Puerto Argentino. Ante todo eso, agarre mi bolso de combate, salí por la puerta de Crovara y doble en Somellera y empecé a caminar hacia mi casa, sin decirle nada a nadie ni pedir permiso”.
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