
La ilustradora, María Emilia Sibolich brindó una entrevista exclusiva a Diario NCO acerca del surgimiento de “Te con Margaritas”, su dinámica de trabajo, el significado de la ilustración y la importancia de la difusión tanto en las ferias en las que asiste, como a través de redes sociales.
La entrevistada tiene 27 años, es oriunda de la ciudad de Luján provincia de Buenos Aires y además de dedicarse a la ilustración es feriante autogestiva. “El proyecto, Te con Margaritas, hace alusión a que tomo mucho té, es la infusión qué más me gusta aunque haga mucho calor. También adoro la imagen visual de una taza con unas margaritas adentro y flotando “, confesó.
Hace dos años, a mitad del 2018, que comenzó el proyecto de un modo profesional y activo. Terminó el secundario y se anotó en diseño gráfico en la UBA, porque siempre le apasionó pintar y dibujar. “Pero en 2017 encontré un disfrute en crear artísticamente personajes, que no estaba encontrando a la hora de hacer un diseño”.
Por eso, en dicho año empezó un taller de ilustración y relato, después en 2018 dejó la carrera y se concentró en seguir formándose dentro de su ámbito actual. Por lo que continuó con un segundo taller, específico de la disciplina, llamado ‘Ilustración para cuentos’. “Ese es el mundo que más me gusta desarrollar”, detalló.
Una salida laboral con mucho corazón
“A principio de 2018 estaba sin trabajo estable, seguía en búsqueda y me era imposible por culpa del gobierno de Macri. Las situaciones críticas te fuerzan un poco a salir a hacer algo que capaz no te animabas”, argumentó.
Sus habilidades con el dibujo y la pintura las transformó en producto y así empezó mostrando en ferias; stickers, postales y pines. “Tuve que salir a ganarme el mango porque yo tenía que pagar un alquiler, todas las cuentas y no encontraba trabajo como muches en ese momento de crisis”, recordó.
Por un lado, hace ilustración aplicada a productos por encargos, por ejemplo si le envían un retrato, un dibujo específico y hasta cuentos. Por el otro, se dedica a ser feriante.
Es decir, ofrece en ese ámbito sus ilustraciones aplicadas a productos, aquellas impresas o en stickers. También, hace cuadernos artesanales, libretas con tapas creativas, postales, prints (laminas) y como afirmó: “Ahora estoy empezando con fazines”.
Inspiración, materiales y temáticas
Siempre le sucede con la música que le devienen imágenes de forma automática. Siente una frase, una melodía, la asocia con una imagen en particular y es el momento en el que comienza a ilustrar; armando acto seguido, una escena.
Para crear sus producciones utiliza “gouache” que es témpera profesional que la diferencia de la común o más escolar. Es un material que se ubica entre el acrílico y la acuarela. “Puede ser algo consistente como más acuoso, es versátil y se logran unos colores increíbles. A su vez, la mezclo con lápiz para generar textura. Me gusta trabajarlas de forma explosiva“, especificó.
“En lo que es ilustración para cuentos dibujo escenas de personajes, pueden ser, personas y animales, no tan reales ya que los creo en una situación humana, como por ejemplo tomando un licuado porque me divierte mezclar esos mundos”, reconoció.
“Me vuelco a la textura visual, al detalle, por eso es usual ver ropa, comida. Y en especial, escenas en interiores de casas donde puedo explotar los objetos como cuadros en la pared, un jarrón con plantas, etcétera”, reveló.
Emilia atravesada por el feminismo elige ilustrar personas que pueden identificarse como mujeres, transmasculinidades o no binaries y como se refirió: “Uno ve al personaje y no se da cuenta qué género tiene”.
“Por lo general dibujo el grupo de gente que compone el movimiento transfeminista. Siempre hay reflejado algún amigue inconscientemente. Muchas veces me pasa que me dicen: ‘¿che soy yo?’ y no fue a propósito pero se parece”, señaló.
Etapas de la ilustración: proceso a mano alzada
Comienza por realizar con lápiz un boceto de la composición general donde sólo aparecen líneas. “Es un bosquejo básico y veloz de ubicación de los personajes, los objetos y del plano”, aludió.
Una vez definido, lo traspasa en la hoja en la que va a pintar que es específica para acuarela. “Si es de 300 gramos mucho mejor porque soporta más la témpera con el agua. Tienen un poco de textura, son gruesas y además, variadas, de celulosa, algodón, mixtas”, explicó.
Luego, realiza un segundo boceto, un poco más desarrollado que el otro. “Lo repaso con un lápiz suave ya en el tamaño para pintar, donde marco sólo líneas y algo más desarrollado que en ese boceto previo”, advirtió.
Acto seguido comienza la etapa de pintura, detalles y como aseveró: “Siempre tengo una idea de la paleta de colores que voy a usar. Si bien después determinado color se me ocurre en el momento, el pantallazo general de tonos los tengo definidos desde el momento cero”.
Cabe mencionar que arma las tonalidades con aquellos colores que dispone que son, primarios, blanco, tierras (marrón oscuro y otro más claro), cian, magenta (aportan brillo, luminosidad), y negro que utiliza poco.
El proceso parte desde las áreas más grandes del dibujo, es decir, el fondo, la base de personajes y de los objetos. Y luego marca las sombras generales hasta llegar a los detalles. “El proceso es de menor a mayor complejidad, por ende, trabajo en la textura de la ropa, la cara, el pelo de los personajes, las estampas de los objetos”, mencionó.
En relación a los pinceles utiliza diversos, ya sea, anchos, finos, chatos, redondos. Una vez que termina deja que se seque bien y en 10 horas o máximo al otro día, ya está culminado.
El mismo proceso en forma digital
Con respecto a este formato de ilustración son los mismos pasos mencionados con anterioridad, sólo que en vez de usar materiales palpables es un trabajo directamente desde la computadora. “Tengo una tableta, Wacom, con un lápiz. Se enchufa en la computadora y consiste en dibujar sin ver porque dispongo de un fondo negro y un lápiz táctil”, expresó.
Utiliza el programa “Photoshop” que tiene lápices y pinceles ya cargados. También, desde internet puede descargarlos ya que le aportan variedad y simulan distintas texturas (acuarela, tiza, lápiz, aerosol de todo) con el plus de opciones para configurar.
El impacto visual que acompaña la historia
“Me gusta ilustrar, es algo que disfruto. A nivel formal lo defino como la posibilidad de poder transmitir, de modo visual o gráfico, un mensaje, o sea, va acompañado de comunicar algo”, reflexionó.
Según Emilia, las ilustraciones acompañan un texto, un relato y lo enriquecen. Siempre aportan a las palabras y expresan algo en paralelo a lo que cuenta el relato. “Considero que mi forma es bastante naif ya que visualmente no son aguerridas, sino al contrario son amenos y un poco tiernos”, comentó.
“Me gusta generar ese mundo ya que para cosas horribles está el real. Y me sale así, no es que lo pienso o lo fuerzo, sino que de modo inconsciente dibujo con esa estética”, agregó.
También manifestó que los colores son su vía de escape y afirmó: “Muchas veces el mensaje más recurrente es de lucha o de enojo y otras veces es simplemente representar una situación y nada más”.
“Pintar es terapéutico, desde mezclar los colores hasta probar la pincelada. Entras en un trance de concentración y creo que este es un poco el lugar que encuentro para relajarme y olvidarme de todo lo que sucede”, argumentó.
Dinámica de encargos
Existen dos posibilidades, la primera se puede pedir un retrato que esté basado en una foto. “Me la envían y teniendo en cuenta mi estilo, la hago digital para que sea más accesible. Una vez terminado envió el archivo a la persona por email para que pueda imprimirla o subirla a sus redes. Aunque si no me puedo encargar yo de la impresión y del marco si lo desean”, comentó.
La segunda consiste en un diseño libre. “Es más divertido y me permite jugar más a mí. Una vez una chica le quiso regalar a su amiga un dibujo de sus tres gatos, o sea me mostró unas foto de cómo eran, pero yo dibujé una composición con mi sello”, confesó.
También, le pueden encargar un cuaderno o libreta de algún dibujo ya realizado y lo retiran en las ferias a las que asiste. Y en ciertas ocasiones existe la opción de pedir un dibujo particular, lo cual también realiza, aunque no con frecuencia.
La importancia de la difusión
“Me parece que la gente que te ve en ferias tiene la posibilidad de llevarse tu tarjeta de contacto. Después te empiezan a seguir y ahí las redes continúan esa cadena de difusión porque ven más de lo que haces”, afirmó.
“En las redes te sigue gente de otros países que te puede llegar a conectar con un lugar que por ahí jamás pensabas que ibas a ir. No me pasó a mí pero conozco gente que si le paso, por ejemplo de viajar a España y trabajar allá”, reflexionó.
“Creo que los algoritmos digitales te fuerzan a que uno esté súper activo porque si no te dejan en el olvido. Tiene sus pro y sus contra, por eso, está bueno no solo difundir de forma digital, sino también, moverte un poco en el mundo palpable de las ferias o las exposiciones”.
La entrevistada comparó ambos mundos y señaló que en las ferias se genera un contacto inmediato. Mientras que en el mundo digital suele suceder que uno sube un gran dibujo y a veces, el algoritmo hace que no te lo muestre. “No hay que dejarse llevar por eso”, aclaró.
En el caso de su trabajo se acerca a un público que utiliza más Instagram. “Sería una locura que según cuanta gente te pone un corazón, ese sea el valor de lo que haces”, opinó.
Para aquellos interesados en conocer sus trabajos pueden ingresar a Facebook, Te con margaritas, a Instagram, @teconmargaritas o a su página web donde encontrarán su portfolio completo: https://emiliasibolich.wixsite.com/teconmargaritas
Ilustraciones: Te con margaritas