
Alejandro Finocchiaro, Cristian Ritondo, las diputadas Paula Oliveto y Carmen Polledo, y el candidato a senador provincial Roberto Vila conversaron con vecinos de Villa Celina.
La vivienda de la calle Río Santiago se colmó de personas que habían decidido completar el Mapa de los Problemas de la localidad.
La inseguridad fue la primera de las preocupaciones que pusieron en común. Ritondo, de cumpleaños en la mañana de sábado, explicó las dificultades inéditas que encuentra el Ministerio de Seguridad en La Matanza, a diferencia de los demás distritos -incluso considerando otros del mismo color político en el conurbano-. La mala utilización del fondo específico que envía la Provincia, la inexistencia del centro de monitoreo y la fugaz duración de los patrulleros ( ocho meses es la vida útil promedio en este municipio) fueron solo algunos de los puntos que exhibió. No faltó la enumeración de los aportes provinciales
“Desde el Ministerio de Seguridad, y con el apoyo de la gobernadora Vidal, entregamos a La Matanza cerca de 240 millones de pesos del Fondo de Fortalecimiento en Seguridad para que fueran invertidos en más seguridad para los vecinos, pero quienes administran el municipio decidieron gastar más de 70 millones de ese dinero en luminarias LED, cuando lo podría haber invertido en casi 200 patrulleros. Malgastaron el Fondo de Fortalecimiento porque lo usaron para comprar lo que deberían haber comprado con el presupuesto del municipio”.
Y cerró con la presentación de la aplicación Seguridad Provincia, mediante la cual se pueden hacer denuncias sin desplazarse hasta una comisaría y, en el caso de algunos delitos, como el narcotráfico, hasta hacerlo anónimamente.
Paula Olivetto le puso calor a la mañana fresca. “Son los vecinos los que tienen que decidirse a buscar otro modo de vida. Pasó lo mismo del otro lado de la Gral. Paz, en el sur de la Ciudad: un día los habitantes de Mataderos, de Lugano, descubrieron que los del campo nacional y popular que decían cuidarlos, en realidad, tenían una fábrica de pobres. Se dieron cuenta de que podían tener plazas y no potreros, que podían atenderse en un buen hospital, como el Santojanni -que es donde va atenderse mucha gente de La Matanza-. Son ustedes los que tienen que convencerse y convencer”.
Inundaciones, asfalto que no llegó, cloacas superadas por construcciones irregulares o faltantes, cámaras sépticas rebalsadas, la imposibilidad de transitar con una silla de ruedas por las veredas, el aislamiento que provoca la inundación constante de la avenida Avelino Díaz, las ambulancias que no llegan, la usurpación del espacio público fueron otros dramas cotidianos señalados. Finocchiaro los contrastó con los fondos inmovilizados en plazos fijos por el Municipio, poniéndolos en magnitud con las obras que podrían hacerse con ellos.
“Yo vine a vivir a este distrito hace 41 años. En todo este tiempo, lo mejor que ha pasado, paradójicamente, es que algunas cosas siguen igual: sin cloacas, sin agua de red, sin asfalto. Y muchas otras, lamentablemente, están mucho peor que entonces. Tenemos que trabajar para, esta vez, hacer un cambio para siempre”, concluyó Finocchiaro.