
Segunda Parte
El pasado miércoles 20 de febrero se llevó a cabo la décimo novena audiencia del Juicio a la Brigada de Investigaciones de San Justo.
Desde el 13 de agosto pasado, el Juicio a la Brigada de Investigaciones de San Justo se realiza en los Tribunales Federales de 8 y 50, La Plata.
Testimonios durísimos
El siguiente testimonio fue el de Abel De León, esposo de Lina Araujo, activista barrial, trabajador y sindicalista del ámbito del comercio, que sufrió casi 9 meses de cautiverio en la Brigada de San Justo. Comenzó relatando que fue secuestrado en la casa de su cuñada Viviana Araujo en Palomar, el 8 de abril del ’78.
Ese día estaban en el domicilio Viviana, su esposo Ramón Rodríguez, Abel, Lina y los hijos de ambas parejas. Los represores que irrumpieron a la casa estaban en su mayoría uniformados con ropa del Ejército, y algunos de civil. En seguida separaron a Abel de las mujeres y, tras arrancar el cable de un velador, comenzaron a torturarlo con electricidad.
Luego los trasladaron a Abel y Lina encapuchados dos autos diferentes hasta la Brigada. Al llegar a Abel lo llevan directamente a la tortura con picana. Como relataron otros testigos, Abel confirmó que un médico coordinaba la tortura, que en su caso llegó hasta la salvaje aplicación de electricidad a través de un fierrito introducido en su pene. Luego lo ubican en el 2do calabozo.
En el 1ro estaban Amalia Marrón, Elisa Moreno y Olga Araujo. En una de las ocasiones en que lo llevaban al baño, Abel pudo levantarse el tabique y vio a su cuñado Aureliano Araujo, al que casi ni reconoce por el estado en que lo dejó la tortura. También supo que en la celda de enfrente estaban los médicos Jorge Heuman, Norberto Liwski, Raúl Petruch y Francisco Manuel García Fernández, todos colaboradores de la sala sanitaria del Complejo 17 de La Matanza.
De León describió el trabajo en el barrio afirmando que había mucha solidaridad entre vecinos, unas 600 familias, y que se formaban asambleas de hasta mil personas. Abel era trabajador de comercio, y actuaba como delegado en su sindicato. También participaba de la comisión vecinal, habían propuesto una lista y ganaron los comicios para elegir autoridades.
Desde allí trabajó en la construcción de una sala sanitaria, que primero fue de madera y luego se amplió a otra de material. Con los médicos colaboradores iban a pedir muestras gratis a los laboratorios para cubrir las necesidades de vacunas o contra enfermedades respiratorias de los niños.
Dos semanas sin comer
Confinado en San justo Abel estuvo 14 días sin comer, y se las ingenió para comunicarse con golpes con los detenidos de celdas contiguas. Su mujer estuvo 8 o 10 días en la Brigada y fue liberada. Abel pudo hablar con Aureliano Araujo y Atilio Barberán, y confirmó que estaban en San Justo.
En el chupadero también confirmó que hubo inteligencia previa en su búsqueda: “Te estuvieron buscando como 3 meses, todo el Ejército”, le dijo el guardia apodado King Kong, con el que logró cierta confianza por ser ambos de origen chaqueño.
El sobreviviente recordó que supo que en San Justo también estuvo secuestrado el abogado Miguel Isaac Berenstein, secuestrado en mayo del ’78 tras anteponer recursos de hábeas corpus por algunos integrantes de la familia Araujo.
El 2 de julio del ’78 De León y otros detenidos, entre ellos Atilio Barberán, fueron llevados de San Justo a la Comisaría de Laferrere: “fue uno o 2 días después de finalizar el Mundial de fútbol”, rememoró. Allí se reencontró con varios de los militantes del barrio que venían de la Brigada.
En el traslado tuvo que soportar que el genocida Boan, apodado “Víbora”, le dijera que “No te maté porque si no esos negros de mierda (en relación a los vecinos del Complejo 17) te iban a hacer un monumento”. Él lo enfrentó, pudo ver su rostro y le dijo “Si te encuentro en la calle cambiá de vereda”.
Tras sufrir un Consejo de Guerra al que calificó como “una payasada total”, y pasar a la cárcel de Devoto en agosto del ’78, De León fue liberado el 24 de diciembre de ese año. Al salir volvió al trabajo y al barrio, y continuó activando socialmente. Quizás por ese motivo sufrió una segunda detención y fue llevado unas horas a lo que él deduce que es el CCD “Puente 12”.
Luego de eso él también se refugió en Misiones, de allí a Brasil, esperó el refugio político del ACNUR y terminó en Holanda, donde ya estaba parte de su familia. Volvió al país durante el gobierno de Alfonsín y continuó viviendo de su trabajo hasta el día de hoy. “Hace 41 años que espero justicia” cerró el testigo hablando directamente a los jueces del TOF1 de La Plata
Y como corolario de su exposición declaró: “espero que este tribunal esté a la altura. Nosotros contamos día por día y año por año para ver presos a los represores y para tener justicia antes de morirme. No es una cuestión personal, acá está toda la sociedad contra un grupo de asesinos”.
Videoconferencia desde Misiones
En tercer término se escuchó la testimonial del sobreviviente Estanislao Araujo, que habló por videoconferencia desde la sala de audiencias del Tribunal Oral Federal de Posadas. Relató que al momento de su secuestro vivía en el Complejo 17 de La Matanza en la casa de su hermana Ignacia Araujo, casada con Ismael Zarza.
Confirmando lo relatado por su prima Olga, dijo que fue secuestrado el 26 de marzo del ’78 cuando salía de la misa celebrada en San Justo por la liberación de Cirila Benítez, la esposa de su primo Aureliano Araujo. Tras ser reducidos con Olga, Zarza, Amalia Marrón y otros fue tabicado y llevado a la Brigada, a la que recuerda como un lugar húmedo y con mal olor. Lo subieron a los golpes a una sala y lo dejaron tirado en el piso. Esa noche lo llevaron a torturar, mientras hacían preguntas por Aureliano y otros activistas del barrio.
Eso duró varios días, hasta que lo pusieron en una celda junto a Zarza, Atilio Barberán y Abel De León. Luego fue ubicado junto a un militante del barrio apodado “El Tano de Morón”. Sobre esta persona recordó que estaba casado y tenía una hija. También que en cierto momento los sacaron a un patio para un simulacro de fusilamiento, y que “El Tano” le gritaba a su mujer, que también estaba detenida y respondía a la distancia.
El testigo dijo que en las sesiones de tortura los represores “Tiburón” y “Víbora” se comunicaban entre ellos y coordinaban las tareas. En un discurso que les dio antes de liberarlos, “Tiburón” lo amenazó con que se fuera de la provincia de Buenos Aires. Tras 56 días de confinamiento Estanislao fue liberado en un basural de Soldati junto a su prima Olga, Zarza, “El Tano” y otras 4 personas cuya identidad desconoce.
Al finalizar el sobreviviente dijo que tras su liberación vivió mucho tiempo con pesadillas y que para rearmar su vida decidió irse a trabajar a Villa Gesell.
Última declaración
El último testimonio de la jornada fue el de Viviana Araujo, hermana de Lina, Olga y Estanislao, y cuñada de Abel de León. En total coincidencia con lo declarado por De León, la testigo rememoró el sábado 8 de abril del ’78, cuando estaba en su casa del Palomar con su esposo Ramón Rodríguez, su hermana Lina, su cuñado y los chicos de ambas parejas, llegó un operativo de hombres armados que los redujeron y dieron vuelta la casa.
A ella la ubicaron con Lina y los chicos, mientras los hombres fueron llevados a otra pieza. Ellas escuchaban los gritos de Abel y Ramón, en evidencia de sufrir torturas. A Viviana la levantó del piso el jefe del operativo y la llevó encañonada por la casa. Le preguntaba por su hermano Aureliano, que vivía allí pero no estaba y regresaba ese día a las 7 de la tarde del trabajo.
Para que le diera información el represor la hizo rociar con bencina y la amenazaba de prenderla fuego con un soplete que pertenecía a su hermano. Luego el grupo de represores se dividió en dos: unos se llevaron a Lina y Abel y otros se quedaron con Ramón esperando a Aureliano. A las 7 de la tarde los genocidas dijeron “Vamos que cayó el pez gordo”.
Entonces supieron que Aureliano había sido detenido. Y se fueron. Lina fue identificada en la Brigada de San justo y liberada. Tras esto, Viviana acompañó a su hermana a su casa del complejo 17 de La Matanza y se quedó a vivir allí con ella. Fue un golpe más para la familia, que ya había sufrido el secuestro de su cuñada Cirila en marzo del ’76 y de sus hermanos Olga y Estanislao en marzo del ’78.
Al tiempo recibieron la visita de una exdetenida de San justo que les dijo que había visto a Lina torturada en ese lugar. En junio del ’78 pudieron saber que Aureliano y otros referentes del barrio estaban en la Comisaría de Gregorio de Laferrere, y allá fueron a visitarlo. Luego lo acompañaron en el pedido de asilo para que saliera del país.
En una de esas oportunidades Viviana fue a llevar un escrito al Consulado de Francia y al salir la cruzaron unos represores de San Justo en un auto: “¿Llegó Olga?”, le dijeron, dando a entender que ya la habían liberado.
Tarea Social
Viviana relató que cuando se inició la ocupación del Complejo 17 de La Matanza muchas viviendas estaban sin terminar, así que los vecinos se organizaron para que la empresa constructora concluyera las obras. “En invierno había enfermedades por el frío, y en verano diarrea por la falta de agua”, señaló.
También recordó la tarea social que se realizaba en el Complejo y las necesidades que tenían las mujeres del barrio: “Todas salíamos a trabajar de empleadas domésticas o en costura, así que no teníamos dónde dejar a los chicos. Por eso se hizo una guardería con biblioteca y actividades recreativas que coordinaba Amalia Marrón”, dijo.
Al mirar el álbum de fotos de los represores de San Justo la testigo individualizó a dos de ellos. Uno que estaba en el operativo en su casa y la tenía reducida en el piso. Otro que le preguntó por Olga cuando la cruzó al salir del consulado francés.
Viviana finalizó su intervención exigiendo a los jueces: “Ustedes que tienen la posibilidad de impartir justicia, al momento de hacerlo espero que tengan presente a mis hijos y mis sobrinos que son personas sin odio ni venganza, pero que hace años deambulan pidiendo justicia”.
Crédito Editor Platense.