Número de edición 8481
La Matanza

Un club de González Catán ofrece actividades recreativas, deportivas e inclusivas

Un club de González Catán ofrece actividades recreativas, deportivas e inclusivas.

“Cancha Amarilla” es un predio dedicado a recreación de niños y niñas, personas adultas y mayores, especializados en el fútbol, un deporte que apasiona a muchos. Diario NCO entrevistó a su dueño, Ernesto Amarilla.

Ernesto Amarilla es un técnico cardiólogo de profesión, enfocado en crear una estructura acondicionada para chicos con diferentes capacidades de distintas edades para que puedan desarrollarse en el deporte y otras disciplinas como la música y la cocina.

Actualmente en “La casa Amarilla” ubicada en Lasalle y Fontana, se dicta una clínica de arqueros para personas de entre 6 a 60 años que tiene vacantes para quienes quieran inscribirse, además de otros proyectos puestos en marcha pero que aún no se concretaron por falta de un predio donde se pueda construir y concretar esas ideas.

“A un técnico de Ciudad Evita que estuvo en la Sub 20 Nacional, se le ocurrió hacer técnicas de arquero. A los chicos les gusta la adrenalina, el sistema deportivo, hacer las técnicas, todo. Y a los chicos con discapacidad tienen un preparativo especial, o sea que vos le das un guante de arquero, la pecherita y los muchachos cambian. Tenemos una chica, es inclusivo, y con discapacidad igual, darles la posibilidad de jugar igual. Ahora queremos hacer una selección con equipo competitivo, con chicos condicionales y con discapacidad”, relató.

Ernesto contó que en el partido de La Matanza no consiguen un espacio mientras que en Pontevedra están dando clases de música en la plaza, ya que tuvieron problemas con una sociedad de fomento donde una familia se instaló en el espacio que estaban preparando para comenzar a hacer incluso un horno de barro para que los menores aprendan a cocinar.

“En Matanza no conseguimos lugar para enseñarles cocina a los chicos especiales, con horno de barro, tienen que estar las condiciones para que el día de mañana puedan ser independientes. Nos dieron una sociedad de fomento en Merlo, pero entre los políticos se están peleando”, explicó y agregó que ellos no tienen nada que ver con lo político, que si bien las cosas no se dan “van a seguir luchando, pero no sé hasta cuándo”.

“Se me había ocurrido pedirle a Magario conseguir un terreno para hacer una escuela, hay chicos que nos ayudan a hacer música, chicos no videntes que hacen música, si no le das la oportunidad yo se la quiero dar para que puedan crecer”, dijo y aclaró que tiene “buena relación con todos, no estoy enojado con nadie, simplemente que se me abran las puertas para que pueda ejercer”.

Por otra parte, reciben en el lugar donaciones como las que hicieron personas de la cárcel de Marcos Paz, crearon juguetes didácticos de madera y banquitos para los chicos, incluso la ayuda de personas mayores que dan una mano y enseñan a tejer y coser. También recibieron ayuda de CEDIMA de San Justo, quienes donaron una mesa de tenis con profesor pago, pero no se concretó por no contar con un espacio donde ejercerlo.

Ernesto hoy en día ejerce su profesión en un consultorio en la localidad de Gregorio de Laferrere con tecnología para prevenir cardiopatías infantiles, pero aclaró que no diagnostica ni receta medicamentos. Entre otras cosas, proyectó en un futuro cercano poner un centro con orientación en cardiología infantil en homenaje a René Favaloro, que incluiría entre sus facilidades herramientas para que las personas aprendan a hacer RCP.

“Cancha Amarilla” está cerca del conocido predio “Campo Santiagueño”, ambos predios aspiran a ofrecer próximamente equinoterapia, hacer la parte del horno de barro, insertar las visitas guiadas al campo y cultivar verduras naturales sin tierra. Sin embargo, el entrevistado lamenta aún no poder “hacer nada si en nuestra cultura no se cuida. Los chicos están perdidos, los chicos no tienen ganas de cuidar, capaz que a un nene con discapacidad le rompes una plantita y le hace mal, ver la atención que un chico con discapacidad tiene que tener un trato de respeto”.

A pesar de las trabas, Ernesto no baja los brazos, reconoce y agradece a todos quienes cooperan, admite que “ahora está todo a la deriva, vamos a ver cuándo arranca”, y sabe que “hay leyes que no se cumplen, alguien me va a escuchar”.

 

 

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