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La Asociación del Fútbol Argentino emitió su boletín número 5588, en el que se le prohíbe de forma preventiva la concurrencia al presidente del Aurinegro, Maximiliano Levy, a todos los espectáculos futbolísticos en el territorio de la Provincia de Buenos Aires.
“¿Será algo personal?” “¿realmente habrá un ensañamiento contra el club?” “¿Por qué la justicia en el fútbol es, muchas veces, ‘selectiva’?” “¿Por qué con los ‘grandes’ está ‘todo bien’ y a nosotros no nos dejan respirar?”, son algunas de las preguntas que los hinchas de Almirante Brown se están realizando hace décadas, y que al día de hoy no hay respuesta alguna.
Parecía que la sanción desigual e injusta de puntos que le quitó la posibilidad de ascender a la Fragata a Primera División en 2008 –y que lo relegó a la B Metro, sacándole casi dos categorías- iba a ser el último antecedente, el punto final de una historia que aún no tiene fin y que demuestra, una vez más, que la justicia no es “igual para todos”, sino que tiene amigos con nombre y apellido.
Si bien el titular del APreViDe, Juan Manuel Lugones, es el caso más nuevo de un funcionario que toma decisiones a dedo y bajo un criterio arbitrario, no es sino la cara reciente de un deseo de jugarle en contra al club con más concentración popular de La Matanza.
Y así como lo avisó el funcionario en su cuenta de Twitter hace unos días, la AFA, en su boletín número 5588, se adhirió a los deseos del confeso hincha de Nueva Chicago en que se debe prohibir al presidente de Almirante Brown, electo democráticamente bajo las reglas de un estatuto oficial, la entrada a todos los eventos deportivos dentro de la “Provincia de Buenos Aires”.
“A continuación se transcribe la Disposición emanada del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, las que fueran notificadas a esta Asociación el día 22.01.2019: Expediente 2100-350284-19 – Resolución N° 01 del 22 de enero de 2019: Artículo 1°: Disponer en forma preventiva y hasta tanto se expida en forma definitiva el Juzgado Correccional N° 7 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora a cargo del Dr. Carlos Esteban Gualtieri, la prohibición de concurrencia a espectáculos futbolísticos en el territorio de la Provincia de Buenos Aires, al Ciudadano Maximiliano Levy”, sentenció el documento.
Así, en medio de otra confusión, el viejo deseo de la AFA se hace tangible, en una nueva sanción que pisa la decisión democrática de un club que llevó a cabo sus elecciones cómo cualquier otro.
Aun así, con el antecedente de la final jugada en Madrid entre River y Boca, producto de una imposibilidad de los responsables de la seguridad, más la incapacidad de la AFA de poder coordinar un partido de fútbol, parece que los ojos están puestos en afectar a los clubes de ascenso, ¿o solo a uno de ellos?
Por este motivo, así como se le han aplicado múltiples sanciones en diferentes momentos de sus 97 años de historia, destacándose la quita –reiterada- de puntos, más la prohibición de jugar de local por “prevención” sin tener un antecedente del cual agarrarse –nunca antes visto-, entre muchos otros, el pueblo Mirasol volvió a sufrir un castigo, esta vez, aplicada a su presidente. ¿Y si hubiera sido Boca, River, San Lorenzo o Independiente? ¿Qué hubiera pasado? “Siga, siga”, diría el juez.
¿Realmente es para todos “igual” la justicia?
En 2011, tras el descenso de River Plate a la Primera B Nacional, diferentes medios rumorearon la posibilidad de descontarle puntos al conjunto Gallinero, por los graves incidentes en el partido en el que Belgrano le ganó la promoción y ascendió a Primera División.
Con los antecedentes del 2008, en el que se le quitó 18 puntos a Almirante Brown y Nueva Chicago, por dos episodios de menor escala –en el caso de a Fragata, tres individuos tiraron una panchera y no hubo heridos- que lo acontecido en la cancha del Millonario, dónde el caos se hizo presente una vez más.
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Aun así, con agresiones de por medio en el torneo de la Primera B Nacional, River Plate terminó retornando a la máxima categoría del fútbol argentino sin ninguna sanción ejemplar.
De allí en más hubo muchos casos para destacar, aunque no pasó nada, y el más reciente fue que la Copa Libertadores de América se jugó en Europa. Sí, un torneo latinoamericano se jugó en otro continente, producto de la agresión de la parcialidad Gallinera al micro de Boca –un acto bastante parecido al que los Bosteros le propiciaron en 2015 a los jugadores de River, también sin consecuencias por sus actos-, aunque tampoco hubo una sanción justa. ¿El resultado? River campeón de la copa, los jugadores festejando y los agresores también. ¿Consecuencias? “Bien, gracias”, un mérito a la violencia.
De esta manera, son cientos los episodios como éste que se podrán citar, no solo de los cincos grandes, sino también de equipos con presencia fuerte en la AFA, pero cuándo hay agresiones, actos de violencia que en ningún otro país se darían, los ojos miran para otro lado. Porque claro, siempre es más fácil aplicar las sanciones “ejemplares” en otros clubes.