Número de edición 8481
La Matanza

Miserias Carcelarias: “Me lo van a tener que probar”

MAT3

Araceli apareció, como muchos pensaban, y como ninguno quería, sin vida y previamente ultrajada y mancillada. Ya horas antes del hallazgo, se pudo conocer algunos matices del pensamiento del único imputado. “Me lo van a tener que probar”, habría asegurado el que fuera prefecto en su reciente pasado.

Por Hugo López Carribero

Prepotente y desafiante, jactancioso y provocador. Una actitud petulante, vanidosa y pedante ante el llanto desgarrador de la madre de la joven desaparecida, hasta ese entonces.

La condena social ya existe y ha sido genuina, innegable, legítima y debidamente instalada.

Se ganó de antemano el repudio, el desprecio y el rechazo de la sociedad.

En este sentido el Poder Judicial, no quiere ser menos inteligente. No desea perder la

oportunidad. Si finalmente el acusado es encontrado culpable, la sanción será de las más severas. Una forma de reivindicarse por parte de jueces y fiscales.

Sectores importantes de la comunidad impulsaron, por las redes sociales, nuevamente el debate sobre la pena de muerte.

Faltan las pericias correspondientes, el escenario aventura que estamos en presencia de un psicópata serial, delictivamente peligroso.

Un individuo que no tiene capacidad para experimentar un sentimiento de culpa, aunque no resulta inimputable. En su visión morbosa de los lazos sociales, puede distinguir el bien del mal, pero no pude sentir culpa por los hechos disvaliosos. Ellos contemplan una posibilidad importante de albergar las más grandes miserias humanas. Son, por lo general, seductores, cazadores de romances fugaces. La traición es una de las características que mejor los representa. Disfrutan del sufrimiento de la víctima. Si el sufrimiento es lento, pues mejor aún para ellos.

 

Artículos Relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver al botón superior