Número de edición 8481
La Matanza

La UNLaM inauguró un Eco-Abrigo para embellecer su espacio

Se trata de un refugio realizado con materiales de construcción de bajo costo y vegetación que fue diseñado por estudiantes y docentes de la carrera de Arquitectura.

 

La UNLaM inauguró un Eco-Abrigo para embellecer su espacio
La UNLaM inauguró un Eco-Abrigo para embellecer su espacio

El paisaje habitual de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) se vio trasformado, hoy, con la inauguración de un Eco-Abrigo, una construcción experimental, encarada por estudiantes y docentes de la carrera de Arquitectura, que busca embellecer el espacio con la incorporación de plantas y materiales de bajo costo.

Se trata de un refugio que fue ubicado en paralelo a la calle principal del predio universitario, cercano al Departamento de Ingeniería e Investigaciones Tecnológicas, y que fue confeccionado con policarbonatos, metales y otros materiales secos, que, en combinación con la colocación de vegetación, además, provee protección ante el clima.

La iniciativa del Eco-Abrigo se puso en marcha en la UNLaM luego de haber resultado ganador, el año pasado, del Programa Innovart, propuesta de cooperación universitaria entre Argentina y Francia. Su concreción llevó más de un año de trabajo y contó, además, con la intervención de arquitectos de la Ecole Nationale Supérieure d’Architecture de Nancy.

 

El coordinador de la carrera de Arquitectura, Arnoldo Rivkin, aseguró que “el resultado estético del Eco-Abrigo superó las expectativas del proyecto” y, además, enfatizó que su construcción representa “una experiencia concreta sobre el significado más auténtico de la Arquitectura”.

“Es una lección única para los alumnos, donde las ideas se realizan en un espacio a través de una construcción y un uso que no depende de una forma determinada, sino que se manifiesta en la materialidad”, detalló.

El docente explicó que, al involucrarse en esta iniciativa, los estudiantes “adquirieron nuevos conocimientos, aprendieron sobre la adaptación de las cosas a las fuerzas en juego y abrieron un campo entre la técnica y la arquitectura que sirve para abrir una perspectiva de aplicación para escalas reales”.

A su vez, la docente adjunta del taller de tecnologías de la carrera de arquitectura, Lucia Solari, destacó que “la idea de esta experiencia pedagógica fue integrar los conocimientos que se dan de manera dispersa en la materia que están vinculados a la parte de estructuras, acondicionamientos y sistemas constructivos en una única actividad”.

“Fue un trabajo en conjunto entre los estudiantes y los docentes en articulación con las empresas” que aportaron los materiales para la edificación, reveló la docente; quien, también, destacó el valor de que “los alumnos desarrollen todo el proceso que requiere un proyecto, desde hacer un anteproyecto, croquis, documentación gráfica, venta y comunicación”.

La alumna Virginia Donato participó del proyecto de construcción junto a diecinueve compañeros y, de esa experiencia, destacó, como instancia de aprendizaje, “el desarrollo del proceso que comenzó el año pasado y que incluyó proyectarlo, diseñarlo, dibujarlo y, ahora, tenerlo listo para que todos puedan apreciarlo”.

“La experiencia está buenísima porque es algo que lo hicimos nosotros mismos. Se nos presentaron situaciones únicas que no se dieron en otras cursadas y que nos permitió, además, trabajar con profesores de Francia y con las empresas”, agregó la estudiante.

Para el Eco-Abrigo, la UNLaM realizó una convocatoria abierta a los alumnos de los dos últimos años de carrera de Arquitectura, de los cuales fueron seleccionados veinte jóvenes voluntarios que emprendieron el proyecto bajo tutoría de sus profesores.

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