
Entre ellas, la familia de Enzo Sabate, de Gregorio de Laferrere, que padece un mal servicio desde hace tiempo y su hijo necesita de la electricidad para vivir. “Las empresas están cada vez más insensibles”, denunciaron.
Familias de niños electrodependientes de localidades matanceras se unieron para reclamar a la empresa Edenor por la falta de suministro eléctrico que sufren en reiteradas ocasiones y pone en riesgo la vida de sus hijos que necesitan conectarse a un respirador artificial para poder vivir.
Por tal motivo, desde la Asociación Argentina de Electrodependientes (AAdED), convocaron a una manifestación para el próximo 16 de agosto en la sede de Edenor ubicada en Av. Del Libertador al 6363, para reclamar por los cortes de luz.
“Nos manifestamos debido a la cantidad de cortes de suministro eléctrico que sufre la población y que afecta directamente a quienes dependen de la energía para poder vivir, atentando contra sus vidas”, sostuvieron desde AAdED.
La familia de Enzo Sabate, un pequeño de siete años que es electrodependiente y vive en Gregorio de Laferrere, también sufre de los cortes de luz en su hogar. “El servicio es ineficiente, Edenor cada vez está más precario hace ya más de un año y medio y las empresas no parecen tomar conciencia de esto”, perpetuó Perla Herrera, madre del niño, a Diario NCO.
“A veces son cortes que duran tres minutos, o baja la tensión y vuelve a subir y estropea las llaves térmicas que debí cambiar, pero el último corte grande que tuve duró 15 horas. “Estamos reclamando por la vida de nuestros seres queridos. Las empresas están cada vez más insensibles”, sumó.
La odisea de las familias
La mamá de Enzo comentó a este medio que cientos de familias en el distrito aún esperan la aprobación de su solicitud en el sistema y que cada vez es más difícil acceder al beneficio de la Ley 27.351 que se aprobó hace un año, que los exenta del pago del servicio y garantiza el suministro permanente.
“Enviar una carta al Ministerio de Salud con la planilla para que los registren sale 380 pesos y para que las empresas den una fuente alternativa de energía, entre los requisitos piden la revisión de un electricista matriculado que ronda los 5 mil pesos, para las familias de bajos recursos es angustiante”, lamentó.
“El Ministerio de Salud todavía está procesando las planillas que se fueron ingresando todo este tiempo por pedidos de inscripción. Hay mucha gente que no puede registrarse porque no conoce sus derechos y no tiene la información necesaria y no tenemos la difusión suficiente para facilitar la inscripción”, añadió Perla.
Cuando los cortes de luz afectan tanto a su barrio como al de otras familias de pacientes electrodependientes, Perla sostuvo que son asistidos por vecinos solidarios y por otros papás, ya que cuando llaman para pedir ayuda, aseguran que no los escuchan. “Se está volviendo cada vez más complicado”, indican.
“Anoche estuve hasta las cuatro de la mañana llamando a Edenor y al ENRE por cuatro papás de nenes que no tenían luz, en Virrey del Pino, en el Km 28 y en Rafael Castillo. Las empresas dejan mucho que desear”, sumó.
La lucha de Enzo
El pequeño nació prematuro a las 26 semanas de gestación con Síndrome de Down y pesando tan solo 1,4 kilos en Gregorio de Laferrere. A los pocos días de nacer, sufrió una infección respiratoria que le provocó una displasia en su pulmón izquierdo, producto de la presión del respirador.
El pequeño sufre una encefalopatía crónica no evolutiva, es decir, que partes de su cerebro no tienen actividad, y tanto la visión del niño como el sistema motor se vieron afectados, sumado a un retraso en su evolución.
Debido a tantas complicaciones de salud, el pequeño además de necesitar de equipos eléctricos para respirar, consume caros medicamentos que requieren refrigeración y al no tener la cadena de frío necesaria por los cortes de luz, se echan a perder.
“La AAdED nos donó un grupo electrógeno, pero mantenerlo con el combustible se me complica por los gastos. Conseguí después de mucho papeleo una batería de apoyo para el respirador que provee la obra social”, remarcó la madre y agregó: “Cuando una batería se acaba pasamos a la otra y salimos corriendo a lo de un pariente o amigo con luz para recargarla”.
“Tenemos una autonomía de dos horas. En ese tiempo Enzo no regula temperatura, la bomba de alimentación, el humificador, el aire, el saturómetro que marca frecuencia cardíaca y concentración de oxígeno en sangre y el aspirador de secreciones para que la cánula no se tape no funcionan”, manifestó y concluyó: “Solo pedimos por nuestros seres queridos, para ellos es vital la energía”.