Número de edición 8481
Economía

Alertan por el deterioro de la seguridad alimentaria

Alertan por el deterioro de la seguridad alimentaria

Alertan por el deterioro de la seguridad alimentaria. Así lo advierte un estudio elaborado por la fundación Soberanía Sanitaria, debido a los tarifazos, la pérdida del poder adquisitivo y el incremento en los precios de los lácteos, frutas, verduras y carnes y su disminución de cobertura en el programa Precios Cuidados.  “El alimento es un derecho universal al que deben acceder todas las personas”, mencionaron los investigadores y remarcaron que es el Estado quien debe garantizarlo.

Valeria Adámoli
valeriadiarionco@gmail.com
@ValeDiarioNCO

 

El documento número 28 de la entidad fue lanzado este mes y hace hincapié en lo difícil que es alimentarse de forma saludable en esta época a causa del “aumento de los precios y la disminución del poder adquisitivo de los salarios”. Este contexto genera, según el informe, un “acceso inequitativo” a los alimentos.

De este modo, se resalta que es el Estado quien debería mediar entre “los intereses de la población y de las corporaciones alimentarias” a través de la “regulación del mercado, la mejora del poder adquisitivo y la redistribución del ingreso”, a fin de que se garantice el acceso a alimentos de carácter “inocuo, saludable y culturalmente adecuado”,  asegurando de este modo el “derecho a la salud”.

El estudio comienza mencionando que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura precisa que la seguridad alimentaria se alcanza “cuando todas las personas tienen acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias, y así poder llevar una vida activa y saludable”.

En esta línea, los investigadores locales agregaron que en Argentina, pese a existir “disponibilidad y estabilidad de los alimentos, el acceso es inequitativo” y resaltaron que el contexto epidemiológico que atraviesa nuestro país, relacionado con la pandemia de “enfermedades no transmisibles, obliga a garantizar la seguridad alimentaria como una de las herramientas para abordar la morbilidad y mortalidad evitables, principalmentente relacionadas con las enfermedades cardiovasculares y la diabetes”.

¿Cómo comemos los argentinos?

En un informe previo, los analistas mencionaron que las modificaciones en los patrones alimentarios que actualmente se concentran en alimentos industrializados, ultraprocesados con alto contenido de sodio, grasas saturadas y azúcares refinados y al mismo tiempo el descenso en el consumo de frutas y verduras, dio como resultado un aumento del 42 por ciento de la prevalencia de obesidad en adultos en los últimos años (de un 15 por ciento en 2015 a un 21 en 2013, que es el último dato disponible).

“Desde una perspectiva de justicia social y equidad, preocupa aún más ya que existe una relación inversa entre nivel educativo y carga de enfermedad para enfermedades crónicas en la Argentina, que demuestra que los sectores en situación de mayor vulnerabilidad son los que presentan peores indicadores sanitarios”, resume el estudio.

De este modo, los expertos puntualizaron en que de la población general, el 58 por ciento de los adultos está excedido de peso, de los cuales el 37 tiene sobrepeso y el 21 es obeso. Asimismo, detallaron que estos dos últimos son mayores en los sectores con menor nivel educativo.

“También es preocupante la situación en los niños, niñas y adolescentes, considerando que Argentina presenta una de las tasas más altas de obesidad infantil de Latinoamérica”, señalaron los investigadores. En cifras, las Encuestas Mundiales de Salud Escolar del Ministerio de Salud, revelan que entre 2007 y 2012 el sobrepeso aumentó de “17,9 por ciento a 27,8 y la obesidad de 3,2 a 6,1”.

En esta población –añadieron- “también se observan desigualdades según los distintos niveles socioeconómicos ya que las prevalencias de sobrepeso y obesidad son mayores en los sectores de mayor vulnerabilidad”.

¿Cómo alimentarse saludablemente?

Por otra parte, en el estudio se especifican unas recomendaciones publicadas por el Ministerio de Salud de la Nación en Las Guías Alimentarias para la Población Argentina:

  • Realizar cuatro comidas al día (desayuno, almuerzo, merienda y cena) incluir verduras, frutas, legumbres, cereales, leche, yogur o queso, huevos, carnes y aceites.
  • Consumir al menos medio plato de verduras en el almuerzo, medio plato en la cena y dos o tres frutas por día.
  • Incluir tres porciones al día de leche, yogur o queso.
  • Incorporar carnes con las siguientes frecuencias: pescado dos o más veces por semana, otras carnes blancas dos veces por semana y carnes rojas hasta tres veces por semana.

¿Qué alimentos incrementaron su valor en el último tiempo?

“El aumento en el precio de los alimentos saludables (frutas, verduras, lácteos y carnes) amenaza el alcance de estos objetivos al disminuir el poder adquisitivo frente a estos productos y obligando a las familias a reemplazarlos por alimentos de peor calidad nutricional”, indica el informe.

Los analistas agregaron que a todo esto se suma la actualización del programa Precios Cuidados que, hace casi tres años contaba con ocho variedades de frutas y verduras, que fueron reducidas a dos y seis cortes de carnes rojas y blancas, de los cuales se restaron cuatro.

En una tabla comparativa, se detalla que en octubre de 2015, en el programa figuraban entre los vegetales: manzana, pera, lechuga, tomate, ají, zanahoria, batata y papa. Hoy solamente quedan la primera fruta y la última verdura.

En consonancia con esto y con respecto a las carnes, sobre el final de la gestión anterior, el plan cubría: tapa de asado, carne picada, cuadrada, tapa de nalga, pollo, espinazo y atún. Por estos días, son estos dos últimos los que continúan en Precios Cuidados. También salieron del programa la leche entera y el agua mineral.

“Además de vulnerar un derecho humano universal, la malnutrición está asociada a deterioro cognitivo, peores indicadores educativos (repitencia y deserción escolar) y deterioro de la productividad económica, aumento del riesgo de cáncer, entre muchos otros”, señalaron los especialistas.

Así, pronunciaron que la pérdida del poder adquisitivo, “sumado al deterioro del empleo, los aumentos tarifarios que obligan a las familias a destinar proporciones crecientes de los salarios y las condiciones sociales, amenazan la seguridad alimentaria en nuestro país”.

En este sentido, remarcaron en el informe que el incremento en el precio de los alimentos “continúa impactando a los hogares más humildes, con un sesgo de regresividad en detrimento de aquellos que se ubican en los deciles más bajos de la distribución del ingreso”.

“El alimento no puede ser considerado como una mera mercancía, sino como un derecho universal al que deben acceder todas las personas. El Estado debería garantizarlo mediando entre los intereses de la población y de las corporaciones alimentarias, a través de la regulación del mercado, la mejora del poder adquisitivo y la redistribución del ingreso, apuntando a garantizar el acceso a alimentos inocuos, saludables, culturalmente adecuados, asegurando el derecho a la salud”, concluye el texto.

La malnutrición de los más pequeños

En una entrevista previa, el titular de la Fundación Soberanía Sanitaria y ex viceministro de Salud de la Nación, Nicolás Kreplak, había comentado a Diario NCO que la problemática “tiene múltiples partes” porque el aumento de los costos fue “muy fuerte” en alimentos básicos como leche, verduras, frutas y carnes.

“El Estado ha comprado en una escala infinitesimalmente inferior la leche. En 2017 fue muy bajo pero por ejemplo ahora acaban de anunciar en la Provincia que por error en la licitación van a estar 60 días sin entregar la leche”, dijo a comienzos de junio.

Asimismo, indicó que también había problemas con el programa Remediar y hoy “la gente ya no está segura de que el medicamento va a estar porque a veces está y a veces no”. Este plan, además de entregar remedios busca orientar la consulta hacia los centros de salud en donde se realiza un seguimiento longitudinal de los casos.

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