
En el año 2005 un hombre de 27 años apareció muerto de un disparo en la frente. Sucedió en un pueblito de Buenos Aires, llamado Dennehy, de no más de 200 habitantes.
El cuerpo fue hallado por un vecino, lo encontró tirado en el piso, boca abajo, debajo del farol del almacén del barrio. El cuerpo presentaba un detalle en particular. Tenía las manos en los bolsillos. Eso descartaba completamente cualquier hipótesis de suicidio. Sin dudas, lo habían asesinado y había sido de una manera mafiosa.
La víctima fue identificada como Ángel Enrique Palacios de 32 años. Por aquella muerte, personal de la Policía local, encontró como único sospechoso a Clemente Villegas, quien en principio la fiscalía mantuvo su identidad reservada para no provocar más disturbios en el minúsculo pueblo.
Hasta ese entonces, las sospechas contra Villegas se basaban en que poseían un móvil pasional, debido a que el mencionado había descubierto recientemente que su esposa mantenía un romance con la víctima.
El abogado penalista, Hugo Lopez Carribero, especialista en Derecho Penal y Criminología, fue quien desempeñó el cargo de abogado defensor de Villegas, y debido al escándalo que se había desatado en el pueblo, la policía se había obsesionado en ponerle un nombre y apellido al homicida de Palacios, y sin lugar a dudas, ese nombre que resonaba en todas partes era el de Clemente Villegas.
Fue entonces que Lopez Carribero (penalista del conurbano), debió actuar como investigador privado de la causa, ya que el complot policial era evidente. Así que no dudó en exponer su integridad física a los efectos de demostrar la inocencia de su cliente.
En el marco de esa investigación, Lopez Carribero sacó a la luz los más impensados secretos que puede esconder un pueblito tan diminuto como es Dennehy. Descubrió que se realizaban fiestas privadas, a las que todos podían tener acceso, y las denominaban “Fiestas negras”.
En aquellas fiestas, no solo las infidelidades masivas y los amoríos entre los vecinos eran protagonistas, sino que además se organizaban fiestas de índole sexual en la salita de primeros auxilios del pueblo, a las cuales asistían reconocidos y poderosos empresarios y políticos de 9 de Julio y alrededores. Dichas fiestas contaban con la presencia de niñas menores de edad y participaban hombres y mujeres oriundos del pueblo.
Los residentes del pueblo estaban al tanto de que la esposa de Villegas, Lorena Valbuzzi, era una de las tantas mujeres que presenciaba de esas fiestas y que además mantenía una relación amorosa casual con el encargado de organizarlas, un enfermero de apellido Arce.
Valbuzzi admitió ser infiel a su esposo en más de una oportunidad y con más de un hombre, pero esta confesión no era novedad, porque no sólo era sabido por todo el pueblo, sino que Villegas también tenía conocimiento de esta situación, pero aseguraba que juntos eran felices y que se amaban con locura, y que una infidelidad no iba a cambiar el amor que sentían el uno por el otro.
En virtud a lo mencionado, la teoría de que Villegas era el autor del hecho se desvanecía por completo por no tener sustento, ya que el móvil pasional no encuadraba debido a que si un hombre por celos o por venganza quisiera acabar con las infidelidades de su mujer, debería asesinar a todos los hombres sexualmente activos de Dennehy.
Tal es así, que los jueces, dejándose llevar por la reputación de Valbuzzi, dijeron que los 42 hombres en estado sexual activo del pueblo podrían ser sospechosos. Fue por ello que al cabo de dos años, el Tribunal Oral Criminal N° 3 de Mercedes resolvió la absolución del imputado por no haberse demostrado su participación en el hecho, y que el móvil pasional no podría darse por acreditado debido al desorden sexual que allí se experimentaba. Además el Tribunal definió a la localidad como “el pueblo de las francachelas sexuales”.
Para finalizar, en consecuencia de este caso y en razón a las particularidades que lo hicieron ser el centro de atención de todos los medios de comunicación, Hugo Lopez Carribero, director del Instituto de Derecho Penal del Colegio de Abogados de La Matanza, escribió una novela policial titulada “Asesinato perfecto en el pueblo de los infieles”.
Esta novela guarda los secretos más ocultos que acontecían en este pueblo ubicado al este de la provincia de Buenos Aires, y contempla todos los detalles de la investigación que llevó a cabo el autor. Relatada de una manera apasionante, se basa en los hechos reales, que con una sentencia histórica, dejó impune un homicidio.