
Literatura. Ad¡ós Dam!án 5 Años y S¡n Dam!án son los títulos de los dos libros de autoayuda de distribución gratuita que llevo publicados hasta el momento. El primero vio la luz a 3 años de la desaparición física de mi hijo y fue presentado el 26 de marzo de 2011 en un espacio cultural que interactuaba en El Altillo de San Justo, ubicado en la PB de las famosas torres gemelas. Y el segundo -a cinco años del suceso- nació el 25 de junio de 2013 en el Centro Cultural Valentín Barros, también de San Justo, sito en Av. Illia casi esquina Entre Ríos.
Por: Carlos Correa
carloscorreaprensa@gmail.com
Ad¡ós Dam!án, por haber sido escrito en plena etapa de duelo, es un trabajo redactado en carne viva, sin filtros, lleno de contradicciones y bastante lacrimógeno, ya que sin caer en el golpe bajo, la secuencia del hecho y lo que siguió, fue contada en forma de zaga utilizando términos a veces con tinte dramático, perfectamente entendibles si se tiene en cuenta que la pérdida de un hijo es una circunstancia anti natural para la que nadie está preparado…
En cambio 5 Años S¡n Dam!án, es una propuesta literaria más elaborada, y como dice el título, la edité a un lustro de la muerte de mi hijo Damián Leonel Correa (25), que perdió la vida el 26 de marzo de 2008 a causa de un accidente de trabajo acaecido en el laboratorio donde trabajaba. Por lo tanto a esa altura, mi mente ya había aceptado la realidad y eso me llevó a dejar un testimonio más amplio, ya que incluí pareceres y experiencias de otros padres y opiniones de profesionales con las que no coincidía en todas, pero como el objetivo es ayudar al otro, que el menú fuera más amplio, aumentaban las posibilidades para que aquel que lo lea pueda encontrar el traje a la medida de sus necesidades, ya que por ahí los conceptos que a mí no me sirven, es factible que sí le puedan servir a otro…
Si bien el núcleo de ambos trabajos es autorrefencial, sendas obras apuntan esencialmente a tratar de dejar un renovado mensaje de fe y esperanza para todos aquellos padres y madres que hayan tenido la desgracia de sufrir la pérdida de un hijo
Vengo escribiendo sobre Damián desde el mismo día en que arrojaron sobre su féretro la última palada de tierra. Recuerdo que ni bien llegué a mi casa proveniente de cementerio, tomé mi computadora y transformé en letras los sentimientos de desamparo que sentía en ese momento y así consecutivamente hasta hoy, que estoy elaborando mi tercer obra sobre una temática que son consciente que es muy difícil de abordar, por la negación que la mayoría de las personas tienen con la palabra “muerte”, aunque en honor a la verdad, los padres de hijos tampoco la utilizamos, puesto que preferimos decir “partió” al considerar que algo que está muerto es porque no existe y a nuestros hijos los padres los sentimos permanentemente, no CON nosotros, sino EN nosotros…
Insisto con que tanto Ad¡ós Dam!án, publicado a tres años de que mi hijo está en otro plano, como 5 Años S¡n Dami!án, son de distribución gratuita… Prueba de ello es que través de distintas presentaciones a las que he sido convocado, ya he repartido más de 1000 ejemplares a padres y madres en mi misma condición. Sin contar los envíos que he hecho de la versión pdf de ambos libros, que no solo los mando por correo electrónico, si no que se puede capturar de la web del Grupo Renacer, donde hay un link, https://gruporenacer.wordpress.com/libros/. para poder acceder no solo a mis libros, sino también a otras obras escritas por madres y padres que han perdido hijos.
Además tengo una página en Facebook que se llama 5 Años sin Damián, donde periódicamente dejo mensajes y por donde -todo/a aquel/lla que lo desee- se puede comunicar conmigo a través de esa vía o de lo contrario, a través del correo electrónico a carloscorreaprensa@gmail.com.
Como corolario de esta tercera entrega, quiero compartir con ustedes un poema de dudoso autor, que en solo tres estrofas sintetiza un mensaje de incalculable valor para todos los mortales. El mismo fue difundido por Antonio Muñoz Freijóo, escritor mexicano del siglo XIX. El escrito dice:
«No son los muertos los que en dulce calma
la paz disfrutan de su tumba fría,
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía.
—-
No son los muertos, no, los que reciben
rayos de luz en sus despojos yertos,
los que mueren con honra son los vivos,
los que viven sin honra son los muertos.
—-
La vida no es la vida que vivimos,
la vida es el honor, es el recuerdo.
Por eso hay muertos que en el mundo viven,
y hombres que viven en el mundo muertos».