
Alejandro Orellana y Vanesa Villanueva, ambos docentes de La Matanza, perdieron gran parte de sus cosas tras el incendio de su hogar ubicado en el kilómetro 38 de la Ruta Nacional N°3.
El siniestro ocurrió el martes pasado, el día de mayor calor en Buenos Aires. La membrana que recubría el techo de chapa de la vivienda comenzó a prenderse fuego y eso provocó que el Telgopor también ardiera y, un pedazo del material cayera sobre una cama que estaba en una de las habitaciones.
Ese fue el inicio de todo, el fuego en cuestión de minutos consumió todo el inmueble. Alejandro y Viviana estaban, mientras tanto, en Chapadmalal. En el domicilio se encontraban su hijo Iván, de dieciséis años y cuñados del matrimonio. Todos, afortunadamente, salieron ilesos.
“Nosotros estábamos de vacaciones en la costa, mi hijo se había venido unos días antes. Hay una parte de la casa que era más vieja, tenía chapas que tenía que cambiar y el martes, que hizo mucho calor, empezó a calentar el techo, a derretirse una membrana y se empezó a prender fuego un Telgopor y eso cae en una cama”, relató Orellana a Diario NCO.
El docente aseguró que los que estaban en ese momento en la casa no habían notado lo que estaba ocurriendo “porque fue en una pieza en donde no había nadie, que era la mía. Cuando se dan cuenta, ven el techo, abren la puerta de la pieza y empieza a salir fuego. Logran salir de la casa y en cinco minutos se prendió fuego todo”, detalló sobre el dramático momento.
“Mientras estábamos en la costa, me llama mi hijo en shock, muy preocupado y muy nervioso. Llegamos acá el miércoles a las cinco de la madrugada, nos habíamos enterado a las nueve y media”, agregó.
La ayuda no se hizo esperar
Orellana es docente de Arte y, su esposa, Villanueva, es preceptora en la Escuela N°50 y lo que iba a ser un descanso terminó en un escenario triste, siempre celebrando que, más allá de lo material, no concluyó en una tragedia.
La pequeña familia de tres se encuentra instalada en la nueva construcción que ellos venían realizando en el mismo terreno, una edificación de losa de 12 metros cuadrados que los vecinos lograron evitar que el fuego también la consumiera.
“Se viralizó por todos lados, no puedo creer la cantidad de gente que nos han llamado. Vino el director de la CTA vino a traer unas sillas y una tele, la verdad que estoy muy agradecido con todo”, contó el profesional respecto a cómo se dio a conocer lo que le había sucedido.
Además, afirmó que es impresionante la cantidad de llamadas que recibe al día y que se ve desbordado ante tantos mensajes, pero siempre dejando ver su felicidad al respecto y la rapidez con la que se acercaron a ayudarlo.
“Vino un montón de gente, por día he tenido 40 compañeros, amigos, colegas, a darnos una mano sacar escombros. Con los vecinos recuperamos tres mil ladrillos. La verdad, muy contento porque no esperaba tanto, la información tuvo más de 1000 compartidos.
Todos nos están dando una mano y es infinito el agradecimiento. Pido disculpas porque en momentos apago el celular y después tengo 100 llamadas perdidas, 300 mensajes, me olvido de las redes sociales o dónde tengo que llamar porque por hora son más de 50 WhatsApp nuevos de gente que quiere ayudar”, enfatizó.
Todavía queda mucho por hacer
El profesor explicaba que desde autoridades municipales de La Matanza recibieron chapas y mercadería. Desde el municipio de Marcos Paz colchones y un volquete para sacar los escombros y cenizas que quedaron del incidente.
Asimismo, destacó la colaboración por parte del Suteba de “todos los colores, llamaron la multicolor, la celeste, la violeta”. Y de parte de las donaciones de las personas que acercaron, ropa y todo aquello que corresponden a las necesidades básicas, la ayuda llegó muy rápida.
“Me donaron una cocina, una cama, puertas y una ventana. Ahora queda planificar para construir. En realidad, no pido nada, lo que se pueda y salga del corazón. Lo que cada uno considere que me puede servir, me va a servir”, insistió Orellana.
Algunas de las cosas que están necesitando son un ropero, pequeño, la ayuda de algún maestro mayor de obra para el diseño de la nueva casa y, una vez más, todo aquello que puedan aportar incluso “un pedazo de hierro, dos ladrillos, lo que sea”.
Las donaciones están siendo juntadas en La Escuela de Arte Leopoldo Marechal y en la Escuela N°50. También, compartieron los datos de la cuenta bancaria para quienes puedan ayudar con dinero que será para la compra de los materiales de construcción.
Los datos son:
Alejandro Orellana
Numero de CBU: 0140164203510550570603
CUIT: 20-27028115-0