Número de edición 8481
La Matanza

Opinión: Soy abogado, no escritor. Por: Hugo López Carribero

GBA1 LOPEZ CARRIBERO

El caso ha dado un giro inesperado. Estoy convencido, mi cliente es inocente. Ahora tengo que convencer al juez.

Por: Hugo López Carribero Abogado penalista

La creación escrita siempre fue solo un pasa tiempo para mi. Yo no soy escritor, soy abogado penalista. La diferencia se ilustra de manera muy pertinente mediante el contraste entre quien dice que desea ser escritor (aquí no estoy yo), y quien afirma que desea escribir (como yo). La primera persona desea ser reconocida en las reuniones sociales, mientras

que la segunda se prepara para pasar, gratuitamente, muchas horas de soledad delante de su escritorio; la primera busca posición, la segunda un proceso; la primera desea ser, la segunda hacer.

“No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo”. (Oscar Wilde).

El abogado penalista es la persona que, con título universitario, se dedica a defender en juicio los intereses de los litigantes y también de aconsejar sobre cuestiones jurídicas.

En este marco, la mayor cantidad de escritos, fuera de mi profesión, la realizo  durante el verano, y es por eso que sugiero a todo el mundo que deje descansar a su abogado durante el mes de enero, en toda la feria judicial. Cuando él regrese va a estar con mayor lucidez mental y mejor ánimo para darle solución a su problema.

El arte del escritor es una tarea muy noble. Yo no me siento capacitado para ser escritor. Pero dejo por escrito los pensamientos y las vivencias de un abogado especializado en Derecho penal y en criminología, un área vidriosa de la comunidad jurídica. Pienso, pero no soy un pensador, escribo pero no soy un escritor.

Entiendo estos escritos de esta manera. Con la convicción de que los cosas no son como las vemos, sino que las vemos como somos. Si los psiquiatras oyeran mis pensamientos, en muchas ocasiones con seguridad aseverarían la necesidad de darme un largo tratamiento. Somos muchos los que estamos en esa vereda.

He recibido críticas, de todo tipo por lo que escribo, especialmente por mi publicación anterior “Cuentos Carcelarios”.

Muchas veces la ira invadió mi temperamento y tuve el impulso de vengarme de aquellos difamadores consuetudinarios. Sin embargo, más tarde terminé comprendiendo que el olvido suele ser la manera mas refinada de la venganza. Es este marco hay saber diferenciar la sonrisa bondadosa de la risa burlona. Usted lector, pruebe olvidar, y si lo logra, además sanará su propia alma.

Sin embargo yo nunca dudo que un grupo reducido de personas pueda cambiar

el mundo. Después de todo siempre fue así.

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