Los conocimos este año y cada trabajo que emprendieron resultó un logro. Pese a las dificultades supieron sobreponerse con creces y hoy son uno de los espacios de ayuda con mayor presencia en la zona. Sandra Bustos, titular -junto con su esposo- del comedor, habló con NCO y dijo: “Los chicos son el motor que nos da fuerza cada día”.
Las manos solidarias de La Matanza es un comedor que funciona en Caupolican 5836, en Isidro Casanova y fue fundado por la pareja de Sandra y Rubén Dos Santos, quienes hace pocos días, sumaron otra alegría (tanto para ellos como para quienes se vinculan con el comedor) al convertirse en abuelos por primera vez.
Para ellos, el año fue una secuencia de hechos que fueron in crescendo. “Este 2013 fue realmente muy duro en el comienzo, ya que a principios nos encontramos atravesando un problema de salud de mi suegra. A mediados de mayo su enfermedad, que avanzó a pasos agigantados, se la llevó al cielo. No había en la familia más que un inmenso dolor”.
Este difícil momento para la familia y los amigos del matrimonio no impidió que continuaran con su solidaria labor. A veces, como en este caso, el llanto cesa con el cariño que se da y con el que se recibe por el que se dio.
“Estas cosas te hacen flaquear a tal punto que sentís que te quedas sin fuerza para seguir luchando contra todo, pero luego te das cuenta de que a la hora de la merienda se abre la puerta de nuestra casa y los chicos entran con felicidad, te abrazan y te dicen: ‘Sandra, te extrañé’ y sentís que los pies se posan otra vez sobre la tierra”, reconoció.
Para este matrimonio, son los niños y las niñas quienes se convierten en el motor que los impulsa a seguir con esta maravillosa obra y les otorgan la fuerza necesaria para que, diariamente, los vecinitos y vecinitas encuentren un espacio de alimentación para el físico y para el alma.
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