Número de edición 8481
Policiales

Villa Luzuriaga: Mataron a balazos a-un policia federal para robarle el auto

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Cristina pedirá investigar si hubo una “zona liberada” durante el asesinato del policía Jorge Córdoba

Un efectivo de la Policía Federal fue asesinado esta mañana de cuatro balazos por cuatro delincuentes que lo interceptaron para robarle el auto en la localidad bonaerense de Villa Luzuriaga, partido de La Matanza, informaron fuentes policiales.

La presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, anunció que, ante denuncias de vecinos acerca de que en el lugar del crimen había una “zona liberada”, va a “pedir una investigación” y manifestó su solidaridad con la familia de la víctima.

El hecho se registró esta mañana, pasadas las 5, en el cruce de las calles Rivera Indarte y Lartigau, cuando el efectivo, identificado como el cabo Jorge Córdoba (41), iba a bordo de su auto Fiat Punto gris, patente KNY 426.

El suboficial, experto en explosivos de la División Detección y Adiestramiento de la Superintendencia de Bomberos de la PFA, que estaba vestido de civil, es vecino de la zona y se dirigía a prestar servicio en la guardia de la Residencia Presidencial de Olivos.

Las fuentes explicaron que en la mencionada esquina, el cabo Córdoba fue abordado por cuatro delincuentes que se movilizaban en otro vehículo con el que le cortaron el paso.

Los delincuentes hicieron bajar a la víctima del auto, le sacaron todas sus pertenencias, entre ellas, su arma reglamentaria, una pistola calibre 9 milímetros.

“Todo indica que no se resistió, pero cuando se dieron cuenta de que era policía, le quitaron el arma y lo asesinaron”, dijo a Télam un jefe policial.

Según las fuentes, Córdoba recibió los balazos que lo hirieron en el abdomen, un hombro y el muslo izquierdo, que luego le ocasionaron la muerte.

Los delincuentes huyeron con el Fiat Punto del suboficial y el auto en el que habían llegado y hasta esta tarde no habían sido localizados.

Al escucharse los disparos, algunos vecinos de la zona salieron a la calle y se encontraron con el policía malherido pero aún con vida, tirado en la calle.

“No lo queríamos mover porque no sabíamos cuántos balazos tenía. Nos dijo que tenía frío y quería que lo levantáramos”, dijo al canal C5N Walter, un vecino de la cuadra.

El hombre dijo que “la ambulancia y la Policía tardaron como cuarenta minutos en llegar” y detalló que ante la demora de las autoridades él mismo se encargó de llamar primero al 911, después a la comisaría de Villa Luzuriaga y luego a la de San Justo, y que más tarde “llegaron todos juntos”.

De acuerdo a los voceros consultados, el efectivo fue trasladado al Hospital Paroissien de Isidro Casanova, donde murió poco después como consecuencia de las lesiones sufridas.

El cuñado de la víctima, quien se identificó como Cristian, dijo no entender por qué lo asesinaron con tanta saña.

“Estamos tratando de averiguar qué paso. No sabemos si lo agarraron en la puerta de la casa y acá fue donde lo mataron, o si lo cruzaron acá”, señaló en la esquina donde balearon a Córdoba.

Es que el homicidio de Córdoba no tuvo testigos presenciales, por lo que los investigadores analizaban esta tarde las cámaras de seguridad de algunos negocios de la zona.

“No entendemos, si no se resistió, por qué tantos balazos. El no era de salir uniformado, ni decir que era policía”, agregó.
Cristian contó que Córdoba estaba casado con su hermana, con quien tenía una hija de 16 años, y que recientemente la víctima había sido padre de un bebe de tres o cuatro meses.

“Hace poco había tenido un accidente en un patrullero que lo chocaron en Aeroparque y se recuperó”, relató.

Si bien fuentes de la policía bonaerense informaron inicialmente que Córdoba prestaba servicio en la comisaría 41 de Capital Federal, voceros de la Policía Federal aclararon que su actual destino era la Superintendencia de Bomberos.

El caso es investigado por efectivos de la comisaría de Villa Luzuriaga y de la Jefatura Distrital Noroeste de La Matanza, bajo directivas del fiscal Fernando Raúl Quiroga, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 9 de ese departamento judicial.

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Villa Luzuriaga

Cristina pedirá investigar si hubo una “zona liberada” durante el asesinato del policía Jorge Córdoba

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner le anunció a la familia del asesinado cabo Jorge Córdoba que pedirá una investigación ante versiones de que en el lugar del crimen hubo una “zona liberada”.

“Quiero fundamentalmente dirigirme a su familia para decirles que estamos juntos a ellos, que los acompañamos en su dolor y que vamos a pedir una investigación porque me preocupó mucho lo que escuché por televisión”, manifestó la jefa de Estado durante un acto realizado en la localidad santacruceña de Las Heras.

La mandataria recordó que “lo mataron en el Gran Buenos Aires y un vecino o amigo personal de él, que fue el que llamó (a la Policía), dijo que la comisaría que está a cuatro cuadras tardó cuarenta minutos en llegar y el suboficial murió desangrado”.

“La gente hablaba de zona liberada y realmente estamos muy preocupados, pero más que preocuparnos nos vamos a ocupar de identificar realmente que es lo que está pasando en algunos lugares y en algunas situaciones”, concluyó la Presidenta.

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3 Comentarios.

  1. toda la Provincia de Bs. As. es zona liberada. El 911 no funciona para nada, llamar a las comisarías es lo mimso que nada, las personas que atienden, sin ninguna preparación, siempre parec que estan haciendo otra cosa. Algo debe cambiar de verdad, asi como estan las cosas vamos muy mal.

  2. Ridículo, incapacidad, patoterismo, trampa y corrupción

    Por: LUIS DOMENIANNI

    Ridículo, incapacidad, patoterismo, trampa y corrupción
    El Parlamento terminó aprobando el proyecto que introduce profundas reformas en la Justicia.

    Ya todo les cabe. Son un muestrario del “no deber ser”. Es como si no dejasen nada librado al azar. El problema es que ahora, en número creciente, la sociedad les cantó el “piedra libre”. Ya no les queda espacio para esconderse. Ya nada los disimula. No los salva ni el relato, sencillamente porque casi nadie les cree. Tal vez por eso, cada día lo ensayan menos, aunque la Presidenta sobreabunda en apariciones públicas para inaugurar por enésima vez lo que ya fue inaugurado, para multiplicar anuncios que rara vez se vuelven realidad y para ponderar virtudes de su gobierno y de ella misma que la realidad desmiente a diario.
    Pronto, muy pronto, no más allá del 12 de mayo, el Gobierno debe convocar a elecciones legislativas. Comienza por tanto un tiempo de balance en el que la ciudadanía deberá decidir su voto a emitir el último domingo de octubre, con el paso previo de las PASO -Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias- para los primeros días de agosto.
    Y el balance, por más vueltas que le den, da mal.
    Da mal en la institucionalidad en una República que está a punto de dejar de serlo. Da mal en la libertad de expresión donde se busca acallar cualquier disenso. Da mal en la economía con una inflación que nadie detiene. Da mal en la administración del Estado con un gasto público inconmensurable que no se transforma en obras ni en servicios, tales como la educación o la salud. Da mal en defensa con fuerzas armadas que no poseen capacidad de fuego. Da mal en política exterior con una desconfianza de la comunidad internacional. Da muy mal en seguridad donde la sociedad no tiene la sensación, sino la certeza del peligro para la integridad física y para el patrimonio, aunque aún le falta discernir que se debe a que no existe voluntad política de combatir el delito. Y da pésimo en confianza, donde cada día saltan a la luz nuevos negociados y enriquecimientos fraudulentos de funcionarios y amigos del poder que abarcan hasta el padre del modelo, es decir el fallecido Néstor Kirchner.
    La semana que acaba de concluir fue un muestrario de las falencias, los defectos y hasta las malas intenciones de un gobierno cuya único norte es permanecer en el poder a cualquier precio con el doble objetivo de continuar con los beneficios personales y de asegurar la impunidad para el caso de que no les quede otro remedio que irse algún día.
    Trampas, patoterismo, corrupción, incapacidad y hasta ridículo se conjugaron al unísono en siete días para despejar cualquier duda. Los argentinos vivimos, en el presente, uno de los peores momentos de nuestra historia. Con un agravante, nos puede ir aún peor si no reaccionamos en octubre próximo. Y aún así, inevitablemente deberemos pagar las consecuencias de los diez años K.
    A no olvidarse nunca. Ellos son los culpables, pero nosotros los votamos. No solo los votamos, les posibilitamos creer en la suma del poder público cuando los acompañamos con el 54 por ciento de las voluntades.
    Que nunca más, el pan para hoy nos tape el hambre del mañana.

    El ridículo

    Comencemos por lo superficial. Que lo es, pero no lo es tanto. El episodio fue protagonizado por el ignoto ministro de Economía, un tal Hernán Lorenzino que -pecado mortal para un K- accedió a una entrevista con una periodista independiente.
    El pobre “tipo”, en el doble sentido de la palabra, creyó que podía manejar la situación. Después de todo, la periodista era de nacionalidad griega. El reportaje televisivo se iba a difundir sólo en aquel país. Y la crisis que atraviesa Grecia permitiría al funcionario poner en evidencia las virtudes del modelo “nac and pop”.
    Por las dudas, don Lorenzino limitó las preguntas a tres. No vaya a ser cosa que esta chica indague demasiado. La profesional, del otro lado, formuló las tres preguntas y algunas más, como corresponde.
    Don Lorenzino comenzó por el relato. Todo estaba bien. Todo se acomodaba a la visión fantástica o fantasiosa. De la crisis del 2001 no se había salido con la devaluación de Duhalde, ni con el alto precio de la soja. Todo era mérito propio.
    Y la profesional formuló la pregunta de rigor “¿A cuánto asciende la inflación actual?” Lorenzino respondió con titubeos. Ni siquiera pudo precisarla, como si su cargo fuese el de ministro de Defensa o de Salud. Ya muy nervioso, dijo que la inflación era la del INDEC y cuando se vio venir -ante semejante mentira- la repregunta, pidió apagar la cámara de video y dijo la que será su frase célebre, lo único célebre en su vida, “me quiero ir”.
    Para colmo de males, su asesora pretendió explicar lo inexplicable. Que ellos nunca hablan de la inflación. Que jamás lo hacen con medios nacionales. Que… y bueno qué más si ya estaba todo dicho.
    Una simple y hasta tímida pregunta demolió al ministro de Economía. Lo liquidó. Lo penetró la pavura y solo fue capaz de huir.
    Puso de manifiesto la endeblez del relato K en la primera de cambio. Quedó clara la razón de los funcionarios y la propia Presidenta para no hablar con los medios que no son oficialistas.
    Lorenzino cometió dos pecados para la lógica K. Aceptó una entrevista de los no propios, aunque sean griegos y no aprendió la lección de Georgetown y Harvard cuando su jefa, la propia Presidenta, se sometió a las preguntas, ya no de profesionales, sino de simples estudiantes y cometió un papelón de aquellos.
    Pero el “me quiero ir” de Lorenzino va más allá del tembladeral que le creó una simple periodista que hace preguntas de rigor.
    Es un me quiero ir de este gobierno. Y Lorenzino no está solo. A su lado, farfullan lo mismo Julio de Vido de Planificación, Florencio Randazzo de Interior y Transporte, Arturo Puricelli de Defensa, Antonio Tomada de Trabajo, José Sileoni de Educación.
    ¿Qué por qué no se van? Obviamente, porque la Presidenta no se los permite ¿Qué por qué no se van igual? Vaya a usted a saberlo. Pero, la lógica dice que cuando uno se queda es por una de dos razones. O está de acuerdo, no es el caso. O teme las consecuencias ¿Cuáles? A la luz de la corrupción reinante, fácil es intuir que todos los integrantes del Gobierno tienen cuitas que ocultar.
    Y, entonces, hay que seguir hasta el final. En todos está presente el destino de Juan Pablo Schiavi, el secretario de Transporte que renunció -pretextando motivos de salud- poco tiempo después de la tragedia de Estación Once. Hoy está procesado y a punto de ir a juicio oral. Eso te pasa si sacás los pies del plato.
    No queda otra que aguantar y seguir. Así lo entiende Julio Alak, el ministro nominal de Justicia, que nada decide y que solo sigue al pie de la letra las órdenes que recibe de su viceministro miembro de la Cámpora. O el de Agricultura, Norberto Yauhar que nada decide ni en materia de Agricultura, ni de Ganadería, ni de Pesca, porque las decisiones las toman los kirchneristas duros del Ministerio.
    Casi todos quieren huir pero a ninguno le da el cuero ni siquiera para eso.

    La incapacidad

    Decididamente, la mediocridad del elenco gobernante supera lo imaginable. Casi como que ninguno sirve para nada. No hace aún un mes, al retorno de uno de sus viajes, la Presidenta citó a los miembros del rejunte -nadie puede hablar de equipo- económico de urgencia a Olivos en horas de la noche. Motivo, la disparada del dólar paralelo que se acercaba peligrosamente a una cotización de ocho pesos.
    De no darle ninguna importancia, de repente, hizo de la cuestión un eje de importancia, seguramente alertada por las dos devaluaciones casi simultáneas -la una abierta y la otra maquillada como “licitación” de dólares- que llevó a cabo el por ella siempre ponderado gobierno chavista venezolano.
    La reacción de los convocados fue casi de terror. Todos iban a proponer soluciones que no eran tales. Ninguno, por supuesto, se atrevió a decir la verdad: la necesidad de bajar el descomunal gasto público, de no emitir más dinero sin respaldo y de, aun así, de devaluar inevitablemente.
    La craneoteca se dividió en la propuesta de parches. Axel Kicillof, el descubridor de la pólvora -claro, de una pólvora que no explota o, mejor dicho, que explota entre las manos de los K- propuso el ya enésimamente fracasado desdoblamiento cambiario. Mercedes Marcó del Pont, la jefa del Banco Central que sirve para todo menos para lo que fue creado que es cuidar el valor de la moneda, sostuvo su teoría temporal, aquella que dice que el dólar sube solo en verano (sic). Lorenzino, tal si fuera Domingo Cavallo, dijo que había que arreglar los desaguisados externos para poder volver a endeudar el país y seguir con la fiesta que a esta altura ya es solo una resaca. Y Guillermo Moreno, quién ganó la discusión, confió en su capacidad de apriete para planchar la apetencia de los argentinos por el dólar, único refugio frente a la inflación que ellos, los de la craneoteca y la Presidenta, supieron conseguir.
    No pasó un mes. Y el dólar no solo superó la barrera de los ocho pesos, sino también la de los nueve. Con hipótesis que lo llevan a 12 pesos para el momento de las elecciones.
    Ya Cristina Kirchner ni los cita ¿Para qué? La incapacidad de la craneoteca es tan manifiesta que ni vale la pena la convocatoria. Claro, tampoco puede cambiarlos si no cambia de política. Ningún economista de prestigio se haría cargo del tema, mientras la Presidenta insista en el actual esquema de gasto público y emisión monetaria. Ningún economista de prestigio va a intentar salvar las papas quemadas por el actual gobierno.
    Nadie ignora cuánto le ocurre a Miguel Galuccio, el presidente de YPF, quien todos los días fracasa, pese a sus antecedentes, a la hora de revertir el desastre energético en el que cayó el país gracias a los K. ¿Qué por qué no se va? O porque todavía no se convenció del fracaso de su esfuerzo o porque ya cayó en la lógica del “si no puedo salvar a YPF, al menos me salvo yo”.

    El patoterismo

    A cargo, por supuesto, de Guillermo Moreno. Incapaz de frenar el alza de precios pese a sus congelamientos. Incapaz de frenar la salida de dólares pese a sus controles y a su prohibición de importar. Culpable central del enojo del campo por su destrucción de la ganadería y de los males que padecen la lechería y las economías regionales. Acusado por todo el mundo, inclusive los propios K, del aumento de precios de los combustibles a través del congelamiento no congelado. El secretario de Comercio se dedica a lo único que sabe, a la patota intimidatoria.
    Esta vez fue en la asamblea de accionistas del Grupo Clarín y estuvo secundado por el aprendiz de patotero, Axel Kicillof, y del falsificador de curriculum Daniel Reposo. Tal vez porque ya no se siente tan seguro, para defenderlo Moreno fue con su mujer.
    Si antes, el patoterismo indignaba, ahora ya no hace ni cosquillas. Ya es lo que nunca debió dejar de ser: una puesta en escena para “la gilada”. Solo que “la gilada” ya está “avivada”.
    Moreno no fue solo. Además de sus ocasionales secuaces, concurrió con una pléyade de periodistas militantes o que trabajan en medios oficialistas. Les daba instrucciones que los otros obedecían sin chistar. Igualito que la griega.
    Gesticulaba, gritaba, amenazaba y hasta se atrevía a decir que con todo eso -con Clarín- se iban a quedar ellos. A su lado, Kicillof asentía y cumplía el rol de “chirolita”. El todo, prolijamente, registrado por las cámaras fotográficas y de video del pseudo periodismo acompañante.
    Aún tímidamente, los directivos de Clarín no se callaron. Como no se callaron, algunos empresarios que salieron a criticar la kirchnerización de la justicia. Como no aceptaron las presiones a los empresarios de la Unión Industrial que renovaron su cuerpo directivo y le dieron la espalda al candidato del oficialismo, el hermano del actual gobernador de Salta.
    Sí, el patoterismo se diluye. Hasta la pusilánime clase empresaria argentina empieza a desafiarlo ¿Será porque los vientos cambian?

    La trampa

    Es el recurso al que apela el Gobierno cada vez que las cosas pueden no salirle como pretende. Lo internalizó tras aquel voto no positivo del ex vicepresidente Julio Cobos en el conflicto con el campo por las retenciones agropecuarias.
    Desde entonces, las cosas deben salir como sea. Si no se tiene mayoría en el Congreso se gobierna mediante decretos de necesidad y urgencia, aunque ni la necesidad, ni la urgencia puedan demostrarse.
    Si hay mayoría propia, como en la actualidad, entonces se cumple con el requisito del Parlamento al que se lo convirtió en una mera escribanía que ratifica sin comas cuanto Cristina Kirchner decide.
    Si la mayoría propia corre peligro, porque alguno decide pensar más de la cuenta y duda, entonces se hace reasumir por algunas horas a los diputados que están con licencia -alguna vez habrá que rever esto de las licencias en lugar de la renuncia- para desempeñar funciones en los ejecutivos nacionales o provinciales.
    Y si, aun así, algo sale mal, porque a la hora de votar alguno estaba distraído, o se hizo el distraído para no quedar pegado o para negociar algún plus extra, pues entonces contraviniendo cualquier reglamento, disposición, resolución, ordenamiento o norma legal que a usted se le ocurra, pues se vota de nuevo y sanseacabó.
    O ganan o trampean, pero siempre ganan. Así son las cosas y punto. Y así fueron cuando se trató el artículo dos de la kirchnerización del Consejo de la Magistratura.
    No obstante, la trampa desnudó algunas falencias, desacuerdos o conductas sospechosas en la oposición.
    La tan mentada denuncia de un pacto espurio entre la Presidenta de la República y el titular de la Corte Suprema de Justicia agitado por la diputada Elisa Carrió parece haber sido más un recurso electoral que una realidad.
    Cierto es que hubo un encuentro entre ambos. Cierto es que el Gobierno dio marcha atrás y metió violín en bolsa en su pretensión de quitarle a la Corte la administración de los recursos y la designación del personal de la justicia. Cierto es que la nota firmada por los presidentes de los fueros nacionales y hecha llegar al Presidenta de la Cámara de Diputados fue enviada por Ricardo Lorenzetti, el presidente del máximo tribunal.
    Pero, el resto de los ministros de la Corte cerró filas al lado de su presidente. Y el argumento de la necesidad de evitar el conflicto de poderes a tiempo tiene su consistencia. Bastaba una simple acordada de la Corte para liquidar la cuestión votada por el oficialismo.
    Y, además, lo cortés no quita lo valiente. En todo caso, la cosa está por verse, cuando tras la inevitable aprobación por el Senado de las modificaciones al proyecto de kirchnerización del Consejo de la Magistratura, lluevan los pedidos de inconstitucionalidad. La Corte, tarde o temprano -si el Gobierno utiliza su reproducción del per saltum menemista- deberá expedirse.
    La cosa es simple. Si declara la inconstitucionalidad, el pacto nunca existió. Si hace lo contrario, lo de Elisa Carrió no habrá sido una especulación electoral, sino la pura verdad.
    Para no variar, la legisladora atacó también al radicalismo por una reunión mantenida la noche anterior con los kirchneristas del Congreso. El ultra k Carlos Kunkel la secundó al informar que los radicales pactaron un acuerdo que luego no respetaron. Los radicales, visiblemente molestos, desmintieron el acuerdo pero no la reunión.
    ¿Para qué debían reunirse? ¿Para acordar qué? ¿Había algo que convalidar? ¿A cambio de qué? Desde una buena fe no tan buena -el radicalismo mantiene numerosos contratos de personal dentro del Estado- se puede pensar que algunos dirigentes se aferran al superado esquema del bipartidismo. Tal vez sería bueno que tomasen conciencia que el bipartidismo murió el día que decidieron ser socios menores de los gobiernos peronistas, de Menem, Duhalde o de los Kirchner, en la Nación, y de los gobernadores peronistas en casi todos los distritos.

    La corrupción

    Alcanza con un párrafo que sólo contiene apellidos.
    Jaime, De Vido, Boudou, Cristóbal López, Lázaro Báez, Cristina Kirchner y Néstor Kirchner. Está todo dicho.

    FUENTE : DEMOCRACIA DE JUNIN

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