Número de edición 8481
Discapacidad

Un largo pedido:Una familia que pierde sueños mientras aguarda por su vivienda

Pag.5_Jorge González y María Inés Correa
Nora Adámoli
Noraadamoli.nco@gmail.com

Hasta el año pasado, Jorge González y María Inés Correa eran una pareja. Vivían juntos, en San Justo. Pagaban un alquiler, como podían, ya que ambos son discapacitados motrices. Ella, fue la pívot de la Selección Nacional de básquet sobre ruedas. Desde hace casi seis años esperan por la entrega de la casa que el Plan Federal les facilitó. Aseguran que jamás los llamaron y que cada vez que van a averiguar cuándo la recibirán, regresan sin novedades.

Actualmente, la falta de empleo no permitió que siguieran abonando el alquiler. Él, se las arregla como puede. Ella, tuvo que volver a Santa Fe, con sus hijas, a la casa de unos familiares. Dejó de jugar, pese a ser una deportista talentosa y dinámica. “Estoy devastada, lo perdí todo”, contó, emocionada, a NCO. Una historia de vida dramática. Un pedido incansable:

“Queremos nuestra casa”.

“Desgraciadamente, tengo que volver a mi ciudad. Al no encontrar, ni mi marido ni yo, un empleo estable para mantenernos, no podemos hacerle frente al alquiler del departamento en el que vivimos”, admitió antes de irse, pensando que quizás, con el tiempo las heridas se cerrarían y los nuevos caminos le cambiarían la suerte, para poder volver a Buenos Aires, a reencontrarse con sus dos amores: Jorge y el básquet.

Sin embargo, no pudo salir adelante con prontitud y los problemas la siguen agobiando: volver a Santa Fe le valió la separación con su pareja y dejar en su ciudad por adopción, San Justo, los grandes momentos que alcanzó en los últimos años, como por ejemplo sus prácticas en el Cedima y sus participaciones en diferentes certámenes. Cabe recordar que fue una de las jugadoras de la selección en los juegos Parapanamericanos y que por la falta de dinero y su retorno a la provincia, no pudo participar de los Juegos Sudamericanos, disputados en noviembre último.

Aunque está con sus hijas y afecto no le falta, las necesidades se hacen presentes. Igual que aquí, en su provincia natal no consigue trabajo. Ella pide “de lo que sea”, porque es voluntariosa, tiene empuje y siempre, pese a todo, muestra su gran y genuina sonrisa. Se maneja bien con la computadora, tal vez convertirse en asistente o secretaria sería algo que para ella la hiciera crecer en otros aspectos. Sumado a esto, la casa en la que vive ahora, se encuentra en una zona inundable.

Por eso, ambos esperan que los trámites puedan aligerarse y que, aunque sea, reciban una respuesta que les dé mayor seguridad con respecto a esa vivienda que fue, anteriormente, un sueño de la pareja. Hoy, Jorge también se comunicó con nosotros y fue claro: “Yo quiero que se resuelva todo rápido y que la casa quede para María Inés, por como la pelea día a día”.

Quieren que este letargo llegue a su fin. Hay muchas casas que ya se entregaron, hay muchas familias felices por contar con un hogar. La de ellos, se encuentra en González Catán. A raíz de su situación, Jorge no puede movilizarse cotidianamente y visitar la zona. Por eso, con toda humildad, pide que lo llamen, nada más que eso. Y, claro, que algún día le den la gran noticia de que ya puede habitar, para comunicarle a María Inés esa alegría que, después de tanto dolor, sería una caricia para su alma.

Desafíos

Lo más triste del inicio de esta nueva etapa, cuenta María Inés, “es que me voy con mis hijas, porque mi marido tiene que quedarse con su mamá, que vive sola aquí y tiene que cuidarla. Voy a dejar el básquet. No puedo seguir con mi club, y por ende quedaré afuera de la Selección. Tengo un dolor muy grande, me siento muy triste porque construí mucho en este tiempo”, mencionó en otra oportunidad, a este medio.

La decisión fue difícil, pero tuvo que tomarla. El dinero no era suficiente para poder subsistir. De hecho, ella misma conto que Jorge pasó momentos muy tristes “porque no podía seguir manteniéndonos. Desgraciadamente, ni siquiera nos ayuda la edad. Ambos somos grandes. Me duele el pecho por tener que dejarlo y no poder hacer otra cosa, seguir otro rumbo”. Es que, a mediados del año pasado, además de esta cruel situación, confirmó que no fue becada por el Enard porque integraba la selección nacional y que no había conseguido la silla que precisaba para continuar compitiendo. De este modo, se perdió participar de los Juegos Sudamericanos.

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