Número de edición 8481
Espectáculos

Yoska Lázaro al frente de un elenco español en “Llueve en Barcelona”

El español Yoska Lázaro es el director de “Llueve en Barcelona”, una comedia ácida de Pau Miró, con los también hispanos Esther Ramos, Iñaki Moreno y Kike Gómez, que los lunes a las 21 se ve en Teatro del Abasto, Humahuaca 3549, Capital.

La acción se desarrolla en esa ciudad catalana, donde una prostituta vive con su proxeneta, un hombre abusivo y violento, hasta que conoce a un cliente librero a través del cual comienza a interesarse por el arte y la cultura.

Es una producción del grupo español Plou Teatro en coproducción con el Centro Cultural de España en Buenos Aires y el Centro Cultural Ricardo Rojas, con apoyo de Amnistía Internacional, Unión de Mujeres de Argentina, AEBA (Actores Españoles en Buenos Aires), AMMAR (Asociación de Trabajadoras Sexuales de la Argentina), Las Juanas (Asociación Juana Azurduy) y Mujeres en Igualdad.

Sobre su acercamiento a la pieza, Lázaro dijo a Télam que “la Asociación de Actores Españoles de Buenos Aires hace lecturas dramatizadas para el Centro Cultural de España sobre dramaturgos contemporáneos y cuando llevamos `Llueve…` les gustó y decidieron llevar adelante la puesta”.

“El texto es muy interesante, pero por momentos sentí que se hablaba demasiado y se hacía poco -agregó-, por lo que tratamos de darle carnadura a eso que se estaba planteando y por lo menos conseguimos algo que a mí me da mucho placer como director.”

Sobre las escenas en que el personaje femenino recibe castigo por parte de su explotador, Lázaro relató lo que le costó a la actriz Esther Ramos transitar por ese camino: “Le costaba asumir esa violencia, aunque hay algo que sí tengo claro, pero es parte de la historia”.

“A veces tachan a la obra de polémica por alguna cosas que se ven, que comparadas con la TV no son nada; pero si hablamos de una prostituta y sus clientes tenemos que ver lo que sucede allí, no podemos desde un lugar burgués departir sobre qué está bien y qué está mal”, sostuvo.

Y señaló que el grupo no emite juicio, que de hecho la obra no tiene una posición sino que muestra a sus tres personajes, por lo que hay lógicos riesgos físicos y emocionales que los actores asumieron como corresponde.

“¿Qué era más difícil? ¿Generar violencia contra alguien o recibirla? -se preguntó-. De hecho, al principio, cortábamos el ensayo y la actriz seguía llorando por cinco minutos, por lo que levantamos un poco el pie del acelerador para que la obra no se volviera incómoda, para que diera lugar a la reflexión.”

Lázaro confió que el momento “más fuerte y más duro es cuando después de recibir un ataque de violencia por parte de su cafiolo,
ella no puede hacer otra cosa que buscarlo y abrazarlo; eso para mí
es violento, eso me da gana de cortar todo e irme, porque no puedo
entender esa conducta de sometimiento”.
En cuanto a su vinculación con el teatro local, el madrileño
contó que llegó hace ocho años y medio con la obra “Confesiones del
pene”, en plan de quedarse un mes, pero la Argentina le tiró y
terminó aquí dedicado a la producción, la docencia y la dirección.”En el teatro encontré un estímulo, ya que hasta que me acerqué a él no sabía qué iba a ser de mi vida, así que encontré sobre todo en la dirección una forma de contar mis cosas y mi punto de vista, teniendo muy presente al público”, indicó.

Añadió que como lenguaje y expresión, “el teatro me viene dando todo; yo me encuentro mucho mejor en la direccción que en la actuación y por lo menos creo que es el lenguaje artístico que supongo dominar; ya que nunca fui habilidoso para la música”.

“Creo que una de mis ventajas es que sé rodearme de gente, sé Zonseguir buenos actores, escenógrafos y músicos que pueden plasmar lo que quiero, y cuando con las ideas de varios conseguimos hacer algo que nos identifica, es un placer difícilmente igualado”, puntualizó.

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