Número de edición 8481
La Matanza

González Catán: Julio Portillo, un camillero de Ley

González Catán: Julio Portillo, un camillero de Ley.

Julio Cesar Portillo es trabajador del Hospital “Simplemente Evita” del Km32 en González Catán, tiene 48 años de edad, separado y con un hijo, vive en Villa Insuperable, fanático de Nueva Chicago y apasionado de la radio.  Nacido y criado en la Villa, es puro “barrio y camiseta”. Lo visite una noche en el hospital para compartir unas horas durante su trabajo y así nació esta nota, en los pasillos, llevando la camilla: una conversación entre el cronista y el camillero.

Por Emilio González Larrea

Fue un 1° de Mayo…

Julio comienza relatando que empezó a trabajar en el hospital el 1° de mayo del 2004. Anteriormente había trabajado en una empresa, luego en seguridad y limpieza en el hospital de Clínicas en CABA. “Pero aquí siempre como camillero en diferentes áreas.  La tarea del camillero consiste en el traslado de los pacientes por el hospital, desde recibirlo en las guardias cuando ingresan, llevarlo a la sala para su internación,  a realizar los estudios, al quirófano para las operaciones o también a los que fallecen llevarlos a la morgue, en ese caso  es una tarea ingrata: significa que no se pudo salvar una vida”.

Hacer más agradable el paso por el hospital a los pacientes.

 Hablando de cómo realiza su tarea, dice con una sonrisa: “yo soy de hablar mucho con los pacientes y con  el familiar que  a veces lo acompaña. En ese breve tiempo que comparto durante el traslado, intento levantarle el ánimo, pues el enfermo en particular cuando va al quirófano está en una situación vulnerable, procuro darle un poco de esperanza en cuanto a su mejoría. Les hablo de diferentes temas, desde qué barrio son hasta del club que son hincha. Se ha dado el caso que me he encontrado con vecinos de mi barrio, Villa Insuperable u otros que vivieron antes en él. Entiendo que no se puede hacer la tarea fríamente, procuro establecer una relación humana y desde mi modesto lugar hacer  más agradable su  paso por el hospital a los pacientes. El camillero hace una de las tareas que son consideradas subalternas, como la de limpieza en el hospital, pero yo la hago con profesionalismo como uno más del equipo de salud que asiste al paciente. No lo tomo como que soy “chofer” de la camilla”.

“Negrito te acordás cuando me trajiste a parir a este”.

Mientras vuelve del quirófano con una camilla vacía, donde ha dejado una paciente que se va a operar de hernia y camino junto a él por el pasillo del piso del hospital, le pregunto si puede destacar algunas vivencias que lo hayan marcado en su trabajo de trasladar pacientes.

Antes de contestar, el trabajador, adopta un gesto serio: ”he vivido situaciones feas, en especial este año cuando mataron al joven colectivero de la línea 620, Leandro; ese domingo estaba de guardia y me tocó llevarlo a la morgue, estar en contacto con su familia y compañeros fue un momento muy doloroso. A partir de esa situación me he hecho conocido de muchos choferes de la línea, ya que yo viajo en ella para ir y venir al hospital.

Del mismo modo, situaciones desagradables como llevar pacientes al quirófano, irme a casa y al volver al trabajo enterarme que falleció, eso  te golpea porque, como te decía, uno se siente parte de un equipo que trabaja para que la gente se recupere y salga con vida del hospital. Por otro lado, también se vive la alegría de ver que algunos se recuperan o el caso del nacimiento de bebes, donde  compartís un momento de alegría con la madre o los familiares. A veces los traen cuando son más grande y me dicen “negrito, no te acordás cuando me llevaste a parir a éste”. Eso lo tomo como un reconocimiento a mi trabajo”.

Afiliado al sindicato desde el primer día.

El camillero manifiesta con orgullo que se afilio a ATE  desde el primer día que empezó a trabajar, porque considera “que es importante pertenecer al gremio, luchar con mis compañeros de trabajo para defender nuestros derechos como trabajadores del Estado. Tenía como referentes en este gremio a dirigentes como Víctor de Genaro o a nivel local a compañeros como Miguel Federico o Ana Devalle. Me tocó participar en las luchas por la apertura del hospital en el 2000 junto con la CTA y las organizaciones sociales de La Matanza como la CCC y la FTV. Uno de los puntos de reclamo de esos cortes y marchas era la apertura de este Hospital, por eso este hospital es mi casa y lo voy a defender a muerte”.

“Te ponen la camiseta y te largan a la cancha sin saber qué hacer”.

Hablando de lo que entiende que falta para mejorar la situación de su sector y de qué reclamos tienen  los trabajadores, Julio Portillo dice resueltamente: “uno de nuestros reclamos permanentes es un mejor salario, no nos alcanza para cubrir nuestro presupuesto familiar dignamente. También mejorar condiciones de trabajo; necesitamos más camillas y sillas de ruedas, se rompen seguido, nos han tocado periodos de escases de esos elementos para el traslado de los pacientes.

Otra cuestión es que no nos dan una formación previa, se aprende con el oficio, con la experiencia de los compañeros más antiguos o enfermeros que te asesoran. Esta es una tarea que tiene sus complicaciones, a veces cuando trasladas pacientes, surgen descompensaciones o cosas parecidas y tenés que estar preparado para saber qué hacer. A veces “te ponen la camiseta” y te largan a la cancha, sin saber qué hacer. Es necesaria una formación previa; pero no se nos da. Esa carencia la cubrís con el compañerismo y la solidaridad entre nosotros en el momento de hacer la tarea. Yo trato de hacer lo mejor posible mi trabajo y también lucho desde mi gremio con mis compañeros por los intereses de los trabajadores y pongo mi tarea como delegado al servicio de ellos”.

 

 

 

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