Número de edición 8481
Derechos Humanos

El fiscal consideró “positivo” el balance de la primera semana del juicio a represores en Córdoba

Por el fusilamiento de tres militantes de la JUP
El fiscal Carlos Gonella consideró “positivo” el balance de la primera semana del juicio que se le sigue a tres ex miembros del Comando Radioeléctrico por el fusilamiento de tres militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) en 1976.

El juicio se reanudará este miércoles cuando el tribunal integrado por los jueces Fabián Asís, Carlos Lascano y José María Pérez Villalobo tiene previsto receptar las declaraciones de dos nuevos testigos de la causa denominada “Roselli”.

En diálogo con Télam, Gonella añadió que el balance de la primera semana del juicio que se lleva adelante en el Tribunal Oral Federal número (TOF2) de Córdoba, “es positivo porque se va corroborando la acusación y vamos avanzando en ese sentido”.

Calificó además como “relevante” la declaración que leyó ante el tribunal uno de los imputados, Pedro Nolasco Bustos (57), quien reconoció que “estuvo en el lugar de los hechos” el 2 de junio de 1976, día que fueron detenidos y posteriormente fusilados en la zona del Chateau Carreras los militantes de la JUP.

El fiscal señaló que, en esa declaración, “hay cierta concordancia entre la acusación y la posición defensiva, y lo que niega es conocer el carácter de que las víctimas eran guerrilleros, como decía él, o subversivos”, cuando señaló que creyó que se trataba de “delincuentes comunes”.

“Nolasco también dice que procedimientos de este tipo eran frecuentes y eso también es cierto y hay que recordar el caso Brandalisis”, cuyo juicio se realizó en 2008 y terminó con la condena a prisión perpetua del represor Luciano Benjamín Menéndez.

Señaló que, en esa oportunidad, “un empleado de la morgue relata que en esa época (1976), las morgues estaban repletas de cadáveres, donde había cámaras de frío, con lugar para tres cuerpos y había siete y de ellas chorreaba el material patológico de los cadáveres y hasta había gusanos en el piso”.

“Si uno analiza esta descripción de un empleado de la morgue con lo que dice Nolasco Bustos, hay relación; incluso en el video que se exhibió en aquel juicio, demuestra que eran cadáveres jóvenes identificados como NN y sólo tenían el número de ingreso a la morgue, esto demuestra que efectivamente estos procedimientos eran frecuentes porque era mucha la intensidad con que se desarrollaba la matanza”, afirmó.

Por otra parte, señaló que los testimonios brindados por Angel y Silvia Villanueva y Carmen Oliva, hermanos de las víctimas, Ana Villanueva y Carlos Delfín Oliva, “tuvieron un fuerte contenido emocional, eso se ha percibido con toda claridad en las audiencias y a partir de allí se puede valorar el dolor y el daño producido como consecuencia de los hechos”.

Gonella aclaró que “a pesar de no ser testigos directos del hecho, porque no había testigos presenciales, salvo (Héctor Ernesto) Hunziker, que está desaparecido, sí aportan elementos importantes para la acusación, porque van corroborando la hipótesis de la fiscalía”.

“Por otra parte -añadió-, el contenido emocional de los testimonios es relevante porque sirve para medir el daño causado por estos hechos y, por otro lado, en cuanto al hecho en sí, corroboran algunos aspectos de lo sucedido que plantea la fiscalía”.

Sostuvo que en este juicio que se inició el pasado 14 de febrero, “se va viendo cual era el rol del Comando Radioeléctrico como el fragmento policial”, del plan de exterminio implementado por la dictadura cívico-militar que en Córdoba llevó adelante el III Cuerpo de Ejército al mando de Menéndez.

No obstante, aclaró que “si bien faltan elementos de prueba, vamos corroborando que se trató de fusilamientos como lo planteamos en la acusación” pero “quiero ser prudente y esperar los elementos de prueba”, concluyó.

En la causa se juzga por el presunto delito de “privación ilegítima de la libertad agravada y homicidio calificado”, a los ex policías Pedro Nolasco Bustos, Jorge Woroná y José Filiberto Olivieri, por el fusilamiento de Jorge Manuel Diez, Ana María Villanueva y Carlos Delfín Oliva, ocurridos el 2 de junio de 1976, durante la última dictadura militar.

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