Número de edición 8481
La Matanza

La Matanza homenajeo al Gauchito Gil

Devoción

Patricia Dávila – patriciasdavila@gmail.com – Foto: Ezequiel Peralta

Gregorio de Laferrere.- Llamado el “Santo rutero”, Antonio Mamerto Gil Núñez, un gaucho Correntino que después de su fallecimiento realizo su primer milagro, se convirtió en leyenda en todo el país.

Uno de los puntos geográficos donde se venero la figura del Gauchito Gil fue en La Matanza, mas precisamente en Gregorio de Laferrere, en el santuario ubicado en la Ruta Provincial Nº 21 y la calle Cristiania, allí la peregrinación de creyentes fue incesante.

A pesar del calor que se vivió el domingo 8 de enero, las filas para entrar al santuario del “gaucho milagroso” estaban colmadas de personas e historias de milagros, que atribuyen su resolución a este santo que fue homenajeado en un nuevo aniversario de su muerte a manos del ejército argentino.

“Yo vengo todos los años acá por que no tengo plata para ir hasta su santuario en Corrientes, vengo a saludar al gauchito por que me cumplió en curarme de un cáncer de intestino que me diagnosticaron cuando me operaron de un calculo en la vesícula, fue algo muy milagroso por que al mes del diagnostico fui de nuevo y me dijo el medico, usted señora no tiene nada” Declaro una de las devotas que esperaba su turno en una de las filas.

Otra de las devotas manifestó a NCO que “El es popular por que no se dejo llevar por los demás, se revelo contra la autoridad e hizo su vida, lo amo por proteger a mi familia que somos humildes como fue el, y nos ayuda en muchas en las que estábamos muy mal de salud y económicamente, por eso le traigo unos vinos y cigarrillos por que es la costumbre ponerle estas cosas a los pies de su monumento”.

En consecuencia, Maria Antonia Persibe , una anciana de 92 años fue una de las devotas que logro tocar al santo sin formar parte de la interminable fila, “ Menos mal que me dejaron pasar , soy correntina y creo mucho en Antonio , a mi nieta le detectaron un tumor en la cabeza y mis plegarias le llegaron y el tumor desapareció como si nada”

El Santuario principal se encuentra en el cruce de las rutas Nº 123 y 119, a 8 km de la ciudad de Mercedes (antigua Pay-Ubre) y como en La Matanza , se observa el centenar de tacuaras con banderas rojas, el mausoleo con las placas de agradecimiento y una enorme cantidad de ofrendas similares a lo que ocurre en el santuario de Vallecito de la Difunta Correa: muletas, vestidos de novia, juguetes, casas hechas en miniatura, autitos. Estampitas del santo con los pedidos escritos detrás o con expresiones de agradecimiento.

El color rojo es el distintivo del Gauchito Gil que se manifiesta en velas y fundamentalmente en cintas con el pedido o agradecimiento escrito. Los lugares elegidos son los cruces de caminos, donde se atan esas mismas cintas en la rama de un árbol o en una tacuara clavada en la tierra. Son lugares de parada obligada de todo viajante, los ómnibus y los caminantes se detienen un momento a saludar al Gauchito.

Según cuenta la tradición, Antonio Gil Núñez nació alrededor de 1847, en la zona del Pay Ubre (actualmente Mercedes) en Corrientes.

De joven se enamoró de una joven viuda que era pretendida por el comisario del pueblo. El policía comenzó a perseguir a Antonio Gil, aprovechándose del poder de su autoridad, hasta que finalmente se enfrentaron a duelo en una pulpería. En la pelea el Gauchito Gil le perdonó la vida, pero debió huir del pueblo.

La guerra contra el Paraguay lo alistó entre la tropa y después fue convocado por el ejército federal para luchar contra los unitarios. Como no estaba de acuerdo con los enfrentamientos internos del país, decidió huir junto a dos compañeros. Su decisión no fue tomada por cobardía, sino porque no toleró el derramamiento de sangre entre hermanos ocasionados por las batallas correntinas del siglo XIX. El ejército lo encontró, finalmente, y le quitó la vida un 8 de enero, posiblemente del año 1878.

Se dice que antes de morir, Antonio Gil le dijo al soldado que le iba a dar muerte: “Al volver a tu casa encontrarás a tu hijo muy enfermo, pero si mi sangre llega a Dios, juro que volveré en favores para mi pueblo”. El soldado igualmente le cortó el cuello. Cuando todos ya habían olvidado al Gauchito, el soldado llegó a su casa y encontró a su esposa llorando con su único hijo enfermo.

Entonces desertó del ejército, volvió al lugar donde lo había matado, enterró el cuerpo y le imploró perdón al Gauchito. Cuando, luego de varios días, volvió a su casa, encontró a su niño sano.

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