Número de edición : 8940

Cultura

Las supuestas memorias de López Rega arman una trama policial

Novela
Las supuestas memorias de López Rega a punto de ser publicadas por un editor sin escrúpulos es el punto de partida de una trama policial urdida por el escritor Eduardo Zannoni, quien utiliza elementos y datos reales “que se pueden encontrar por Internet”, para armar una historia verosímil pero absolutamente de ficción.

“Como toda novela, es básicamente ficción pero se entrecruza con hechos reales que abarcan el período en que José López Rega, alias `el Brujo`, vuelve al país para ser juzgado por sus crímenes”, dice el autor en diálogo con Télam.

Lopecito, como le decían, huyó del país poco antes de la irrupción de la dictadura militar y estuvo prófugo de la Justicia durante diez años. Fue detenido en Estados Unidos y trasladado en 1986 a la Argentina, donde murió mientras era procesado por cargos de múltiples homcidios, asociación ilícita y secuestros atribuidos a la Triple A. Falleció en 1989 antes de que se dictara sentencia.

“Parto de una hipótesis: López Rega escribe sus memorias como una forma de vengarse por haber sido dejado de lado en el año 1975, y denuncia a los autores y cómplices de los crímenes de la Triple A. Y ese manuscrito es ofrecido a un codicioso editor, Walter Carrizo, para su publicación”, resume el autor.

Este hecho desata violencia y crímenes a cargo de oscuros personajes para impedir que salgan a la luz estas memorias, cuya edición es encargada a Agustín Lopresti, un empleado de la editorial, descrito como alguien ingenuo y que en un primer momento no toma real dimensión del peligro implicado en la publicación del manuscrito.

Zannoni también inserta en la trama de “El manuscrito del brujo” -recién publicado por Libros del Zorzal- la profanación de la tumba de Perón, cuando le mutilaron las manos al líder del justicialismo.

En ese escenario, “todo lo atinente al manuscrito está contado en un largo capítulo y está sacado de información que existe, que uno puede encontrar en Internet. No es ningún secreto, al igual que algunos nombres que aparecen”, asegura el autor.

“El manuscrito no se sabe si es verdadero, pero podría serlo -aventura-, así como que López Rega hubiese tomado la decisión de ventilar esos secretos cuando ya no tenía nada que perder y se sentía traicionado por aquellos que lo acompañaron”.

Nacido en Mendoza, Eduardo Zannoni es Juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil. En los años 80 colaboró en la redacción de las leyes de divorcio, de filiación y de patria potestad compartida. En 2006 fue distinguido con el premio Konex de Humanidades correspondiente al decenio 1996-2006.

Publicó libros de teatro entre los que se encuentran: “Antología teatral”, “El Velatorio”, “Reminiscencias”, “La herencia del tío Lautaro”. Es autor de la novela breve “Falsas apariencias”, “Peregrino de su historia” y de “Cuentos profanos”.

Algunos de los personajes de la novela surgen “porque la trama los va creando, por ejemplo el caso del doctor Otero, el portador del manuscrito, ante la necesidad de establecer un nexo entre este y el editor, ya que para entonces López Rega había muerto”.

Walter Carrizo, un hombre con una doble cara, trata de hacer un negocio editorial, en una época (1993) en que las leyes del Punto Final y de Obediencia Debida estaban en curso no permitían tomar ninguna represalia y muchos de los culpables estaban amnistiados o exonerados de sus crímenes.

“Agustin Lopresti -describe- es un buen muchacho probablemente un buen escritor, pero no es igual a Walter. ¿Cómo sabes que esto es real? ¿No es necesario ir a la policía antes que publicarlo?, le pregunta a su amigo Walter pero, claro, su ingenuidad no le permite ver más allá hasta que los hechos se precipitan”.

Sin adherir al policial negro, Zannoni manifiesta que “hay que buscar en los hechos de la vida real situaciones que motorizaron casos policiales: “soy incapaz de inventar un personaje como Agatha Christie o Raymond Chandler”.

“Por eso para esta novela me puse en un contexto determinado, que he conocido, y aunque escribí una ficción, hay elementos históricos que están presentes”, concluye.

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