Nora Adámoli
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Amparados por su abogada, los afectados por la empresa que se dedica a la elaboración de materiales para la construcción, sacaron a la luz las imágenes que muestran el polvillo que queda en los techos de las viviendas, además del humo que sale de la planta. “Necesitamos ayuda urgente”, mencionan los habitantes.
“Desde la empresa dicen que no pasa nada, que no hay contaminación, pero mientras tanto nosotros tragamos todo lo que queda en el aire, como la arena que por las noches queda en el techo de nuestras casas”, remarcaron los vecinos que iniciaron el proceso judicial hace casi dos años.
Sin embargo, esto no es algo nuevo: hace 30 años que la empresa se encuentra ubicada en el kilómetro 44 de la Ruta Nacional Nº3. “La mayoría tenemos problemas para respirar, además de los múltiples casos de cáncer que hay, especialmente en los más chicos”, comentó Hilda, una de las querellantes a NCO.
También, mostraron que vuelan unos trozos blancos que con el agua se agrandan y endurecen como el yeso. Esto se nota especialmente en el patio de las casas y se mojan con la lluvia.
Como se mencionó, el caso está en la Justicia desde hace un año y medio, se hicieron análisis y según dijo la mujer, si bien se redujo la cantidad de polvillo en el aire, “de noche no se puede tomar aire, parece que estuviésemos en el desierto. Continuamos en la lucha porque sabemos que está contaminando. Hay muchas gentes enfermas en la zona, chicas y grandes. Hay nenes de cuatro años con cáncer. Tenemos pruebas”, dijo.
En referencia al barrio, Hilda señaló que aunque la compañía realiza su actividad hace tres décadas, durante mucho tiempo los vecinos no notaron el cambio. “No nos dábamos cuenta de que era la compañía la que estaba contaminando”, señaló. Sin embargo, en el último lustro, comenzaron a observar con mayor atención.
“Empezamos a darnos cuenta cuando explotó una de las tolvas. En ese momento, una de las tapas voló y cayó sobre la casa de un vecino. Ahora, el tema es además que Klaukol se encuentra ubicada justo enfrente de muchas casas, cuando tenemos entendido que su instalación no puede estar a menos de 700 metros de las viviendas. Es más, la fábrica tomó la mitad de la calle. Frente a la tolva, hay una nena trasplantada que sabemos que no puede seguir viviendo allí, se lo dijo el médico pero nadie escucha los reclamos que venimos haciendo”, explicó.
Ella no es la única afectada a nivel salud. Un niño de cuatro años, que reside a media cuadra de la empresa, tiene cáncer mientras que su vecino, también pequeño, es oxígenodependiente.
“A la noche es impresionante cómo se ve el humo y el polvillo. No se puede respirar, a mí me falta el aire. Fui a ver al neumonólogo porque la mayoría de los vecinos nos encontramos en tratamiento. Es impresionante esto. Ojalá alguien nos escuche, que se vayan o que dejen de contaminar porque el barrio estuvo primero y nuestra vida vale más”, comentó la mujer quien además remarcó que, según les informó su abogada, la empresa no puede estar ubicada tan cerca de las viviendas: “Es una calle muy angosta la que hace la separación”, indicó.
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