Escuché el discurso de Macri en el congreso y sentí, en realidad, una profunda tristeza. Primero furia, pero después tristeza. Congoja quizás sería la palabra, desaliento.
Por Fabián Banga*
Foto: la gaceta.com.ar
Porque este tipo de discurso, por lo menos pensados desde la costumbre norteamericana e inglesa, es un espacio pensado como demostración de liderazgo para movilizar a la nación.
Por eso los presidentes, en su casi totalidad usan ese momento para proponer el horizonte político inmediato. Buscan estos, desde ese palco, proponerle a la nación cuáles son los objetivos que se avecinan, cuál es la orientación que la administración presente piensa tomar.
Se habla de los logros, la famosa frase “the state of the union is strong” (el estado de la unión es fuerte) siempre está presente. Pero ese pasaje es simbólico, se repiten ideas que se saben ciertas o no tan ciertas. El punto principal es el futuro. Los ciudadanos (y los mercados) esperan esos códigos para futuros planes.
De ahí que frases como “Por eso he ordenado el cierre del centro de detención en la Bahía de Guantánamo.” (Obama 2009) sean tan significativas por más que luego no se cumplan. Poco de eso escuchamos en el discurso de Macri hoy. El futuro era nebuloso, repetitivo, injustificado en ese ya tan conocido “estoy convencido, realmente convencido.” Yo no.
Literalmente, pensé que en casa habían subido la temperatura del termostato mientras escuchaba el discurso. Es difícil escuchar ciertas cosas. Y el arrebato de Agustín Rossi ‒que no fue ideal‒ era entendible. Hay que pensar que frustra la falta de ideas en momentos tan delicados.
Frustra esa falta, y no solamente del espacio que representa al presidente. Pensaba en Dolina cuando se frustró frente a las preguntas de Bercovich; o a Daniel Barenboim diciéndole a Luis Novaresio que la pregunta era “poco inteligente”. Barenboim, un coloso intelectual que fue amigo de Edward Said, termina disculpándose luego en la entrevista. Hace falta evidentemente un poco más.
En lo personal me hubiera costado mucho quedarme sentado frente a tal discurso del presidente. La Argentina está en un estado crítico por las decisiones que se tomaron en estos últimos años. No lo dice un peroncho como uno, lo dicen los mercados, lo dice la prensa internacional, los diarios económicos del mundo. Lo dice The Council on Foreign Relations (CFR) en un artículo tomado del Bloomberg
“Para Argentina, 2018 fue un año económico para olvidar. El peso se redujo a la mitad en valor, la inflación alcanzó sus niveles más altos desde principios de la década de 1990, una incipiente recuperación se desvaneció en una recesión. El gobierno tuvo que negociar no uno, sino dos rescates del criticado Fondo Monetario Internacional, por una suma de $ 57 mil millones.”
“Macri Floats Above Argentina’s Economic Mess” https://www.bloomberg.com/opinion/articles/2019-02-05/macri-floats-above-argentina-s-economic-mess
Corrobora esto lo que dice la calle, la gente. La gente paga tanto por la comida en Laferrere como paga en Berkeley, y no estamos hablando de electrónica que llega de oriente. Estamos hablando de comida procesada en la Argentina
Yo quiero creer que el presidente sabe que el mundo no quiere invertir en la Argentina en estos momentos. Nadie con un mínimo de coherencia invertiría en una Argentina así. El G20 de BsAs no generó atención alguna. No queda nada de esos eventos. Fue intrascendente desde acá y el énfasis fue sobre el dialogo entre las potencias.
El resto, pasó absolutamente desapercibido. Y pareciera que ese fue el único logro concreto que se mencionó. ¿Cree verdaderamente el presidente que estamos mejor? Todo el discurso fue muy triste. La Argentina necesita un rumbo distinto. Otra cosa. Muy rápidamente. Hay gente en la Argentina que sabe como navegar estas aguas turbulentas. Quiero creer.
*Fabián Banga
Es profesor y director del Departamento de Lenguas Modernas en el Berkeley City College en Berkeley California, donde enseña clases de cultura, escritura y literatura castellana. Cuenta con una maestría y un doctorado en lengua y literatura hispánica de la Universidad of California at Berkeley, donde escribió su tesis doctoral sobre la representación de la tecnología y el esoterismo en las vanguardias históricas de principio de siglo bajo la supervisión de Francine Masiello. Fue presidente del Foreign Language Association of Northern California, organización para la que es miembro del comité directivo. Tiene una amplia carrera en el área de las tecnologías de la educación. Fue investigador del Instructional Technology Program en UC Berkeley y director del programa de educación a distancia del Peralta Community College District. Además de artículos de crítica literaria y cultural, ha escrito tres libros, Imágenes Fragmentadas, Santa Fe, Argentina: Universidad Nacional del Litoral, 2004; Brujos, espiritistas y vanguardistas, Buenos Aires, Argentina: Editorial Leviatán, 2016 y como editor, la antología Alto Guiso: poesía matancera contemporánea, Buenos Aires, Argentina: Editorial Leviatán, 2017. Se encuentra trabajando en estos momentos en uno libro sobre la representación de autómatas (AIs, Golems) en el imaginario contemporáneo y una antología crítica sobre la representación del esoterismo y el espiritualismo en la obra de Lugones. Es editor en jefe de la revista académica Everba ISSN:1668-1002.