Integrantes de la cooperativa “Aceitera La Matanza”, se reunirán este martes 7 de febrero desde las 16:00 con el secretario de Hacienda, Roberto Feletti, y con la secretaria de la Producción, Débora Giorgi. El encuentro es para coordinar la reapertura de la empresa, que entró en quiebra el año pasado cuando todavía era “Agroindustrias Madero”.
Expectativas de reapertura
“Estamos en el proceso que nos permitirá armar las habilitaciones correspondientes, y en la parte final para buscar inversores, poner en funcionamiento la empresa y seguir defendiendo la fuente de trabajo, como lo hacemos desde hace un año, en la planta de Madero”, explicó el presidente de la cooperativa formada por los ex trabajadores de la ex Agroindustrias Madero (FACA) José Vergara.
En 2010, los dueños de la empresa llamaron a convocatoria de acreedores y comenzaron con la profundización del endeudamiento, que los trabajadores calificaron como “la preparación de una estafa”, que se consumaría varios años después con la presentación de la quiebra de la empresa.
Apenas se notificaron del quebranto, los trabajadores, organizados a partir de la creación de la cooperativa “Aceitera La Matanza”, tomaron la planta y desplegaron un plan de lucha que derivó en la planificación de la reapertura de la aceitera, bajo el amparo de la Municipalidad y con el apoyo del Concejo Deliberante de La Matanza.
“En estos momentos estamos sin producir porque estamos haciendo las habilitaciones que nos exige el Juzgado para poder operar la planta”, aclara Vergara, a días de comenzar con las reuniones que pondrían fin a las incertidumbres y darían forma a la nueva empresa cooperativa.
Un negocio rentable
“El martes (por hoy) el municipio se comprometió a darnos una audiencia para poder ver si podemos llegar a un acuerdo, o para ver de qué manera pueden ayudarnos para poner a funcionar la planta”, explicó el directivo de la cooperativa.
“Hay dos productos que podemos hacer acá, aceite de soja o de girasol directamente de la semilla, o sólo el refinado, que tendría menos costo, pero que a su vez es bastante elevado, harían falta unos dos millones de pesos, pero es un negocio muy rentable”, afirmó el cooperativista.
Además, explicó que los motivos que llevaron a la quiebra no están vinculados a los negocios agropecuarios a los que se dedica la empresa, de “mucho éxito” durante los últimos años, sino a “una estafa fraudulenta, que estaba programada”, aseguró.
En tanto, el ex dueño de la firma, Carlos De Pina, “sigue haciendo su juego”, porque quiere desplazar del lugar a los trabajadores: “Hace dos o tres semanas nos pidió una reunión, porque como se sabe, el predio es de él”, pero las “formas usadas estos años, la planificación de la estafa y el maltrato, lo condenan”, concluyó manifestando José Vergara.