
El profesor Fabián Banga habló de la tecnología e inteligencia artificial aplicada a vehículos y otras máquinas que puede ser beneficioso para la vida del ser humano. Además, se refirió a la inserción de la misma en nuestro país.
Fabián Banga, profesor en Berkeley City College ubicado en California, charló en “Haciendo radio” por AM 850 sobre las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial aplicada a vehículos particulares y otras máquinas y los efectos que puede tener en la humanidad. Además, en su columna opinó sobre la inserción de estas tecnologías en Argentina si llegase a adoptarlas por completo.
“Nosotros somos un país más en este planeta, no es que en EE. UU. se levantan y se fijan cómo está Argentina, no hay mucho para decir. Yo lo que sé es que la Argentina ha tenido momentos con muy buenas posibilidades cuando ciertas compañías querían venir e instalarse en Argentina y traer estas tecnologías. Porque es bueno, no es que vienen a invadir la patria, traerían nuevas tecnologías y eso nos ayudaría a todos nosotros”, resaltó.
“Hubo momentos muy buenos con el CONICET, por ejemplo también con el anterior gobierno. Yo creo que también a la Argentina se lo ve como un país con muchísimas potencialidades, quizás no específicamente en eso, pero en todo. Lamentablemente lo que se ve ahora solamente es el tema económico, que es un desastre, en constante crítica con la situación económica y si no se soluciona no se va a poder agregar lo otro, eso lo que puedo decir”, comentó con respecto a la situación actual.
Desde California, Banga relató que la creación de vehículos autónomos “no solo afecta al tema transporte, sino que se está empezando a desarrollar en muchos campos, desde pequeñas maquinitas que te traen un pedido de una pizza o un ‘sánguche’ que hayas pedido hasta que transportan pedidos de Amazon o autos que llevan a gente”.
Desde esos avances hasta un proyecto donde “se está tratando de imponer o de implementar la idea de barcos por ejemplo que van a llevar cosas y son eléctricos y se auto cargan con energía solar”, según el profesor hay “todo un campo muy grande que tiene que ver con la idea de la automatización del transporte”, como el ingenio latinoamericano que dio lugar en Estados Unidos a la creación de pequeños autos que llevan pedidos de diferentes usuarios y consumidores.
A pesar de los avances y nuevos experimentos que realizan las empresas como Google o Uber, Banga aclaró que no cree “que de un día para el otro vayamos a tener autos que anden solos por la calle y completamente las autopistas estén llenas de estos autos. Siempre va a haber una hibridez entre gente que los maneja y estas máquinas que van solas. Pero si te pones a pensar la mayoría de los autos hoy en día tienen elementos que están automatizados”.
“Vamos incorporando esta tecnología y se va haciendo parte de lo que nos toca vivir todos los días. Así la mayoría de los aviones cuando los aterrizan, los aterrizan automáticamente, no los hace una persona. Va a ser un proceso lento que creo que va a ser muy beneficioso para la gente”, y apuntó a que, si bien las personas piensan en que pueden fallar estos autos, desde su punto de vista personal sería mucho más seguro un vehículo autómata.
“Yo me sentiría mucho más seguro para ponerte un ejemplo, imagínate que mi hija tiene que ir a algún lugar y la va a llevar un taxista o la va a llevar un auto así autómata. Yo preferiría que la lleve un auto autómata porque los autos no se equivocan, no tienen emociones, no hacen las tonterías que hacemos nosotros en las autopistas. Las tonterías que hacen la gente, que son muy emocionales, que se ponen nerviosos porque el de enfrente no va más rápido que yo… entonces los accidentes son por tonterías que hacemos nosotros”, justificó.
Fabián también argumentó que estos autos autónomos o cualquier máquina con esta tecnología están “muy bien programada y se piensa muchísimo en todos los pequeños problemas que puedan ocasionarse o presentarse cuando van por la calle, la maquina no se equivoca, tiene un sistema de seguridad mucho más grande”, y que frente a las fallas son posibles, ya que “todo el tiempo vivimos con estas imperfecciones. Hay errores todo el tiempo, hay errores que puede explotarte el teléfono en la mano por supuesto”.
Por otra parte, respecto a si los robots son emocionales o pueden llegar a ser creados -como es el caso de Liku, presentado en la feria de ciencias de Barcelona-, el redactor de la revista “Everba”, alegó a diferenciar tres grupos de inteligencia artificial: “lo que es la inteligencia artificial precaria que pueden hacer ciertas cosas como jugar al ajedrez, pueden identificar tumores, pueden abrirte una puerta, pueden reconocerte la cara”.
En segundo término, identificó “lo que se llama comportamientos muchos más complejos en los cuales pueden interactuar con vos, responder, por ejemplo, vos llamas a un banco y le decís quiero tal cosa y la máquina trata de ayudarte, eso lo hacemos todos los días cuando yo llamo a un banco o a una farmacia, entonces ya es un poquito más complejo”.
Por último, existe una tercera clasificación que está en proceso de llevarse a cabo, que Fabián definió como “inteligencia artificial profunda, que son máquinas, algoritmos, que lo que hacen ya se enseñan a sí mismos, es lo que se llama “machine learner”, la maquina se enseña a hacer cosas. ¿Y cómo lo hacen? Bueno, buscando posibilidades. Eso es lo que no hay mucho de eso, pero hay ciertas compañías que, si están trabajando, no sabemos qué va a pasar cuando esas máquinas tengan una actitud tan compleja que se parezcan a lo que somos nosotros, no sabemos todo eso”.
“Los robots nos van a acompañar. Imagínate que te buscas la pareja perfecta, si a vos te gusta el cine a la maquina también le gusta, y eso más responde no a la máquina, responde a nosotros, a nuestros temores y a nuestros deseos. Por ejemplo, algo que se está trabajando mucho puede parecer un poquito grotesco lo que digo, pero se está invirtiendo muchísimo en robots que tengan funciones sexuales”, reveló.
Entre los varios beneficios que pueden llegar a tener la aplicación de inteligencia artificial en la vida cotidiana, ejemplificó dos situaciones: “En la Universidad de La Matanza imagínate que tuviera una legión de tutores en el departamento. Entonces cada estudiante que no le está yendo bien en un tema, estos robots pueden ayudarlos. La ayuda sería espectacular, no tendrían un ayudante, tendrían miles de ayudantes, uno para cada estudiante ayudándole con la pronunciación, con la sintaxis, con lo que tenga que aprender”.
“Imagínate en la medicina, que haya un médico a tu disposición en cualquier momento del día y lo único que tenés que hacer es prender tu teléfono sería espectacular, ayudaríamos a gente que lo necesita, acciones remotas, ayudarían en la educación, ayudarían en la medicina, ayudarían ayudando a gente por ejemplo con discapacidad, un punto muy importante. Harían compañía a gente”, vislumbró.
Agregó también que “ayudarían en muchísimos trabajos que son muy peligrosos, por ejemplo, hoy en día de trabajar con radioactividad, trabajar en minas de carbón, son lugares extremadamente peligrosos para los seres humanos. Las máquinas lo pueden hacer por nosotros. En la medicina, la posibilidad de identificar tumores que nosotros no podemos ver cuando vemos una plaqueta o una imagen”.
Dentro de todos los cambios beneficiosos que esto pueda traer, a Fabián Banga le preocupa “quién va a controlar toda esa tecnología. Por eso es tan importante que los países desarrollen esas tecnologías en sus espacios naturales, no esperar que otro país lo haga. No porque sean nuestros enemigos otros países sino porque cada país vive en realidades muy diferentes, en regiones muy diferentes”.
Respecto a nuestro país, Fabián apoya al crecimiento de esta tecnología en la región: “Por supuesto que podemos tener esta tecnología en Argentina, por supuesto que deberíamos desarrollar esto en Argentina, no por los ideales de patriotismo y cariño a la patria sino porque tiene una función muy específica para nosotros, es decir, es muy útil para nosotros que eso se desarrolle en Argentina”.
Un Comentario.