
Guardiamarina Nicolás Zabatta de Lanús, Gran Buenos Aires,oriundo de Lanús, Nicolás Zabatta de 28 años es Guardiamarina de la Armada Argentina y se encuentra participando del Encuentro Internacional de Grandes Veleros “Velas Latinoamérica 2018” y del Viaje de Instrucción a bordo del buque escuela mexicano “Cuauhtémoc” como invitado especial.
Nicolás Zabatta realizó el año pasado su Viaje de Instrucción Naval a bordo de la fragata ARA “Libertad” y, este año, es invitado a ser parte de la tripulación del buque “Cuauhtémoc” de la Armada de México, conocido como el “caballero” o el “embajador de los mares”.

“Este también es un Viaje de Instrucción, pero al mismo tiempo es un acontecimiento internacional muy importante que se realiza cada 4 años, donde todos los países que participan navegan juntos a los puertos del itinerario; así, el lazo de camaradería que se forma es muy grande”, dice Nicolás sobre esta nueva experiencia que vivirá hasta el 2 de septiembre, cuando el Encuentro de Grandes Veleros llegue a su fin y el buque mexicano regrese a su apostadero en Veracruz.

Este nuevo crucero de instrucción de los cadetes de 4º año de la Heroica Escuela Naval Militar de México, los llevará a visitar 24 puertos de 14 países, para llevar un mensaje de paz y buena voluntad del pueblo mexicano. El buque cuenta con cerca de 200 tripulantes.
El joven Guardiamarina nació y creció en Lanús, Zona Sur del Gran Buenos Aires. Por la cercanía de su barrio con la Escuela Naval Militar (ESNM) que se encuentra en Río Santiago, su familia pudo apoyarlo sin inconvenientes durante sus estudios, relata Nicolás. De hecho, compartió su hogar con dos compañeros de la escuela durante los primeros años de cursada y recuerda, entre risas, la convivencia entre ellos y sus padres. Para él, ese fue el momento en el que evidenció el verdadero significado de la camaradería.

Nicolás cuenta que ingresó a la Armada Argentina porque siempre le interesaron los temas militares y, sobre todo, la parte naval. “Me parecía una Fuerza compleja, interesante y exigente. Hay que saber navegar, pero además hay que saber sobre física, geopolítica e historia. La Armada reúne todo lo que me gusta”, enfatizó.
Y si bien no tiene ningún familiar militar, desde chico encontró inspiración en su familia: “Mi abuelo fue conscripto en la Marina y mi papá en el Ejército Argentino. Mi abuelo me inspiró mucho; me hablaba de cómo era la Armada y cómo era su exigencia. Él estuvo en Río Santiago y decía que le hubiera gustado mucho hacer la carrera para oficial”.
Cuando Nicolás terminó el bachillerato de Humanidades, se anotó en una universidad privada para hacer la licenciatura en Administración de Empresas, pero realmente no le gustaba; por dentro, siempre supo que quería ser parte de la Armada. Tres años después se anotó en la ESNM y su familia y conocidos vieron que estaba entusiasmado: “Recibí mucho apoyo, más del que sentí haciendo otra carrera que no me hacía feliz”.
“Mi expectativa antes de ingresar era tener una vida de aventuras pero eso conlleva un montón de sacrificios que no imaginaba. También uno cree que va a ser un trabajo rutinario, pero lo lindo de la carrera naval es que es muy dinámica. La Armada es profesionalismo y sacrificio. Los objetivos no se pueden lograr si uno no ama la Marina. Hay que trabajar con pasión”, destaca el joven lanusense.
En el buque escuela “Cuauhtémoc”, Nicolás cubre guardias y ayuda en las maniobras, pero lo que más disfruta es aprovechar sus ratos libres para intercambiar vivencias con sus compañeros de viaje. “La pasamos muy bien y aprendemos mucho profesionalmente sobre tecnología militar y medios de otros países. Lo interesante es ver cómo otras Armadas hacen lo mismo que nosotros pero de otra forma; además a bordo se generan lazos de amistad muy fuertes.”
Y cuando uno viaja a otras ciudades, ocurre que empieza a valorar a su propio país. “En Argentina tenemos de todo: buena comida, costumbres, nuestra cultura. Cosas que nos parecen simples y cotidianas, pero que afuera no lo son. Me preguntan mucho, por ejemplo, por el vino tinto, el dulce de leche y el mate”, sonríe.
Nicolás aprovechó la estadía de los Grandes Veleros el mes pasado en la ciudad de Buenos Aires para comprar yerba “para unos buenos mates durante la navegación”; y también para compartir con invitados del buque mexicano, un rico asado de carne argentina en su propia casa en Lanús.
Ahora continúa su viaje por los mares del Pacífico, adquiriendo experiencia y anécdotas que lo marcarán toda su vida. “No quiero llegar a la máxima jerarquía y arrepentirme de no haber hecho algo durante mi carrera; quiero terminar cada uno de los años satisfecho y sabiendo que cumplí todas mis metas; quiero aprovechar y disfrutar de todas las oportunidades que me da la Armada Argentina, como estar acá en este momento”, concluyó el joven Guardiamarina.
Sobre el Encuentro Internacional de Grandes Veleros
El encuentro comenzó el 25 de marzo en Río de Janeiro, Brasil. Es el tercero en su tipo, se realiza cada 4 años, y en esta oportunidad, es organizado por la República de Chile en el marco de las celebraciones del Bicentenario de la Jura de la Independencia, el primer zarpe de la Escuadra Naval y la creación de la Escuela Naval “Arturo Prat” de su país.
Navíos de 10 países recorren durante 157 días (6 meses aproximadamente) más de 12 mil millas náuticas equivalentes a más de 19 mil kilómetros, y tendrán la oportunidad de visitar las más importantes ciudades y puertos de América Latina y el Caribe.
Con la galera “Cisne Branco” de Brasil como buque guía de este encuentro, el velero fragata ARA “Libertad” de Argentina; el bergantín goleta “Esmeralda” de Chile; la bricbarca “Gloria” de Colombia; el bergantín goleta “Juan Sebastián de Elcano” de España; la bricbarca “Simón Bolívar” de Venezuela y la bricbarca “Cuauhtémoc” de México, se dio inicio al “Velas Latinoamérica 2018”.
Hacia fines de mayo, en el puerto de Valparaíso, Chile, se sumó el buque escuela “Unión” de la República de Perú el cual participa por primera vez de este encuentro; y se espera se sumen en próximos puertos los Grandes Veleros de Ecuador y Uruguay.
Este acontecimiento permite un intercambio profesional, intelectual y cultural que fortalece los lazos de confraternidad y amistad entre las diferentes naciones y Armadas; y además, en cada puerto que vistan, son recibidos por miles de personas que se acercan a conocer cada uno de estos buques, su historia y particularidades.
Durante el día de hoy, el “Cuauhtémoc” junto a los Grandes Veleros arribarán a la ciudad de Antofagasta, último puerto que tocarán en Chile, país organizador de la actual edición de este Encuentro Internacional.