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Un nuevo análisis de la consultora Analogías reveló datos alarmantes de la industria nacional. Entre otras cuestiones, se perdieron 32 mil puestos de trabajo en 2018.

Crisis interminable: recesión y caída de la industria, dos problemas sin solución.

Un nuevo análisis de la consultora Analogías reveló datos alarmantes de la industria nacional. Entre otras cuestiones, se perdieron 32 mil puestos de trabajo en 2018.

La política de apertura a las importaciones, la devaluación profunda del peso y las políticas tendientes a la contracción económica, tanto en términos de gasto público como de política monetaria, están afectando negativamente el nivel de actividad económica y en particular a la industria, que en un efecto dominó concluye en la tan temida recesión, donde se pierden empleos, descienden los salarios y se pierden cualquier tipo de beneficio económico.

En un contexto de fuerte incertidumbre macroeconómica, las altas tasas de interés vuelven inviable cualquier inversión productiva por la simple razón de la conveniencia de la especulación financiera por sobre apostar a la industria. Si bien los préstamos del FMI y el nivel de la tasa de interés parecen haber contenido el tipo de cambio, esta ancla no es sostenible en el tiempo, por lo que se apuesta a la recesión de la actividad económica para frenar el drenaje de divisas.

La consultora destacó en su documento que “los movimientos especulativos siguen siendo una amenaza para esta supuesta ´paz cambiaria´ luego de un año en el que la moneda nacional se devaluó más de un 100 por ciento. El stock de Letras de Liquidez (Leliq) ya alcanza los 683 mil millones de pesos con tasas del 62,5 por ciento al 15 de junio”.

“Si bien las mismas están destinadas a entidades financieras, la realidad es que están empujadas con los depósitos a plazo fijo cuyas tasas orillan los 50 puntos porcentuales, lo cual provoca un incremento del riesgo no solo cambiario sino bancario. A esto debe sumarse el financiamiento del Tesoro a través de las Letes en pesos y dólares con altas tasas”, agregó el informe.

Prueba de estos efectos perniciosos es el nivel de actividad industrial que ya lleva cinco meses de caídas consecutivas con respecto al año pasado. En septiembre el desplome alcanzó al 11,5 por ciento, el mayor nivel de caída de la producción fabril en la era Macri.

Y algo que termina de marcar la magra realidad industrial es que por la retracción que se da de manera continuada, acabó repercutiendo en la nula generación de empleo, ya que se perdieron 32 mil puesto de trabajo. A esto se suma la pérdida del poder adquisitivo de las personas, que cada mes viene dando saldo negativo si se compara con la inflación generada. Un combo letal que se muestra amenazante.

¿Por qué es importante tener una industria fuerte?

El rol fundamental en la economía de un país lo ocupa las industrias, teniendo como principal ventaja la elaboración de fuentes de trabajo que consisten en la mano de obra que es requerida tanto para poder manipular la materia prima como también hacer uso de las distintas maquinarias que facilitan una producción en serie, que perfecciona los productos elaborados y permite su venta masiva y la subsiguiente capitalización de esos recursos.

Sin el desarrollo tecnológico que está ligado a la actividad industrial no se podría tener una gran cantidad de artefactos y dispositivos que se utilizan en la vida cotidiana, contando además con la distribución de sectores industriales a lo largo del planeta en torno a la cercanía a los recursos y materiales necesarios para la producción, como también al interés de las compañías buscando una mano de obra más económica que le permita brindar un mayor rédito o ganancia sobre el producto final.

Las industrias hoy en día son la base de las economías de muchos países, dejando de lado aquellos que se basan en un modelo exportador donde envían hacia otros países la materia prima que posteriormente dará lugar a los productos elaborados que se importarán. La gran ventaja que existe es al ser productos manufacturados se genera un valor agregado, que termina marcando la diferencia abismal en el plano económico.

Más allá de que históricamente se caracterizó por ser un país agroexportador, Argentina había tenido buenos índices industriales en la época kirchnerista en el cual se destacaron las industrias alimenticias, de bebidas, insumos básicos, farmacéutica y productos de petróleo. Sin embargo, en los últimos tres años la realidad cambió y en la actualidad se encuentra en jaque, con números alarmantes que en el futuro parecen acentuarse hacia una espiral negativa.

 

 

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