
20 años de existencia promoviendo la lectura y la cultura en el sur de nuestro distrito y el municipio vecino de Cañuelas; llevando los libros a las escuelas, jardines, plazas, con El Andariego su biblioteca móvil, acercando a los lugareños, teatro, ilustradores, escritores, editoriales y organizando durante diez años la Feria Popular del Libro, por la que llegaron a pasar más de 10.000 personas en su última edición.
Todas estas actividades que hicieron que fuera reconocida en cuatro oportunidades como de interés cultural por el Ministerio de la Nación, hacen de la institución el principal faro cultural de esa región.
Por Emilio González Larrea
Como le viene pasando a muchas instituciones barriales y culturales, la actual crisis económica, el incremento desmesurados de las tarifas sociales y los alquileres, a lo que se le suma la ausencia de políticas públicas por parte del Estado para ayudar a sostener las instituciones populares que acercan dichos bienes culturales a los vecinos, todo este combo ha hecho que se esté asfixiando, con el peligro de estar amenazada su continuidad.
¿Debemos dejar que se apague este faro del libro y cultura que es el alimento espiritual para miles de matanceros? El gran Federico García Lorca, afirmaba en un discurso de septiembre de 1931: “No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro”. El Estado en sus diferentes niveles, las instituciones rectoras de la cultura, principalmente y nosotros, ciudadanos de a pie, tenemos el deber de evitarlo. Estamos perdiendo el medio pan, producto de estas políticas de ajuste salvaje, luchemos también para no perder el libro.
Clarisa Abaunza, fundadora y titular de la Biblioteca, pasó por el programa de radio “Cultura desde el Pie” que se emite todos los sábados de 13 a 15 por AM 1250, Estirpe Nacional y relató la actual situación que está pasando la institución virreypinense.
Clarisa Abaunza.
“Estamos atravesando una difícil situación de la Biblioteca después de 20 años de existencia, debido al marco general de la política económica en que está inmerso el país, pero en particular en nuestro caso, se ha complicado porque una institución de Virrey del Pino que nos apoyaba fuertemente, ha reducido en 70% su aporte, lo que nos generó una deuda de alrededor de 60 mil pesos por el alquiler del local. En las instituciones del tercer sector, quienes responden con sus bienes son los firmantes de ellas, y los vecinos que trabajan aquí lo hacen gratis para que la comunidad virreypinense acceda a los bienes culturales, pero no vamos a complicarles su vida con deudas de la institución, por eso hubo una amenaza de cierre definitivo en el mes de julio”
Apareció una pequeña luz…
“Por suerte ha aparecido en estos días una pequeña luz, ya que hemos tenido un encuentro con la CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares) que es el ente nacional que nos regula y con la Secretaria de Cultura de La Matanza que nos han prometido una ayuda próxima en el tiempo que nos va a permitir capear momentáneamente el temporal. Para ello tenemos que regularizar la personería jurídica y poder acceder a determinados subsidios que es una de las formas con que se mantienen las bibliotecas populares”.
La solidaridad no alcanza. Tiene que aparecer el Estado.
“A esto se le suma que los socios, ilustradores, autores, amigos, se han movilizado para darnos una mano. Algunos donando libros aportando dinero y también haciendo campaña en las redes para divulgar la situación y solicitar ayuda solidaria.
“Un gasto importante que tenemos es el alquiler que asciende a cerca de 20.000 pesos por mes, lo cual es mucho para una biblioteca popular, es nuestra espada de Damocles. Por lo tanto en lo inmediato hemos hecho unos bonos contribución de 100 pesos que se compran directamente o en forma virtual y se deposita en nuestra cuenta, también tenemos libros para vender que nos han donado autoras amigas como Silvia Schujer y Laura Roldán Devectach. También implementamos una campaña para ganar nuevos socios. Los comerciantes de la zona se han hecho socios beneficiarios para darnos una mano, es un aporte especial durante 3 meses a cambio de publicidad por parte de la biblioteca.
“Si bien esto ayuda, creemos que el Estado no tiene que estar ajeno, tiene que tener políticas culturales claras en beneficio de los ciudadanos, en especial de los lugares más alejados de los centros urbanos, en ese sentido estamos reclamando que se reglamente la Ley de Bibliotecas aprobada hace 3 años y medio en la provincia y aún no se reglamenta”.