
La directora de protección de derechos de la Secretaría de Mujeres, Políticas de Genero y Diversidades de La Matanza, habló con Diario NCO sobre las desigualdades de este impuesto profundiza.
Por Rocío Viveros
Rocioviveros14@gmail.com
El impuesto rosa o “Pink Tax”, es un impuesto al aumento en el costo de productos para el público femenino. Este concepto nació en Estados Unidos en 1992 por la Dirección de Asuntos del Consumidor, con el propósito de crear en conciencia de la diferencia injustificada que pagan las mujeres en algunos productos.
En junio de 2022, la senadora oficialista, Nora Giménez, presentó un proyecto de ley para promover y garantizar la equidad de género en los precios de los bienes de consumo y, así, evitar la discriminación económica basada en los géneros en aquellos productos de idéntica calidad y características comercializados, tanto, para el género masculino y femenino.
En los fundamentos de dicha ley se plante, que si bien, en América Latina no existen muchos estudios sobre los sobreprecios en los productos destinados a las femineidades, en otros países, sí. Por ello, citó un estudio realizado por el Departamento de Asuntos del Consumidor (DCA) de Nueva York en 2015, el Gender Pricing (precios de género) en donde se compararon alrededor de 800 productos con versiones masculinas y femeninas similares de más de 90 marcas.
Dicho estudio reveló que los productos para mujeres cuestan un 7% más que los productos similares para hombres, específicamente, un 7% para juguetes y accesorios, 4% para ropa infantil, 8% para ropa de adultos, 13% para productos de cuidado personal y un 8% para el cuidado de la salud de los ancianos y el hogar.
Para ahondar más en el tema, Diario NCO se comunicó con Cecilia Turquet, directora de Protección de Derechos, de la Secretaría de Mujeres, Políticas de Género y Diversidades del Municipio de La Matanza, a cargo de Liliana Hendel, que forma parte de un programa llamado “Justicia y GestiónMenstrual”, en el que uno de sus objetivos es desnaturalizar el impuesto rosa.

El llamado impuesto rosa
“El mercado, obviamente, utiliza estrategias de packaging, de porqué es más caro una maquinita que son exactamente iguales, solamente que una es de color rosa, y profundiza desigualdades simbólicas, desigualdades culturales, que son el caldo de cultivo del sistema patriarcal y del machismo, tal como lo conocemos, entendiendo que a nosotras lo que nos corresponde, lo que nos define es un color que se liga a lo suave, delicado, lo rosado”, explicó la entrevistada.
Además, continuó: “Todo lo que viene a profundizar un estereotipo de género. El impuesto rosa no solamente es un agregado al ibuprofeno, a las maquinitas, a las toallitas, a las cremas, a los shampues, a la cosmética, viene a profundizar esta desigualdad y a profundizar nociones sexistas, de que no puede ser lo mismo”.
Turquet sostuvo que “socaba la desigualdad porque es más caro para una población que tiene menor acceso al trabajo formal y un mayor acceso, en términos estadísticos, al trabajo, mal llamado, en negro, al trabajo informal. Mal llamado en negro, porque también hay cuestiones racistas en nuestra estructura social”.
“Son muchas cosas las que permiten que el impuesto rosa exista, se naturalice y sostenga, y son toda esa batería de mecanismos que emanan el sistema patriarcal, como represor y desigual que llevan a que se tan difícil visibilizarlo. No solo afecta al bolsillo, esto no impacta en el bolsillo solamente, impacta en la manera en que las femeneidades tenemos de habitar este mundo”, declaró la directora de protección de derechos.
También, afirmó: “El packaging rosa y el impuesto rosa están es todos los aspectos que hacen a lo que nos obliga, nos hacen sentir, nos hacen creer que eso nos define como mujeres, en la ropa, en las cirugías, en todo lo que nos obliga en ser flacas, jóvenes, peladas, calladitas, sumisas, todo eso tiene un costó”
Taller de Gestión Menstrual
Turquet aseguró que “trabajamos un poco la desnaturalización del impuesto rosa en los talleres de justicia y gestión menstrual. Hablamos de que el nombre del programa, el nombre que eligió Liliana Hedel, para el programa de justicia y gestión menstrual, tiene esta connotación de justicia porque entendemos que hay una desigualdad de fondo frente al hecho de menstruar que se liga directamente con el impuesto rosa”.
“El taller de gestión menstrual, que el programa se llama ‘Programa de Justicia y Gestión Menstrual’ esta funcionando en La Matanza, hace un poco más de un año y medio con entrega gratuitas de copas menstruales. La entrega de copas acompaña a un taller, de aproximadamente dos horas, donde la secretaria articula con organizaciones territoriales, organizaciones sociales, comedores, sociedades de fomento, todo tipo de organización comunitaria”, detalló la entrevistada.
A su vez, informó que “la secretaria articula con la organización territorial para llevar adelante el taller. Estamos saliendo entre dos o tres veces por semana y hablamos de todo. En principio comentamos esta noción de justicia frente al hecho desigual que tenemos que enfrentar para poder gestionar la menstruación”.
La directora aclaró: “En las redes sociales de la secretaria se publican las convocatorias abiertas. Tenemos de convocatorias abiertas y cerradas, las cerradas son las de las organizaciones sociales, que ellas mismas se encargan de la convocatoria, y también hacemos convocatorias abiertas con la entrega de copas para 560 personas en plazas, donde toda persona puede acercarse, no solo a retirar la copa, sino a tomar conciencia de la desigualdad ante el hecho de menstruar”.
La desigualdad, según lo expuesto por la entrevistada, se da en que menstruar es “caro”, por lo que argumentó que el 70% de la Asignación Universal por Hijo se invierte en productos menstruales. La convocatoria es abierta a todo el público y para todas las edades.
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