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Fiebre Amarilla: lo que se necesita saber de la enfermedad vectorial

Fiebre Amarilla: lo que se necesita saber de la enfermedad vectorial.

¿Qué es?, ¿Cómo se previene?, ¿Es necesario vacunarse?, ¿Cuáles son los síntomas? Estas son las preguntas más frecuentes que se hace la población.

La fiebre amarilla es un virus transmitido por un mosquito hematófago y que necesita de un intermediario para poder generar la infección en el ser humano. Dicha infección puede ser leve y hasta asintomática, pero también puede ser grave y requerir de un tratamiento médico específico.

“Existen dos tipos de mosquitos: aquel que es intermediario o vector en el ciclo selvático, donde los monos generalmente son los infectados y son picados por estos mosquitos, que luego atacan al ser humano y luego está el mosquito urbano que es el que está en la zona urbana que es el famoso Aedes Aegypti”, explicó la médica Sabrina Fortes, en diálogo exclusivo con Diario NCO.

Respecto a las manifestaciones de la fiebre amarilla, Fortes detalló que las mismas pueden ser muy variables: se puede manifestar en un síndrome gripal leve o en algo de más gravedad como una fiebre hemorrágica. El 85 por ciento de los afectados presentan síntomas leves y tienen un tratamiento limitado, en cambio, el 15 por ciento restante tiene manifestaciones severas.

“Si la manifestación no es grave, el paciente no tiene diagnóstico porque lo toma como un cuadro inespecífico con fiebre, febrícula, malestar. Los pacientes que tienen fiebre alta -persistente- y con síntomas de gravedad como falla renal, hepática, etc. Serán hospitalizados y en ese momento tendrán un tratamiento específico acorde al caso”, agregó.

¿Cómo se puede prevenir?

“La principal medida de prevención es la vacunación de las personas que viven en zonas epidémicas y/o de los viajeros que entran y salen de aquellas zonas peligrosas. La vacuna está indicada para las personas que tienen entre 1 y 60 años inclusive, por supuesto evitando a aquellos pacientes que tienen contraindicada la vacunación”, informó Fortes.

Si bien la vacuna es hasta los 60 años, la médica amplificó sus dichos y dejó en claro que, en caso de que una persona que supere esa edad viva en zona de riesgo o viaje a alguna zona afectada debe recurrir a su médico para que evalué la situación personal y cuales serían los riesgos y/o beneficios de vacunarse contra la fiebre amarilla.

Actualmente en La Matanza hay cuatro centros de vacunación: en Ciudad Evita pueden hacerlo en el Hospital Ballestrini, los días martes y jueves, en la localidad de González Catán el hospital Simplemente Evita también aplica dicha vacuna. En Isidro Casanova, se puede recurrir al hospital Diego Paroissien los días miércoles y viernes, y por último en San Justo, se encuentra el Vacunatorio Central y aplica la vacuna los días miércoles únicamente.

Uno de los hospitales que tiene mayor demanda es el Hospital Nacional Dr. Baldomero Sommer ubicado en General Rodríguez. Para poder acceder a la vacuna en dicha institución, es necesario sacar un turno on-line a través de Mi Argentina: el turno más próximo es el 13 de marzo ya que para antes, la agenda está completa. El Hospital Posadas también está colapsado pero no tanto como el Baldomero Sommer.

La vacunación no es la única medida de prevención -pero si es muy importante-. “Otra medida es el control del vector, es decir, eliminar lugares donde pueda crecer el mosquito, por ejemplo el agua. Evitar basureros y fumigar en los lugares que estén contaminados”, afirmó Fortes.

Luego de confirmar el diagnóstico de fiebre amarilla en un paciente, su aislamiento también es una forma preventiva ya que se sabe que el lugar en el que estuvo o en el que vive hay un vector y virus circulando por lo tanto puede afectar a otras personas que ingresen a dicho lugar.

“En estos casos se hace un control epidemiológico, se da alerta y se avisa a las autoridades de la salud pública que se detectó un caso de infección en determinada región. A partir de eso se empieza a trabajar tomando medidas de precaución y medición”, expresó.

Respecto a los niños las medidas de prevención son las mismas que en los adultos y el tratamiento en caso de ser diagnosticado va a variar de acuerdo a su gravedad. No hay un tratamiento ni medidas específicas dependiendo del rango de edad del niño afectado, si no que el recaudo y la cura que se le dé va a estar ligada al nivel de alcance del virus en el ser humano.

 

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