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“La adolescencia siempre fue una etapa conflictiva, pero hoy el aislamiento y las redes la vuelven más peligrosa”

Silvina Zicler. “La adolescencia siempre fue una etapa conflictiva".
Silvina Zicler. “La adolescencia siempre fue una etapa conflictiva”.

Silvina Zicler, psicóloga especializada en salud mental, analizó, para No te Duermas, programa de Radio Hexa, el incremento de los casos de intentos de suicidio en adolescentes y advirtió que el sistema de salud está desbordado, y a esto se le suma la necesidad de comunicación entre adultos, familias y escuelas para evitar que el sufrimiento silencioso se vuelva un riesgo.

Por Giuliana Salmonte Siciliano
Gmail: giulianasalmontesiciliano@gmail.com

En Argentina, según datos oficiales, se registra una muerte por suicidio adolescente por día. Solo en la Ciudad de Buenos Aires, durante el primer semestre del año, hubo cerca de seiscientos intentos e internaciones de niñas, niños y adolescentes por riesgo suicida. Un escenario que preocupa a los especialistas, quienes demuestran la falta de contención y el impacto de la vida digital como factores decisivos.

“Es un tema muy complejo”, comenzó diciendo Silvina Zicler, al mismo tiempo que explicó que la adolescencia siempre fue un momento crucial en la vida humana, una etapa de conflicto y búsqueda de identidad, pero que hoy la situación se agrava por las nuevas formas de vínculo. “Las redes sociales marcan la manera de vivir y relacionarse, no solo en los adolescentes sino también en los adultos. En las grandes ciudades eso potencia el aislamiento, y en una etapa donde el aislamiento es parte del proceso, el exceso se vuelve alarmante”, remarcó.

Asimismo, la psicóloga subrayó que el desafío radica en detectar cuándo el aislamiento deja de ser un rasgo esperable y se convierte en un síntoma de sufrimiento. “Cuando un chico o una chica no sale del cuarto durante días, cuando las respuestas se vuelven monosilábicas o hay un silencio persistente, ahí hay que estar atentos. Cada adolescente es un mundo y cada caso tiene su singularidad. Por eso la clínica con adolescentes demanda una enorme responsabilidad del profesional, que no solo trabaja con el paciente sino también con los padres, con la escuela, con todo su entorno”, señaló.

Del mismo modo, advirtió que el sistema de salud está desbordado, y no solo en lo que refiere a salud mental, sino que los recursos no alcanzan a pesar de que haya profesionales muy buenos tanto en el ámbito público como en el privado, pero el nivel de demanda es muy grande y muchos casos ni siquiera llegan a la consulta, no por falta de atención, sino porque los adolescentes o los adultos responsables no logran pedir ayuda.

En ese sentido, remarca que los cuadros más peligrosos son los que se desarrollan en silencio: “La niñez y la adolescencia tienen que ser ruidosas. Cuando un adolescente no molesta, algo está pasando. El silencio excesivo es un signo de alarma”. Además, agregó: “El problema de los adolescentes es responsabilidad de los adultos. Somos quienes debemos generar una plataforma de ayuda e intervención, preguntar y acompañar. Cuando hay cambios bruscos de conducta, encierro o agresividad, ahí debemos actuar. No se trata solo de esperar que hablen, sino de ofrecerles un espacio para hacerlo”.

Otro de los factores de riesgo que identifica es el consumo de alcohol y drogas en edades cada vez más tempranas, muchas veces invisibilizado por el entorno. “Los adolescentes pueden ocultar lo que hacen o sienten, pero el consumo es una forma de expresión del malestar. El problema es que muchas veces los adultos miran para otro lado”, manifestó.

La desconexión en tiempos de hiperconexión

En el cierre de su reflexión, Silvina Zicler se detuvo en un fenómeno que considera determinante para entender el malestar actual: la paradoja de la hiperconectividad y la soledad. “Hoy la comunicación humana está en crisis. Paradójicamente, vivimos más conectados que nunca y, sin embargo, más desconectados entre nosotros. Las redes ofrecen una ilusión de compañía, pero muchas veces reemplazan los vínculos reales”, sostuvo.

Según la psicóloga, esa pérdida del contacto humano directo afecta la empatía, la escucha y la posibilidad de construir lazos, teniendo en cuenta que hace 30 o 40 años se vivía distinto, con menos tecnología, pero con más diálogo cara a cara. Sin embargo, ahora todo es virtual, inmediato, y eso genera confusión para los adolescentes.

Para Silvina, el desafío es poner límites ya que, según su análisis, estamos viviendo tiempos violentos desde todo punto de vista, y consideró que hay que volver a enseñar a convivir, a hablar, a mirar al otro. “La prevención no pasa solo por el sistema de salud: empieza en casa, en la escuela y en cada espacio donde podamos escuchar antes de que el silencio se vuelva peligroso”, concluyó.

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