
Cada año se registran alrededor de 40 mil infartos agudos de miocardio en el país, con pacientes que comienzan a presentar la enfermedad en edades más tempranas.
Por Florencia Belén Mogno
En la Argentina, los infartos agudos de miocardio se mantienen como la principal causa de muerte, con un impacto que supera levemente la media mundial. La enfermedad cardiovascular no solo se manifiesta en adultos mayores: cada vez más personas jóvenes presentan factores de riesgo que contribuyen al desarrollo de eventos cardíacos severos.
El aumento de la incidencia en edades más tempranas plantea un desafío adicional para los sistemas de salud y la sociedad en general. La detección temprana, la educación sobre hábitos saludables y la atención médica oportuna se vuelven fundamentales para reducir la mortalidad y las secuelas asociadas a los infartos.
En ese sentido y de acuerdo con la información a la que tuvo la oportunidad de acceder Diario NCO, se presentó un informe acerca de la situación actual respecto de esta patología en poblaciones jóvenes y las medidas que pueden contribuir a prevenirla.
Factores de riesgo y población afectada
Además de la obesidad y la diabetes, otros factores de riesgo para los infartos incluyen la hipertensión arterial, la dislipidemia, el tabaquismo, el sedentarismo y la predisposición genética.
El doctor Juan Pablo Costabel, jefe de la Unidad Coronaria e Internación del ICBA Instituto Cardiovascular, explicó en el informe que “si bien factores como el estrés crónico, los trastornos del sueño o el descanso insuficiente no se consideran dentro de las señales de alerta tradicionales, no deben minimizarse, ya que favorecen la disfunción endotelial, hipertensión y procesos inflamatorios que potencian el riesgo cardiovascular global”.
En la Argentina se registran aproximadamente 40 mil infartos agudos de miocardio por año, a razón de más de 100 por día. La mortalidad cardiovascular total representa cerca del 30 por ciento de todas las muertes, una proporción levemente superior a la media mundial informada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En este punto, el doctor Costabel señaló en el estudio: “Esta elevada cifra de mortalidad se explica porque abarca la mortalidad intrahospitalaria, que ronda el 8 por ciento, y las muertes previas a la hospitalización y las posteriores al alta, vinculadas a reinfartos, arritmias, insuficiencia cardíaca y progresión de la aterosclerosis”.
El síntoma más frecuente de un infarto es la sensación de presión, opresión, ardor o dolor en el centro del pecho que puede irradiarse al brazo izquierdo, cuello, mandíbula, espalda o abdomen.
También pueden presentarse sudoración intensa, mareos, malestar estomacal o vómitos. Reconocer estos signos a tiempo es esencial, ya que una atención inmediata puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Prevención y controles médicos
Por su parte, el doctor Martín Fasan, indicó en el reporte que las personas con mayor riesgo son aquellas con factores de riesgo cardiovascular, que favorecen el depósito de placas de colesterol en las arterias coronarias.
“Los controles médicos son una herramienta clave para la prevención de estos eventos severos y las indicaciones varían de acuerdo con la edad y los antecedentes de cada paciente”, señaló, además de destacar la importancia de estudios como examen físico, perfil de lípidos y glucosa, electrocardiograma, ecocardiograma, ecografías vasculares, tomografía y pruebas de esfuerzo.
En ese aspecto, el informe indicó que se recomienda realizar estos controles al menos una vez al año, especialmente en pacientes con infarto previo o antecedentes familiares de enfermedad coronaria precoz.
En la población general, la evaluación del riesgo cardiovascular debería comenzar a los 40 años en varones y a los 50 en mujeres, considerando factores de riesgo adicionales que podrían adelantar los chequeos.
Más allá de los controles, el estudio subrayó que la prevención implica hábitos de vida saludables: actividad física regular, alimentación balanceada rica en frutas y verduras, reducción de carnes rojas y ultraprocesados, limitar el consumo de alcohol, no fumar y priorizar un buen descanso.
Respuesta rápida y formación en RCP
En tanto, uno de los grandes desafíos es asegurar una atención médica oportuna ante los infartos. Ante los primeros síntomas, el tiempo es determinante: acudir de inmediato a una guardia o activar el sistema de emergencias puede salvar vidas y reducir las secuelas.
La formación en reanimación cardiopulmonar (RCP) se presenta como una herramienta vital sobre lo cual el doctor Fasan sostuvo que, “una adecuada reanimación realizada a tiempo permite mantener la circulación de sangre y oxígeno al cerebro y al corazón, ganar tiempo hasta que llegue el equipo de emergencia e incrementar significativamente las chances de supervivencia”.
De esta manera, el estudio difundido expuso y remarcó que la combinación de prevención, controles médicos y preparación de la sociedad es central para disminuir el impacto de los infartos en Argentina.
Fuente fotografías: ICBA.
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