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Riyad Alhalabi, encargado de negocios de Palestina, “Gaza hoy está sumida bajo una descomunal catástrofe humanitaria”

Palestina. “Nuestra propuesta es clara, coherente".
Palestina. “Nuestra propuesta es clara, coherente”.

“La situación actual en la Franja de Gaza es de una gravedad extrema, sin precedentes en la historia contemporánea. Después de casi dos años de genocidio provocado por la ofensiva militar ininterrumpida del ejército de ocupación israelí, Gaza ha sido transformada en un territorio en ruinas, donde la vida cotidiana se ha vuelto una lucha desesperada por la supervivencia”.
El diplomático que representa al Estado de Palestina en la Argentina respondió a estas preguntas que nuestro medio le hizo llegar en forma escrita.

Pasaron 22 meses de la agresión israelí sobre la Franja de Gaza. ¿Puede decir brevemente cuál es la situación hoy?

“La situación actual en la Franja de Gaza es de una gravedad extrema, sin precedentes en la historia contemporánea. Después de casi dos años de genocidio provocado por la ofensiva militar ininterrumpida del ejército de ocupación israelí, Gaza ha sido transformada en un territorio en ruinas, donde la vida cotidiana se ha vuelto una lucha desesperada por la supervivencia.

Más del 80% de la infraestructura básica ha sido destruida o gravemente dañada, incluidos hospitales, escuelas, universidades, redes de agua potable y saneamiento, así como viviendas civiles. Los bombardeos indiscriminados han dejado decenas de miles de mártires y heridos, siendo las mujeres, los niños y las personas mayores las principales víctimas (cada 12 minutos hay un mártir en Gaza).

A esta tragedia se suma un asfixiante cerco a la llegada de la esperada ayuda humanitaria que bloquea e impide el ingreso de alimentos, medicinas, combustibles y otros insumos esenciales, sumado a la paralización y el colapso total del sistema de salud. Mientras que, en Gaza, quienes no mueren por bombas mueren de sed, hambre y falta de medicamentos, porque Israel utiliza el hambre como arma de guerra, en flagrante violación de todas las leyes y convenios internacionales y los más elementales derechos humanos.

En resumen, Gaza hoy está sumida bajo una descomunal catástrofe humanitaria prolijamente diseñada y ejecutada con la finalidad de forzar el exilio, otra Nakba o tal vez, la continuación de aquella realizada a sangre y fuego en 1948, de vaciar el enclave palestino de su población originaria y reemplazarla por colonias, tal cual está haciendo Israel en todo el territorio de la Ribera Occidental, incluída Jerusalén, donde los crímenes de guerra y de lesa humanidad también han pasado a ser tan cotidianos como ordinarios. Y lo más triste, todo esto acontece a la vista y paciencia de la mayor parte del mundo. La solidaridad discursiva ayuda, pero está lejos de ser suficiente; hace falta que la comunidad internacional actúe ya, asuma con decisión e impulsada por un marco legal vinculante, la aplicación de medidas coercitivas en contra del Estado de Israel para detener este genocidio, sancionarlo y llevarlo a una mesa de negociaciones, tanto como juzgar a quienes corresponda por crímenes de guerra en contra de la población civil palestina inerme”.

La política de usar el hambre como arma por parte del gobierno de Netanyahu ha levantado una condena global que incluso provocó contradicciones entre Trump, que habla de las “filas del hambre”, y Netanyahu, que lo niega.

¿Cree que esto podría ayudar a que se levante el bloqueo y acercar la posibilidad de un alto el fuego?

“La utilización del hambre como arma de guerra es un elemento histórico que ha adoptado diversas formas a lo largo de las distintas épocas. El asedio de castillos y fortalezas en la Edad Media para forzar la rendición de los defensores por hambre y sed, el envenenamiento de los acuíferas (con arsénico en el pasado, con uranio enriquecido en el presente como en 2008/2009 y en 2014 en Gaza), en el Gueto de Varsovia por los nazis contra los focos de resistencia judía y actualmente en Gaza, el hambre se ha utilizado como un arma destinada a doblegar cualquier atisbo de resistencia ante el agresor, y ello comporta una violación más que flagrante del derecho internacional humanitario. En Gaza hoy es, pues, la vía sistemática y deliberada de imponer condiciones inhumanas a toda una población, con el fin de quebrar su voluntad política y forzar el desplazamiento de sus habitantes.

Altamente documentado por las organizaciones internacionales y de Derechos Humanos, este crimen ha provocado una ola creciente de indignación en el mundo. Incluso aquellos que justificaron e hicieron oídos sordos a las acciones del gobierno israelí ahora están obligados a reconocer lo evidente: una política de castigo colectivo que ya no debe ser tolerada.

En este contexto destaca el reciente informe de Derechos Humanos de B’Tselem, sin duda la más importante organización de Derechos Humanos de Israel, titulado “Nuestro Genocidio”, que confirma que Israel está cometiendo genocidio sobre el pueblo palestino en la Franja de Gaza y en Cisjordania. El informe deja claro que el Estado de Israel ha definido una política de destrucción sistemática, desplazamiento, asedio y exterminio, realizando así los crímenes de lesa humanidad en curso.

Las recientes contradicciones entre figuras como Donald Trump y el Primer Ministro israelí -el genocida Netanyahu- evidencian factores de fractura en el campo político y, a la vez, un lento cambio en la percepción mundial. Aunque, todavía la presión diplomática necesaria no ha sido ejercida para hacer clamar el fin del bloqueo, cada declaración, cada informe, cada reconocimiento de lo que es la realidad en Gaza llevan a la ruina a la narrativa oficializada por Israel.

Desde Palestina, creemos que este es el momento de redoblar los esfuerzos para exigir con firmeza el levantamiento inmediato e incondicional del bloqueo, como primer paso hacia un alto el fuego sostenible. Solo con el cese del asedio, la apertura de corredores humanitarios permanentes y la rendición de cuentas ante los tribunales internacionales será posible iniciar un camino real hacia la justicia y la paz”.

El Parlamento israelí aprobó una moción no vinculante de anexar Palestina, a lo que se suman ministros del gobierno que piden constantemente la incorporación de facto a Israel del territorio de Cisjordania. ¿Qué consecuencias tienen estas declaraciones sobre los territorios palestinos?

“Un asunto preocupante que indica la naturaleza expansionista del actual gobierno israelí es la aprobación de una moción parlamentaria para la anexión formal de territorios palestinos y reiteradas declaraciones de ministros extremistas israelíes que piden la anexión completa de Cisjordania.

Lejos de ser simbólicas o retóricas, estas posiciones reflejan una política sistemática de reciente factura, combinando hechos sobre el terreno con sendas acciones, que concretamente se traducen en la acelerada expansión de colonias, expropiación de tierras, demolición de viviendas y fragmentación territorial; mientras que acciones legales y políticas son dispuestas para buscar la normalización de la anexión y presentarla casi como un “hecho natural”.

El daño para la sociedad palestina es inmenso: oculta más la ocupación, niega el derecho de autodeterminación y aumenta la violencia estructural contra nuestras comunidades. Además, esas acciones socavan cualquier esperanza real de una solución política basada en una coexistencia pacífica de dos Estados.

Desde el Estado de Palestina se advierte que esta política de anexión no solo es ilegal conforme a la ley internacional, sino que se constituye en una amenaza directa a su estabilidad regional e internacional. La comunidad internacional tiene, pues, un deber jurídico de no reconocer, de no asistir y de no colaborar con situaciones generadas por actos ilícitos como lo establece el derecho internacional consuetudinario y expresado de manera categórica en la Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU el 16 de diciembre de 2016, a pocas semanas de concluir el mandato del entonces Presidente, Barack Obama en los Estados Unidos de Norteamérica”.

¿Cuál es la propuesta del gobierno de Palestina para un alto el fuego y abrir un proceso de negociaciones para una solución final del conflicto?

“Nuestra propuesta es clara, coherente y basada en principios universales de justicia, legalidad y derechos humanos. El Estado de Palestina exige un alto al fuego inmediato, total y permanente que ponga fin a la agresión militar israelí contra nuestro pueblo. Sin embargo, no nos limitamos a exigir el cese de hostilidades; lo que planteamos es el inicio de un proceso político serio, con mediación internacional efectiva, que aborde las raíces estructurales del conflicto.

La solución debe basarse en el cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas, en particular las resoluciones 242 y 338, y en el establecimiento de un Estado palestino independiente y soberano sobre las fronteras existentes al 4 de junio de 1967, con Jerusalén Este como su capital. Igualmente, debe garantizarse el derecho al retorno de los refugiados palestinos, tal como lo establece la resolución 19.

Rechazamos categóricamente cualquier intento de imponer “soluciones económicas” o “realidades de seguridad” que ignoren nuestros derechos nacionales legítimos. Solo una solución política justa e integral puede ofrecer una paz verdadera y duradera.

En este contexto, saludamos la celebración de la Conferencia Internacional para la Solución Pacífica de la Cuestión Palestina, realizada la semana pasada en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, con la participación de más de 125 países. Esta conferencia reafirmó el consenso internacional sobre la necesidad urgente de implementar la solución de los dos Estados, conforme al derecho internacional y las resoluciones de la ONU, y representa un paso relevante hacia la reactivación de un proceso político creíble.

Para avanzar, necesitamos voluntad política internacional, sanciones efectivas ante las violaciones del derecho internacional, y garantías multilaterales que aseguren la implementación de cualquier acuerdo alcanzado. El pueblo palestino no busca venganza, sino justicia, libertad y dignidad. Y son esos principios los que nos llevarán a ejercer en plenitud nuestros inalienables derechos a la libre autodeterminación para beneficio de todo nuestro pueblo”.

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