
El autor de la célebre novela Electrónica, considerada como “la novela de una generación” y de Hágase usted mismo (Tusquets) recibió, en su estudio, al Diario NCO para dialogar sobre la situación laboral de los trabajadores de la palabra y sobre las iniciativas gremiales de La Unión de Escritoras y Escritores.
Por MATÍAS RODRÍGUEZ
NCO: ¿A qué se enfrenta un escritor, luego de haber encontrado una editorial que lo publique?
E.M: Se enfrenta a los malos hábitos de la industria editorial, que se financia sobre el trabajo mal pago de los autores. Por lo general si es tu primer libro lo más probable es que no te paguen nada. Vos les entregas tres, cinco años de trabajo o lo que te lleve escribir un libro. Luego de que te tienen tres meses para contestarte si te publican o no, te van a dar un contrato que yo llamo el “si pasa, pasa”.
Un contrato por diez años donde los derechos de traducción son de ellos, los derechos subsidiarios que sirven en el caso de que haya adaptaciones para películas u obras de teatro, también y no ves un mango. Por lo general a los autores primerizos no les dan ni el diez por ciento que se estila. Esto del diez por ciento del precio de tapa no es una ley, es algo que se hace desde siempre. En el caso de que tengas suerte y te den el diez por ciento, te lo dan a los seis meses. En el medio cobró la editorial, el imprentero, el diseñador, el librero, el periodista cultural, el que hace la logística, todos cobraron en tiempo y forma menos el autor.
Todos contra entrega. El diseñador hace la tapa y cobra su laburo, al único que le pagan a los seis meses es al autor. Otra cosa, ¿quién te dice cuanto vendiste? La editorial…y ¿qué te da la editorial como prueba?, nada un papelito que dice “vendiste tanto, te corresponde tanto”. En el fondo no tenés ni idea. Eso en el mejor de los casos, sino en otras ocasiones te pagan con ejemplares de tu propio libro. Después si querés los vendes. Es un gran negocio montado sobre textos que muchas veces les salen gratis y otras los pagan cuando y como quieren.
NCO: ¿Esta realidad fue siempre así para los escritores o hubo algún punto de quiebre?
E.M: No, fue siempre igual. Lo del diez por ciento, por ejemplo, viene de la época de cuando hacer libros era carísimo porque era todo artesanal. Entonces, era natural que cada parte del proceso de elaboración tuviera una parte importante porque llevaba mucho tiempo cada ejemplar. Eso con la producción industrial cambió, pero no para los autores. Ahora la librería se lleva un 40%, la editorial se lleva el 20%, la distribuidora se lleva el 30%, todos se llevan un porcentaje más grande que el autor. Ahora que hay Ebook que no hay precio de producción de cada ejemplar, algunas editoriales te ofrecen el 15% cuando mucho.
Se juega mucho con el ego del artista. Uno cuando está con su primer libro, firma cualquier cosa, lo que quiere es publicar, ser reconocido. Después te empezás a dar cuenta. Hay mucha confusión que viene inclusive de los mismos autores. Hay muchos autores que no se reivindican trabajadores. “Yo solo quiero que mi poesía se conozca”, he escuchado de algunos autores. Si la primera vez querés que tu poesía se conozca, pero cuando después ves que el editor se va de vacaciones con tu poesía, ahí te vas a dar cuenta que hay algo que no funciona.
Además, no es una cosa solo de los escritores noveles. Borges, vivía de dar conferencias, por ejemplo. Cortázar hasta los sesenta años siguió trabajando de traductor. Ni cuando salió Rayuela pudo vivir de escribir. Recién muchos años después pudo. El negocio editorial tiene una particularidad: si vos como editorial imprimís mil libros y vendes trescientos, empatas, quedas hecho. Si pasara que no vendes ni un solo ejemplar, lo rematas como papel para reciclar y también empatas. Los editores como mínimoempatan, pero a los autores rara vez se les paga, a pesar de que la mayoría de las veces se generen ganancias.
NCO:¿Cómo nació la Unión de Escritoras y Escritores?
E.M: Empezamos a juntarnos en el 2017 porque había una reunión de editoriales independientes y se hablaba del orgullo que representaba lo pujante de la industria editorial argentina. Un escritor hizo posteo al respecto, planteando que pasaba con nosotros, con los autores y varios de nosotros nos empezamos a encontrar. Primero definiendo que escribir es un trabajo y ese trabajo le da vida a una industria. Si los escritores no escribimos, no trabajan los correctores, los editores, los distribuidores, los libreros, etc. Se entiende.
Después empezamos a pensar un organismo estatal autárquico tipo el INCA, llamado el Instituto Nacional Del Libro. Este instituto conseguiría mejor precio del papel, mayor federalización del libro, conseguiría que de mínimo te tengan que pagar el diez por ciento por libro y otras cuestiones. Esto lo elaboramos como proyecto de ley y lo seguimos impulsando como bandera. Además, está la jubilación para escritores.
NCO: ¿Cuáles son las próximas acciones de La Unión de Escritores y Escritoras?
Vamos a estar en la Feria del Libro, presentando un tarifario. Esto es algo importante. Por ejemplo, a mí me piden un prólogo y no sé cuánto cobrar. Lo mismo una contratapa o una reseña. Nunca existió un tarifario en nuestro país, sería la primera vez. Los autores nuevos y de años pueden contactarse con las redes de La Unión de Escritores y Escritoras. En este momento es hora de afiliarse, no estamos cobrando (risas).
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