
Un día como hoy, pero del año 1816, el congreso constituyente declaró la independencia, sellando la ruptura con el orden colonial e instaurando un largo proceso de construcción de una nueva nación.
En un día de sol, 29 diputados firmantes, reunidos en el Congreso de Tucumán, terminaron formalmente la dependencia política de las Provincias Unidas del Río de la Plata con el Reino de España.
Por Sandra Oviedo*
En ese proceso participaron numerosas mujeres que fueron confinadas por los relatos tradicionales, aunque su lucha y colaboración constituyeron elementos sustanciales en favor de la causa de la independencia. Sin embargo, la sociedad patriarcal del 1800 no les permitió asumir ningún cargo oficial.
Fueron ayer, las mujeres indígenas y campesinas quienes pusieron el cuerpo en la lucha por la libertad, sosteniendo y cuidando las cosechas, oficiando de enfermeras y levantando la espada en el frente de batalla.
Manuela Pedraza, Martina Céspedes, Juana Azurduy, María Loreto Sánchez de Peón Frías, María Remedios Valle, Mariquita Sánchez de Thompson, entre tantas otras, fueron algunas de las mujeres que participaron de los procesos históricos de la Independencia. Visibilizar sus nombres es necesario para saber quiénes fueron, ya que también son parte de la construcción de la patria.
Sin embargo, el proyecto de nación independiente que surgió a comienzos del 1800 no concebía a las mujeres en términos de igualdad, a pesar de que muchas de ellas lucharon por la revolución. El resultado fue la invisibilización por parte del relato histórico oficial.
La primera línea de batalla, ayer y hoy
Hoy las mujeres seguimos dando pelea, para hacer frente a la pandemia, batallando en la primera línea, resolviendo las problemáticas cotidianas en las tareas de cuidado, revolviendo la olla en los comedores, sosteniendo la salud y la educación.
Por esto, es preciso recordar el valor de esas mujeres de ayer, para visibilizarlas, pero también para reconocernos en ellas y su lucha, para comprender y debatir que rol tenemos en nuestra lucha actual y cotidiana.
La independencia fue declarada y con esta se abrió un largo proceso histórico de autonomía cultural y política. Ayer y hoy la desigualdad se sostiene sobre la cultura patriarcal que atraviesa a toda la estructura de la sociedad.
En la actualidad, las mujeres seguimos el legado de una matria libre e independiente, luchando por situarnos en el centro de la escena política, para ocupar más espacios de decisión y poder.
Un camino que todas juntas transitamos para desfeminizar la pobreza y feminizar la política y así lograr una sociedad horizontal, donde el poder no se ejerza sobre otros, sino con otros, otras y otres.
*Sandra Oviedo es funcionaria del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, dirigente matancera, referenta provincial de Somos Barrios de Pie, concejala M.C. y docente.
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