Número de edición 8481
Opinión

LA PESADA HERENCIA CONTRAATACA

Ahora sí que la herencia recibida se le está tornando muy pesada al gobierno de Cambiemos. Parece ser que mucha gente está advirtiendo que el cambio anunciado  no consistía en mejorar lo logrado, como se había prometido, sino más bien, todo lo contrario. La resistencia a la brutal política neoliberal que se viene implementando desde el 10 de Diciembre de 2015 ha crecido exponencialmente a medida que el crédito otorgado al nuevo gobierno se fue diluyendo  como resultado de  medidas cada vez más agresivas para los sectores populares y que muy poco tienen que ver con las promesas electorales que le permitieron a la Alianza II ganar las elecciones. Que haya sido  por muy escaso margen es otra circunstancia  que parece haber sido tan olvidada por ellos como sus temerarias promesas.

Por Francisco Jorge Martínez Pería. Abogado

fjmartinezperia@gmail.com

 

Es más, el Gobierno actúa como si su mandato fuera vitalicio y no tuviera que revalidarlo próximamente, lo que genera cierta inquietud, sobre todo cuando se escucha a la Sra. Vice_Presidente  sostener, muy suelta de cuerpo, que se deberían suspender las elecciones legislativas por resultar muy conflictivas para el Poder Ejecutivo en ejercicio. Convengamos que no hace falta ser muy sagaz para adivinar el resultado de las próximas, en lo que a su espacio respecta, así que la mandataria no está haciendo otra cosa que abrir el paraguas antes de que diluvie y de paso ir transfiriéndole a la oposición y al acto comicial la culpa del desastre que vienen causando desde que se hicieron cargo del gobierno. Es ésta, por cierto, la costumbre habitual de los expertos en no hacerse cargo de nada y de repartir culpas a diestra y siniestra y preferentemente a la pesada herencia recibida, concepto éste nunca explicado y mucho menos respaldado por hechos y números concretos, sobre todo si se la compara con las que recibieron los mandatarios que sucedieron a los gobiernos radicales, integrados por muchos de los quejosos funcionarios del gobierno actual.

A todo esto, en que quedaron la “Pobreza Cero”, la “Revolución de la Alegría”, “El mejor equipo de los últimos cincuenta años”, el “Vamos todos juntos” y el “Si se puede”, sino en meros slogans del más burdo marketing electoral, sólo comparables con los harto conocidos y nunca cumplidos “Salariazo”, “Revolución Productiva”, “Lluvia de inversiones”, “Segundo semestre” y “Brotes verdes”.  No es  casualidad que la derecha neoliberal sólo  haya podido alcanzar el gobierno mediante golpes militares o engañando groseramente al Pueblo, prometiendo lo que sabían de antemano que no iban a cumplir. Pero  las mentiras tienen patas cortas, el período de gracia tarde  o temprano se agota y entonces prevalecen los resultados sobre cualquier otra consideración, por lo que es un contrasentido enorme esperar que el pueblo tolere impávido que se le recorten derechos ya conquistados y se le reduzca significativamente el nivel de vida alcanzado durante los gobiernos “populistas” que precedieron a la actual Ceocracia en el poder.  Eso es, sencillamente, menospreciar el nivel de conciencia ciudadano desarrollado durante esos años “malditos”, razón por la cual se los quiere borrar de la historia, como pretendieron hacerlo siempre los poderosos de este país con cualquier manifestación nacional y popular que amenazare su injustificada preeminencia.

Esa y no otra es la verdadera naturaleza y magnitud de la herencia recibida. Son esos derechos y conquistas populares la verdadera razón por la cual se demoniza y se persigue a quienes los promovieron u otorgaron, mientras en nuestra propia cara se confunden  cotidianamente negocios privados con públicos por sumas infinitamente superiores a las que tanto escándalo mediático provocaran antes, sin que los denunciadores seriales de ocasión y la cadena nacional de la infamia reaccionen con la misma virulencia que lo hacían en el pasado reciente.

El relato mediático por más homogéneo y monopólico que sea, choca diariamente con la durísima realidad que viven sectores de la población cada vez más extendidos,  que ya ni siquiera escuchan el perverso relato que propalan esos medios, porque están mucho más ocupados en sobrevivir y en recuperar algo de lo mucho que perdieron en poco más de un año que en seguir escuchando los cantos de sirena que los hicieron naufragar  cuando creían que estaban navegando hacia la prosperidad y la concordia del cambio prometido.

Si la resistencia popular hacia las políticas del gobierno ya es insoslayable, mucho más significativa, como prueba irrefutable de su estruendoso fracaso, es el nulo apoyo de las corporaciones que se suponían representadas por él, que en lugar de sostenerlo con inversiones y con prudencia en la toma de decisiones, no han hecho más que despedir trabajadores a troche y moche y aumentar constantemente los precios de sus productos, generando cada vez más desocupación e inflación, contribuyendo así a la desestabilización creciente del gobierno que los creía sus aliados. Y eso que éste no les habló al corazón sino a sus bolsillos. Es que, más allá de que la generosidad y el patriotismo no los caracterizaron nunca, su fino olfato les dice que la herencia recibida es mucho más pesada que lo denunciado, pero no por las falaces razones esgrimidas, sino por la profundidad de su calado en el pueblo, que pudo estar dispuesto a cambiar de piloto, pero no de rumbo, lo que en tiempos democráticos augura una colisión anunciada, de la que pretenden salir, como siempre, lo más indemnes posible.

Como será esto de evidente que hasta la dama de los almuerzos, quien no tiene empacho en reconocer lo mucho que trabajó para que fueran gobierno, ahora no disimula sus críticas a la actual gestión, lo que le ha valido un despiadado ataque de los trolls gubernamentales que la  han tildado nada menos que de montonera.

Es que, agotado ya el tiempo de las mentiras y las excusas, la pesada herencia contraataca.

 

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