Nora Adámoli
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Desde hace años, viene denunciando que la zona en la que vive se inunda y que los cimientos de las viviendas se ven severamente afectados por esta problemática. Su hija discapacitada no cuenta tampoco con la señalización para estacionamiento permitido. Hoy, luego de la gran lluvia que azotó al Conurbano y con su casa nuevamente llena de agua, solicitó que algún “responsable del sector hidráulico” se acerque para mostrarle los desmanes que ocurren cuando el clima no favorece.
“Estoy totalmente vulnerado y abatido. No se puede ir contra la desidia y las ganas de no hacer nada. Desde las 5 de la mañana que estoy tratando de limpiar. Jamás nos sucedió en 50 años que haya entrado tanta agua a mi casa. Siempre fue en el garage, algo en el quincho, pero no había entrado agua por la rejilla del baño o por la puerta de la cocina. Es de locos, siento una impotencia total”, explicó Juan Carlos Ferraioli a NCO. “De todos modos, al ver el desastre que hizo esta lluvia por todos lados, la saque re barata”, admitió.
En varias notas que le realizó este medio, el hombre mencionó que la calle Eduardo Costa se encuentra llena de pozos, pese a que personal del Municipio reparó el pavimento. “Si antes nos inundábamos, ahora nos ocurre más”, comentó indignado, como si fuese un presagio de lo que le sucedió en la madrugada de este martes.
“Todo lo que se hizo no sirvió para nada. Es más, tengo goteras en mi terraza y pasó el agua en la pieza de mi hija y en mi dormitorio, donde jamás había pasado”, comentó. Con respecto a la calle, destacó que “de buenas a primera llegó la Municipalidad y se puso a arreglar el pavimento sobre la calle Eduardo Costa al 300 que estaba destruido.
Se levantó toda la capa asfáltica y prepararon para hacer una nueva”. Sin embargo, la acción no resultó: “El problema es que en esos 100 metros hay desagües pluviales en mal estado y por eso se inunda”, señaló el vecino a fines del año pasado. “Es necesario que se acerque gente de Hidráulica, para hablar, para que le mostremos lo que estamos viviendo”, mencionó el hombre, a modo de súplica, en la actualidad.
En septiembre de 2011, los habitantes se ilusionaban pensando en que como en la zona no hay drenaje, por lo que “ante esta situación, se puede aprovechar para ampliar los mismos y obtener una mejora de la red pluvial. Aquí viene el del asfalto y dice que esto es una obra pública pero no tiene nada que ver con el de hidráulica y viceversa”.
Juan Carlos ya había reconocido que, a raíz de esta situación, “todo quedó muy desvalorizado por este lugar. Es más, inicié nuevos tramites en la Municipalidad por este tema y otros dos por estacionamiento indebido y por el cartel de discapacidad para mi auto, pero no recibí respuestas”.
Esto último lo pidió varias veces porque su hija necesita contar con el espacio que la ley le designa para poder ascender o descender de un vehículo. “Me dicen que hay que esperar. Sí, esperar que se caiga la casa o se inunde. Lo lamento, pero la prueba de Lomas del Mirador esta reprobada”, enfatizó anteriormente. Hoy, recalcó que el problema continúa y todavía no logró siquiera que se coloque el cartel que impide que cualquier vehículo se estacione, no permitiendo que la joven pueda subir al coche paterno o a un remis que la vaya a buscar a la puerta de su casa. “Me dicen que tengo que ir a hablar a otro lado”, señaló.
Pero todavía se puede ir más atrás: en 2010, NCO publicó la primera nota en la que Juan Carlos expresó toda su preocupación por el estado en el que se encuentra el barrio y contó que uno de los factores que provocan este inconveniente es la circulación continua de vehículos pesados, como es el caso de los colectivos, que generan cimbronazos en las viviendas, haciéndoles perder solidez. Este problema tampoco se solucionó y los vecinos siguen esperando.
“Entre Eva Perón y Eduardo Costa pusieron una terminal en cuatro lotes. Yo tengo 50 años y siempre viví en este lugar. Vi cómo hicieron el asfalto, el cual se hizo para soportar al tránsito liviano, nunca para el paso constante de colectivos”, destacó el hombre.
el voto es el elemento que nos da la democracia para dejar fuera de juego a los inoperantes