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Hidroponía, ciencia y soberanía alimentaria: un proyecto de la UNLaM y el INTA para fortalecer la producción local

Hidroponía, ciencia y soberanía alimentaria.
Hidroponía, ciencia y soberanía alimentaria.

La Universidad Nacional de La Matanza y el INTA avanzaron en una iniciativa conjunta para optimizar un prototipo hidropónico orientado a mejorar la sostenibilidad, la soberanía alimentaria y el acceso a alimentos de calidad.

Por Florencia Belén Mogno

La incorporación de nuevas tecnologías en la producción de alimentos representó, en los últimos años, una oportunidad estratégica para mejorar la seguridad alimentaria y reducir la dependencia de sistemas productivos sujetos a variaciones climáticas y ambientales.

En ese contexto, las técnicas de cultivo sin suelo adquirieron relevancia en distintas regiones del país, especialmente en aquellas con dificultades para sostener cosechas tradicionales debido al desgaste del suelo, el aumento de la temperatura o la escasez de agua.

En La Matanza, este tipo de iniciativas encontró una base sólida gracias al trabajo articulado entre la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) y distintos organismos dedicados a la innovación en sistemas productivos. Los aportes de equipos especializados permitieron adaptar tecnologías originalmente pensadas para escenarios adversos, como la Antártida, y convertirlas en dispositivos útiles para hogares, escuelas y proyectos comunitarios.

En ese sentido y de acuerdo con la información a la que accedió Diario NCO, la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNLaM y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) presentaron el proyecto “Optimización de un prototipo de producción hidropónica para la sostenibilidad y soberanía alimentaria”, una iniciativa seleccionada y aprobada por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y la Unión Europea.

El marco institucional y la fuente del proyecto

La propuesta planteó optimizar un prototipo diseñado originalmente para la comunidad antártica con el fin de producir vegetales en condiciones controladas mediante cultivo hidropónico a escala de agricultura familiar.

El trabajo estuvo dirigido por el doctor Martín Díaz y desarrollado por un equipo multidisciplinar de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNLaM. Además, la iniciativa estuvo articulada con el INTA Estación Experimental de Río Gallegos, bajo la coordinación del ingeniero Jorge Birgi.

De acuerdo con la información oficial, el objetivo general consistió en brindar a la sociedad la posibilidad de acceder, desde el cultivo local, a mejoras en la alimentación y en la disponibilidad de alimentos frescos.

Uno de los aspectos más destacados del proyecto fue la transformación de un contenedor antártico —utilizado históricamente para resguardar vegetales debido a la imposibilidad de cultivar al aire libre— en un dispositivo doméstico similar a un electrodoméstico.

Según el proyecto, este equipo permitiría a las familias practicar el autocultivo dentro de sus hogares y fortalecer la agricultura familiar mediante herramientas hidropónicas adaptadas a espacios reducidos.

Hidroponía, autonomía y acceso a alimentos frescos

El doctor Martín Díaz explicó en el documento que “la hidroponía es una técnica de cultivo que implica, principalmente, no usar tierra. Es decir, se utiliza un medio controlado que permite aislar el cultivo en algún tipo de recipiente o espacio, como una habitación”.

También se señaló que este sistema evitaba problemas asociados a la infertilidad del suelo, el cambio climático, el calor y la falta de agua, lo cual ampliaba sus posibilidades de implementación tanto en zonas urbanas como rurales.

El desarrollo presentado por la UNLaM y el INTA recogió la experiencia acumulada en entornos extremos, donde el cultivo al aire libre permaneció prohibido por las condiciones climáticas. Esa trayectoria permitió perfeccionar un modelo productivo adaptable a diferentes contextos territoriales, desde la Antártida hasta los centros urbanos del país.

De esta manera, el reporte indicó que la posibilidad de reconvertir un dispositivo de uso científico en una herramienta doméstica abrió un horizonte de soluciones accesibles para familias y comunidades.

La apuesta por sistemas hidropónicos como herramienta de soberanía alimentaria también habilitó una discusión más amplia acerca de la necesidad de fortalecer los medios de producción local.

Estos desarrollos permitieron, simultáneamente, responder a desafíos nutricionales, promover la autonomía de los hogares y brindar nuevas herramientas para el trabajo comunitario. La integración entre ciencia pública, innovación tecnológica y demandas territoriales consolidó un proyecto que articuló conocimiento y políticas orientadas a mejorar la calidad de vida.

Fuente fotografías: UNLaM.

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