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La Defensoría alertó sobre las nuevas estrategias de las tabacaleras para captar consumidores jóvenes

Empresas. Alertan sobre las nuevas estrategias de las tabacaleras
Empresas. Alertan sobre las nuevas estrategias de las tabacaleras

Según el documento al que accedió Diario NCO, se intensificó la preocupación por el avance de productos con nicotina que apuntaron especialmente a adolescentes y estudiantes secundarios.

Por Florencia Belén Mogno

En los últimos años, la expansión de dispositivos electrónicos con nicotina generó un cambio profundo en los modos de consumo, especialmente entre las poblaciones más jóvenes. Este fenómeno se consolidó a partir de tecnologías cada vez más accesibles y de estrategias de mercado que apuntaron a públicos que históricamente no se vinculaban con el tabaco.

En paralelo, diversos organismos de salud advirtieron sobre el impacto que estos productos tuvieron en la formación de nuevos hábitos. La presentación de los dispositivos en formatos atractivos, su comercialización en canales informales y la circulación de mensajes que minimizaron sus efectos en la salud fortalecieron un escenario propicio para el ingreso de adolescentes a rutinas de consumo.

Dentro de este contexto, la accesibilidad se transformó en un factor determinante. Las tecnologías asociadas al vapeo se difundieron con rapidez en redes sociales y plataformas de entretenimiento, lo cual amplificó el interés de públicos adolescentes.

De acuerdo con el documento al que accedió Diario NCO, elaborado por la Defensoría del Pueblo bonaerense, el crecimiento del consumo adolescente se vinculó directamente con tácticas comerciales que buscaron instalar nuevas formas de adicción.

Un cambio global en las estrategias de la industria

La industria tabacalera apostó a productos que combinaron diseños llamativos, sabores atractivos y dispositivos tecnológicos asociados al ocio juvenil. Esta transformación tuvo como objetivo reconfigurar la relación entre nicotina y consumo, distanciándola del imaginario tradicional del cigarrillo.

La investigación también señaló que las campañas de marketing implementadas por empresas del sector no se limitaron a publicidad directa. Por el contrario, se desplegaron acciones destinadas a influir en debates públicos, regulaciones y políticas sanitarias.

Este conjunto de maniobras creó un entorno favorable para la expansión de dispositivos electrónicos, incluso en países donde su venta estaba prohibida. El estudio enfatizó que estas prácticas se replicaron de manera sistemática en distintos mercados.

Otro punto destacado radicó en la construcción de discursos que apelaron a la libertad de elección y a la innovación tecnológica. Estos relatos suavizaron la comprensión de los riesgos y se difundieron mediante influencers, figuras públicas y estrategias de posicionamiento digital.

Datos que exponen la magnitud del problema

Según el documento consultado, el análisis internacional estimó que 37 millones de adolescentes de entre 13 y 15 años consumieron tabaco en el mundo. Esta cifra reflejó la profundidad de un fenómeno que superó las barreras culturales y las diferencias socioeconómicas, consolidando una problemática global.

En el caso argentino, los registros oficiales mostraron que el 18% de estudiantes secundarios de entre 13 y 15 años fumaron cigarrillos convencionales. Además, el 7,1% utilizó cigarrillos electrónicos, pese a que su comercialización estaba prohibida en el país.

En ese sentido, estos números revelaron una tendencia en ascenso y dejaron en evidencia que las medidas restrictivas no lograron impedir la circulación de estos dispositivos en el mercado informal.

La percepción del riesgo constituyó otro eje crítico del informe. Mientras un 41,8% de los jóvenes creyó que el cigarrillo electrónico resultaba menos dañino que el común, un 7,3% lo consideró más perjudicial y casi el 40% manifestó desconocimiento. Esta baja percepción del riesgo facilitó la experimentación temprana y alimentó la vulnerabilidad frente a estrategias de promoción encubiertas.

Regulación pendiente y advertencias institucionales

En sintonía, el informe remarcó que la industria apuntó a los adolescentes mediante la promesa de una misma nicotina en un “envase distinto”. Las advertencias institucionales destacaron que, aunque estos dispositivos estaban prohibidos en Argentina, su uso avanzó de manera sostenida entre jóvenes no fumadores. Esta tendencia, de no revertirse, replicaría escenarios observados en países donde el vapeo triplicó al consumo de cigarrillos convencionales.

El estudio también expresó preocupación por la posición de Argentina en el tablero internacional. El país se encontraba entre los cinco Estados del mundo que no habían adherido al Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud. La falta de adhesión dejó a Argentina expuesta frente a la interferencia de las empresas tabacaleras y debilitó las herramientas de prevención.

El análisis subrayó que la ausencia de esta ratificación generó un vacío estratégico para las políticas públicas. El Convenio Marco brindaba mecanismos de cooperación internacional, recursos de control y medidas que fortalecían la protección de los adolescentes frente a prácticas comerciales agresivas.

La necesidad de políticas claras

Los especialistas consultados para el documento al que accedió Diario NCO coincidieron en que el avance del tabaco y la nicotina en formatos no tradicionales exigió una actualización urgente de la legislación vigente.
Las transformaciones tecnológicas y la velocidad con la que se difundieron los dispositivos electrónicos superaron los mecanismos actuales de regulación y control. Esto configuró un terreno permeable al ingreso de productos que afectaron directamente a las poblaciones más jóvenes.

Además, las dinámicas del mercado ilegal amplificaron la problemática. La disponibilidad de dispositivos en redes sociales, plataformas de comercio informal o puntos de venta no regulados redujo la capacidad estatal de actuar con eficacia.

La carencia de controles suficientes facilitó que los productos llegaran a adolescentes sin información adecuada sobre sus consecuencias. Frente a esta situación, el informe enfatizó la urgencia de fortalecer las políticas de prevención.

Por último, el documento planteó que la educación resultó un componente central para revertir la tendencia. La construcción de conciencia sobre los daños asociados al vapeo y el consumo de nicotina debía integrarse en los programas escolares y comunitarios. La advertencia institucional apuntó a generar condiciones que protejan a las nuevas generaciones y que limiten el avance de estrategias diseñadas para instalar adicciones de largo plazo.
Fuente fotografías: redes sociales.

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