Número de edición : 8931

Espectáculos

“Tres tiempos”: una exploración cinematográfica sobre los vínculos maternos y la herencia emocional

La película contó con un recorrido por festivales internacionales.
La película contó con un recorrido por festivales internacionales.

La ópera prima de Marlene Grinberg se prepara para su estreno en diciembre, con una propuesta que indaga en las relaciones intergeneracionales y en la potencia expresiva del movimiento.

Por Florencia Belén Mogno

El cine argentino mantuvo una larga tradición de abordar los vínculos familiares desde perspectivas que oscilaron entre el realismo, la metáfora y la introspección. En ese camino, distintas obras recientes retomaron la pregunta por las maternidades, las identidades y los modos en que el pasado permaneció latente en gestos cotidianos o silencios arrastrados.

Estas búsquedas estéticas hicieron foco en la intimidad como espacio privilegiado para representar los roles dentro de las historias familiares y los modos de habitar el cuerpo. Dentro de ese panorama, un conjunto de nuevas producciones apostó por un lenguaje visual más sensorial, con el silencio, la corporalidad y la presencia del paisaje como componentes dramáticos principales.

En los últimos años, también creció el interés por narrativas que sitúan sus conflictos en espacios geográficos que habilitan otro tipo de sensibilidad. El sur argentino, por ejemplo, ofreció un escenario fértil para ficciones que indagaron en memorias heredadas y tensiones que atravesaron a mujeres de distintas generaciones..

En ese marco se presenta Tres tiempos, la ópera prima de la directora argentina Marlene Grinberg. Este film llegará a los cines el próximo 11 de diciembre luego de obtener una mención especial del jurado en el 40° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y se muestra como una propuesta que combina intimidad, danza y herencia emocional situada en el paisaje patagónico.

Una obra marcada por la danza, el paisaje y la herencia emocional

En cuanto a las características del film, cabe destacar que la realizadora sostuvo una búsqueda estética que conjugó lo simbólico con lo corporal para indagar en tres generaciones de mujeres unidas por silencios, tensiones y redefiniciones del rol materno.

Grinberg explicó en el material brindado a este medio que le interesó explorar “el límite de ‘lo real’, donde los roles se desdibujan, el pasado irrumpe en el presente y las ausencias se vuelven presencias”.

Desde esa perspectiva, definió “El otro lado del espejo” como un espacio simbólico desde el cual se resignificaron vínculos, mandatos y lugares comunes. De esta manera, el universo de Tres tiempos se configura en clave de cuento y así los personajes emergen desde arquetipos familiares para luego romperlos, cuestionarlos y habitarlos desde una voz propia. Este enfoque permitió que la obra construyera una atmósfera íntima, atravesada por silencios significativos y por la potencia narrativa del movimiento.

Danza y vínculos generacionales como ejes del relato

La sinopsis del film sitúa la historia en una casa entre montañas, frente a un lago, donde convivieron Emma y su nieta adolescente Alicia. La relación, marcada por la pasión por la danza y por un vínculo de crianza que roza lo controlador, se ve alterada por la llegada sorpresiva de Bárbara, madre de Alicia e hija de Emma.

En ese aspecto, la convivencia provoca tensiones, deseos como así también secretos que emergen de manera gradual, hasta que los roles de las tres mujeres comienzan a intercambiarse y resignificarse.

Este núcleo dramático se fortalece gracias al trabajo actoral de Mara Bestelli, Florencia Dyszel, Violeta Postolski y Fernado Contigiani, quienes dan vida a personajes situados entre la intimidad personal y el peso de las expectativas familiares.

Lenguaje visual, recorrido y expectativas de estreno

La propuesta visual y sonora configuró otro de los pilares del film. El trabajo de fotografía de Mariano Suárez y el diseño de arte de Marina Raggio delinearon un lenguaje visual que se apoyó en la sutileza y en la capacidad expresiva del paisaje patagónico.

Asimismo, la coreógrafa Diana Szeinblum aportó una mirada que integró el movimiento dentro del relato, mientras que la música original de Guillermina Etkin subrayó la atmósfera introspectiva que acompañó el desarrollo de los personajes.

Por otra parte, también cabe destacar el montaje de Natacha Valerga y el diseño sonoro de Federico Moreira completaron un enfoque donde cada elemento técnico reforzó el carácter íntimo del film.

La película contó con un importante recorrido por festivales internacionales y procesos de desarrollo en laboratorios cinematográficos. Además de su distinción en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata dentro de la Competencia Argentina, formó parte del 54° Festival Internacional Molodist en Ucrania y del 40° Festival Iberoamericano de Trieste en Italia.

También integró la selección del 13° Festival Internacional Rizoma en España y pasó por instancias como Labex WIP Argentina —donde obtuvo el primer premio—, First Cut Lab Trieste, Bal Lab de Biarritz, el taller de guión de la EICTV en Cuba, el Lab Guión de Colombia y el Patagonia Film Lab Argentina, donde volvió a recibir un reconocimiento principal.

En paralelo ya se anunció el estreno del film para el 11 de diciembre lo cual marca el nterés que generó la película en su paso por festivales y consolidó las expectativas sobre una obra que busca reimaginar los vínculos materno-filiales desde una sensibilidad estética que prioriza la danza, los silencios y la potencia simbólica del espejo como metáfora generacional.

Fuente fotografías: prensa Tres Tiempos.

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