
Investigadores del CONICET identificaron mutaciones genéticas en estos insectos domésticos recolectadoss en granjas bonaerenses que las vuelven inmunes a insecticidas piretroides.
Por Florencia Belén Mogno
Durante décadas, el control químico fue la herramienta principal para combatir las poblaciones de moscas domésticas en las granjas avícolas de Argentina. En un contexto donde estos insectos son transmisores de múltiples enfermedades que afectan tanto a los animales como a los trabajadores rurales, los productores recurrieron de manera constante a insecticidas de alta potencia.
Sin embargo, el uso intensivo y prolongado de estas sustancias comenzó a generar un problema silencioso: la aparición de resistencia biológica que reduce drásticamente su efectividad.
La mosca doméstica (Musca domestica) constituye una de las plagas más persistentes en ambientes agropecuarios. Además de afectar la producción, representa un riesgo sanitario considerable al actuar como vector de virus, bacterias y parásitos.
En ese sentido y de acuerdo con la información a la que pudo acceder Diario NCO, investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) explicaron los resultados de un estudio reciente que detectó mutaciones genéticas responsables de la resistencia a insecticidas en moscas domésticas recolectadas en granjas avícolas de la provincia de Buenos Aires.
Hallazgo en el país y aporte científico
El trabajo, publicado en la revista científica Journal of Economic Entomology, marcó un hito al identificar por primera vez en el país variantes genéticas específicas —conocidas como kdr, kdr-his y super-kdr— que explican el fracaso de los tratamientos químicos tradicionales.
Ariel Toloza, director del estudio e investigador del CONICET en el Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas, señaló en el informe que “la base de la problemática se centró en que se utilizaron durante mucho tiempo insecticidas piretroides como herramientas de control químico”.
En esa línea, el especialista agregó en el estudio que “con el progresivo aumento de las dosis, lo que derivó en una selección de individuos con características genéticas para sobrevivir a los mismos. Como resultado, los controles dejaron de ser efectivos”.
El equipo argentino comprobó que el 87 por ciento de las moscas analizadas en tres granjas bonaerenses presentaba al menos una de las mutaciones detectadas. Este dato revela la magnitud del fenómeno y la urgencia de implementar medidas alternativas para evitar la proliferación de poblaciones resistentes que comprometan la productividad del sector avícola.
Riesgo sanitario y transmisión de enfermedades
En sintonía, Romina Piccinali, coautora del trabajo e investigadora del CONICET en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (IEGEBA, CONICET-UBA), explicó en el informe que “previamente teníamos solamente la información toxicológica, y ahora, gracias a los análisis genéticos efectuados, pudimos conocer la principal causa que explica por qué las moscas son resistentes a los insecticidas piretroides”.
En concordancia, la investigación indicó y destacó que el hallazgo permitió establecer un vínculo directo entre las mutaciones y la supervivencia frente a productos químicos que antes resultaban letales.
Por su parte, el investigador Gonzalo Roca-Acevedo, también integrante del CIPEIN, recordó que la mosca doméstica “es un vector mecánico y biológico de enfermedades capaz de transmitir virus, bacterias, hongos y helmintos tanto a animales como a seres humanos”.
Al respecto, añadió que entre las afecciones más importantes en salud humana se encuentran “el cólera, la hepatitis, la Salmonella, bacterias como estreptococos hemolíticos, tuberculosis y lepra”.
El especialista subrayó además que “recientemente se ha demostrado que también puede transmitir el virus del SARS-CoV-2 (Covid-19) ya que al posarse en superficies contaminadas puede transportar mecánicamente el virus a otra superficie”.
Nuevas estrategias y desafíos de control
Ante el escenario descrito previamente, los investigadores recomendaron abandonar el uso exclusivo de insecticidas piretroides y avanzar hacia programas integrales de manejo de plagas.
En este punto, el estudio señaló que “el siguiente paso es interrumpir el uso de insecticidas piretroides y aplicar un programa de manejo integrado de plagas (MIP) que incluya un abordaje integral empleando diversas herramientas de control tales como la remoción mecánica del guano, el uso de controladores biológicos (parasitoides), trampas de captura masiva de moscas adultas e insecticidas no piretroides”.
“Los resultados del trabajo podrían ser la base de un programa de monitoreo para establecimientos avícolas con el fin de detectar mutaciones genéticas de resistencia a piretroides en moscas domésticas de manera temprana, rápida y con métodos económicos”, destacó la investigación.
El estudio, que también contó con la participación de la investigadora Viviana Paredes del Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, abre una línea de trabajo que combina investigación básica y aplicada.
A partir de estos resultados, el desafío será transformar el conocimiento científico en políticas de control sostenibles que reduzcan el impacto ambiental y garanticen la sanidad en las granjas argentinas.
Fuente fotografías: Conicet.
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