
En dialogó con Radio Hexa, Marcelo Fernández, Presidente de la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), analizó la situación crítica que atraviesan las pequeñas y medianas empresas en el actual contexto económico. Entre otras cosas, el dirigente remarcó la necesidad de proteger la industria nacional frente a la apertura indiscriminada de importaciones y reclamó políticas concretas para sostener el empleo y el consumo interno.
Por Giuliana Salmonte Siciliano
Gmail: giulianasalmontesiciliano@gmail.com
El titular de CGERA, las entidades más representativas del sector industrial, contó el panorama sobre la realidad que enfrentan las pymes argentinas: “Hoy tenemos más de la mitad de las máquinas sin producir, pérdida de empleo y más cierres que aperturas de empresas”. Según detalló, los números oficiales confirman una caída del consumo superior al 50 por ciento y una capacidad instalada en torno al 53.
Marcelo, que tiene más de 25 años de trayectoria gremial empresaria, recordó su vínculo con La Matanza y el trabajo con dirigentes locales para fortalecer la producción. Desde esa experiencia, remarcó que la crisis actual afecta directamente a los distritos industriales del conurbano. “Si a ellos les va mal, a nosotros también”, señaló.
El empresario cuestionó la orientación del Ejecutivo, que, según explicó, prioriza la apertura de importaciones en detrimento del mercado interno. “El presidente cree que no es dramático que una empresa quiebre, pero eso no forma parte de nuestra historia. Nosotros defendemos el pleno empleo y la distribución del ingreso porque ahí está la base de una economía sólida”, afirmó.
Desde la entidad que lleva adelante, el dirigente reconoció que existe diálogo con las autoridades, aunque sin avances reales ya que si el propio secretario de Pymes admite que en 2024 se cerraron 66 mil empresas y solo abrieron 53 mil, la cuenta es muy clara: trece mil pymes menos en un año, analizó a grandes rasgos.
Para el dirigente, la eliminación de controles aduaneros y la denominada “facilitación de importaciones” constituyen un golpe directo al entramado productivo nacional. “Nunca estuvimos cerrados. Hablar de apertura indiscriminada es una mentira. Lo que necesitamos son controles, licencias automáticas, defensa de la industria nacional. Si no hay eso, no hay país”, remarcó.
También cuestionó la idea de que consumir productos importados más baratos beneficie al ciudadano común porque, para ellos, comprar barato le sale caro al país, porque genera trabajo y riqueza afuera y lo que se tiene que hacer es producir acá, con trabajadores locales y así brindar precios competitivos.
El titular de CGERA consideró que el discurso oficial pretende simplificar un problema estructural, mientras se desatiende el daño que provoca en la base productiva. “¿Por qué no hablamos de funcionarios más baratos y legisladores más baratos? Parece que solo se toca al empresario, al trabajador y al comerciante”, ironizó.
No obstante, advirtió que el debate por la reforma laboral e impositiva no puede seguir limitado a los títulos, es decir, hace treinta años que se escucha hablar de esto y es hora de sentarse en serio, dejar de especular y resolver los problemas estructurales.
La Matanza, motor industrial y símbolo de resistencia
A lo largo de su trayectoria, Marcelo Fernández mantuvo una estrecha relación con el sector productivo matancero. Desde su impulso para declarar al distrito como capital nacional del calzado durante la intendencia de Alberto Balestrini, el empresario reconoce en la zona un núcleo estratégico del desarrollo pyme.
En ese sentido, destacó el trabajo conjunto con la actual secretaria de Producción, Débora Giorgi, y su preocupación por la caída de la actividad en fábricas locales. “La Matanza es el corazón de la industria bonaerense. Si ese corazón se apaga, se resiente todo el país”, expresó.
Su mirada apunta a la necesidad de políticas específicas para sostener el empleo en los parques industriales del distrito y reactivar el consumo interno que dinamiza a las pequeñas empresas.
La deuda pendiente de los sindicatos con el sector pyme
Además, el presidente habló del rol de las centrales obreras frente al deterioro del empleo industrial. En este caso, fue prudente, pero dejó entrever una crítica. Desde CGERA, consideran que los trabajadores y los empresarios nacionales son parte de un mismo entramado productivo. Entonces, si caen las pymes, cae el empleo.
En este contexto, el titular de la confederación llamó a reconstruir una alianza social entre el movimiento obrero y las pequeñas y medianas empresas, basada en la defensa del trabajo argentino y la recuperación del poder adquisitivo como condición indispensable para cualquier reactivación económica.
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