
La propuesta, diseñada por la Universidad Nacional de Lanús, se implementará en once instituciones de educación superior con el objetivo de promover un enfoque interdisciplinario y con perspectiva de derechos para el abordaje de las problemáticas en salud mental.
En los últimos años, la salud mental se instaló en la agenda pública como uno de los grandes desafíos sanitarios y sociales de la Argentina. Las consecuencias de la pandemia, el aumento de los casos de ansiedad y depresión y las demandas de los colectivos de usuarios y familiares visibilizaron la urgencia de un sistema que brinde respuestas integrales y accesibles.
La transición del modelo manicomial hacia un paradigma comunitario, exige profesionales capacitados para pensar el padecimiento psíquico desde una perspectiva interdisciplinaria, respetuosa de los derechos humanos y orientada a la inclusión social. Para alcanzar este objetivo, la formación académica resulta un pilar clave.
En este contexto, las universidades públicas asumieron un rol protagónico: no solo producen conocimiento, sino que también generan espacios de cuidado y prevención. La articulación entre el sistema de educación superior, los ministerios de Salud y Educación y las organizaciones de la sociedad civil es fundamental para construir políticas sostenidas en el tiempo.
Bajo este escenario y de acuerdo con la información a la que tuvo la oportunidad de acceder Diario NCO, la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) oficializó un proyecto académico innovador: la Diplomatura en Salud Mental Comunitaria, que será dictada en once universidades públicas del país y en una de gestión provincial.
La propuesta de la UNLa
La iniciativa fue diseñada por el equipo de la Carrera de Especialización en Salud Mental Comunitaria de la UNLa, y tiene como propósito principal instalar una mirada federal y transversal en la formación de profesionales.
Las casas de estudio que se sumaron a esta primera cohorte son: la propia UNLa, la Universidad de Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata, Rosario, Entre Ríos, Misiones, Tucumán, Córdoba, Río Negro y Chubut.
Mientras tanto, el material facilitado a este medio señaló que el diseño curricular propone un abordaje interdisciplinario y promueve la construcción de redes de intercambio entre estudiantes, docentes y equipos de salud.
Desde la dirección de la carrera de la UNLa explicaron que el proyecto comenzó a gestarse hace dos años y medio y que su concreción fue posible gracias a la creación de una Red Interuniversitaria en Salud Mental, que asegura un alcance federal y una implementación coordinada en todo el país.
Especificaciones del trabajo y articulación institucional
La diplomatura se estructura en tres ejes centrales: creación de espacios de escucha en las universidades, elaboración de material de apoyo para promover el rol de la escuela como ámbito de cuidado y protección de derechos, y formación de docentes para el abordaje temprano de problemáticas de salud mental.
Además, el programa también contempla la capacitación de los equipos de gestión de Bienestar Universitario para que puedan generar dispositivos de primera escucha y derivación oportuna.
En esa línea, experiencias como las consejerías en salud y género de la UNA o el espacio “Sociales Escucha” en la UBA fueron consideradas como ejemplos de buenas prácticas que pueden replicarse y fortalecerse.
Según expuso el informe difundido “la propuesta se alinea con el cumplimiento de la Ley Nacional de Salud Mental, que establece la obligación de que las universidades adapten la formación profesional a los principios y dispositivos previstos por la normativa. Con esta diplomatura, se busca dar un paso concreto hacia ese objetivo”.
Hacia un cambio de paradigma en salud mental
La iniciativa representa un avance significativo para el sistema de salud pública, ya que impulsa la transición hacia un modelo comunitario de atención. Este enfoque reconoce al padecimiento mental como parte de la vida cotidiana y promueve intervenciones que prioricen la autonomía de las personas, el trabajo territorial y la integración de los equipos interdisciplinarios.
De esta manera, la diplomatura no solo fortalece la formación de los futuros profesionales, sino que también potencia la capacidad de respuesta de las universidades frente a problemáticas sociales complejas. Su carácter federal garantiza que el acceso a este conocimiento no quede limitado a las grandes ciudades, sino que llegue a distintas regiones del país.
Finalmente, el proyecto se posiciona como una herramienta estratégica para consolidar el cumplimiento de la Ley de Salud Mental y transformar los modelos de gestión y atención. La articulación entre educación, salud y comunidad aparece como el camino más sólido para garantizar el derecho a la salud mental de toda la población.
Fuente fotografías: UNLa.
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